Capi 11

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¿Qué tan raro es golpear a tu padre frente a tu amor platónico? Peor aún, darle un golpe asertivo en la barbilla con la intención de silenciarlo

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¿Qué tan raro es golpear a tu padre frente a tu amor platónico? Peor aún, darle un golpe asertivo en la barbilla con la intención de silenciarlo.

Ese es el caso de Tweek, que era observando con sorpresa por el azabache y su madre que estaban frente de él.

—¡Gah!—Sus vellos se levantaron al observar lo que había hecho. Su padre cayó al suelo y no se levantó después de eso.—¡M-Mierda!

Helen Tweak corrió hacia donde se encontraba su esposo y empezó a palmear su cara en un intento de devolverle la conciencia. Tweek miraba a sus padres mientras jalaba de sus cabellos y gritaba "¡Maté a mi padre!" una y otra vez. El azabache los miraba como si fueran criaturas de otro universo emitiendo algún lenguaje que él no entendía.

—Gracias por los servicios, es tarde y debo irme a mi casa.—Dijo levantándose de la silla.

Tweek dejó de agonizar para mirar al chico que se despedía, y con los ojos llorosos le preguntó:

—¿T-te vas ya?—Empezó a sorber de su nariz con vergüenza. Esta vez tuvo que admitir que lo había arruinado de una manera abismal.

—Si, fue una buena noche.

El azabache metió sus manos a las bolsas del pantalón con incomodidad. Tweek lo miraba con esperanzas de que no se vaya mientras temblaba en su sitio, y a su madre parecía afectarle más el hecho de que su hijo llorara a tener noqueado a su esposo.

—Eh... ¿Quieres salir?

—¡¿En serio?!—Sus ojos brillaron.

Craig solo asintió con la cabeza poco convencido. Entonces Tweek caminó apresurado a su lado manteniendo la cabeza baja en vergüenza. Antes de salir, Tweek le dio una mirada cómplice a su madre, que sonrió orgullosa de su hijo.

Entre su pasada rápida por los establecimientos de la calle, hubo uno que llamó especialmente la atención de Tweek, una sala de juegos que promocionaba su nueva atracción, se trataba de tiro con bate.

—C-Craig.—Le llamó deteniendo su caminata. Craig le imitó y giró a verle.—¡Mira!

—¿Quieres jugar?—Dijo levantando la ceja.

—Ah... ¡Claro!—Señaló intentando no escupir su corazón por la boca.

El azabache afirmó con la cabeza y se dirigió dentro del lugar seguido por Tweek. Apenas entró, Tweek miró cada máquina de juego que rodeaba el lugar. Las luces fluorescentes y la música de videojuegos llenaban el ambiente, acompañadas de risas, pláticas y gritos emocionados. No pudo evitar sonreír al entender en qué situación se encontraba: Aún seguía en una cita con el chico de sus sueños. Una vez ya cumplida la primera fase de su plan, debía proceder a la segunda, que era disfrutar de una buena vista de Craig lanzando con un bate.

Su cabeza comenzó a moverse en busca del nuevo juego hasta que lo encontró. Emocionado, tomó al azabache de la camisa.

—Craig, ese juego.—Soltó sobre el ruido de la sala.

Sonríeme a MiWhere stories live. Discover now