Capi 26

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¿Qué tan raro es ver que tu pareja intente explicar algo que es inexplicable? Más aún cuando ni siquiera él entiende que es lo que está pasando

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¿Qué tan raro es ver que tu pareja intente explicar algo que es inexplicable? Más aún cuando ni siquiera él entiende que es lo que está pasando.

Ese es el caso de Craig, pues Tweek pareciera que estaba a punto de explotar al intentar aclararle que no estaba pasando nada entre él y Kenneth.

Pero en cambio, a pesar de que Tweek estaba temblando, intentando convencer a Craig su punto de la historia, él no hacia gesto alguno. Por eso mismo Tweek no podía tranquilizarse en lo absoluto.

Lo estaba mirando como nunca antes lo hizo, sus ojos fríos no transmitían comprensión o empatía. Solo lo miraban fijamente, pareciendo que en cualquier momento saldría del salón donde estaban para volver hacia Kenny.

-¿Craig? -se atrevió a preguntar.

Mientras él desviaba su mirada del chico frente a él para centrarla hacia la ventana.

-Da igual-. Dijo, levantando los hombros para restarle importancia.

-¿De-de verdad?

Tweek ladeó la cabeza con suavidad. Le estaba costando más de lo que imaginó el entender al azabache. Más aún, porque él nunca le decía nada.

En un inicio podía manejarlo, pues siempre lograba descubrir lo que no le decía; como la hamburguesa que se le antojaba o el tipo de café que menos le gustaba.

Pero cuando simplemente se quedaba callado, mirando los árboles sin dar una señal de lo que le molestaba o preocupaba, le resultaba complicado entenderlo.

-¿De verdad, da igual?

-Si, de verdad. -Craig no dijo nada más, solamente se dirigió hacia la puerta y se fue.

Nunca miró hacia atrás. Era claro que algo le molestaba, por lo que Tweek no podía quedarse quieto sin saber que era eso.

Su instinto acosador no se lo permitía.

Salió detrás de él, debatiendo consigo mismo en como obtener su atención nuevamente. Podría fingir que su pie se volvía a torcer, tirarse al suelo de manera dramática no sonaba tan complicado ahora.

Pero cuando lo vio entrar a un salón de forma violenta, decidió mantenerse en silencio.

Craig abrió la puerta de un empujón, sobresaltando a los dos chicos que estaban adentro, caminó hacia ellos sin titubear y tomó del cuello de la camisa al gordo que empezaba a insultar incoherencias al verlo invadir su sala de club.

Cuando Tweek cayó en cuenta del lugar donde entró, su corazón comenzó a golpearse a sí mismo.

Avanzó hasta estar oculto detrás de la puerta y vio como Craig y Cartman se miraban desafiantes con la mirada.

-Escucha culo gordo -sentenció-, sé claramente lo que estás haciendo. Nadie es tan imbécil para no darse cuenta de tus sucios trucos.

-¿Qué crees saber? ¡Yo no he hecho una mierda!

Craig estrelló a Eric contra la pared, haciendo que Butters se levantara alertado de su silla. El castaño se quejó cuando sintió el aire escapar de sus pulmones.

-¡Aleja a Kenneth de Tweek! ¡No pienso repertirlo!

-¡Jodida mierda, la culpa la tiene enteramente Tweek! -Butters le agarró el hombro a Craig en un intento de separarlo de Cartman.

Pero a cambio de lograr algo, solo hizo que el más alto se girara hacia Butters y le empujara, haciendo que caiga al suelo.

-¡La culpa es de ustedes! ¡A Tweek no lo metan en esto!

Cartman corrió hacia una pila de carpetas que tenía acomodadas, y sin preocuparse por tirarlas al suelo, buscó desenfrenado una en específico.

La abrió en la mesa con un golpe, apuntando con el dedo el contrato entre él y Tweek.

-¡Si el idiota de tu novio no fuera un cobarde, no hubiera firmado el contrato! -Craig miró el contrato enojado -¿Qué no tiene culpa? ¡Pregúntale tu mismo por esto!

Tweek tembló en su sitio, despegó sus ojos de Cartman, el traicionero. Cuando lo hizo, su mirada de posó en Butters, quién lo miraba molesto. Este salió del salón para ir hacia Tweek.

En cambio, el pecoso retrocedió unos pasos al ser intimidado. Leo estrelló su palma en la pared al lado de él y avanzó lentamente.

-Revelaste el contrato.

-¡Gah! N-no lo hice.

-¡Salchichas! ¡Craig sabe de tu trato con Eric!

-¡Tal vez lo descubrió solo! ¡Además, ustedes prometieron que no le dirían a Craig!

-Nunca hicimos eso.

-¡Lo hicieron!

Tweek apretó los puños, estaba a punto de seguir gritando cuando vio a Craig salir del cuarto de club, con la vista fija al frente, que tan pronto se desvío hacia Tweek apenas se dio cuenta de que estaba ahí.

No se veía feliz.

Una vez que lo tuvo en frente, Tweek no supo que decir o hacer. No cuando Craig ya sabía toda la verdad. Un nudo se formó en su estómago ante ese pensamiento.

El pelinegro apartó al nervioso Butters y miró fijamente al chico tembloroso.

-No me ocultes las cosas-. Dijo después de permanecer unos segundos en silencio.

Tweek asintió desviando la mirada, completamente avergonzado. Miró la mano de Craig, esperando que este se la tendiera, pero muy contrario a lo imaginado, se cruzó de brazos y lo pasó de largo. Esa era la segunda vez en el día que ignoraba su presencia.

El rubio caminó detrás de él, dispuesto a aclarar las cosas, a disculparse si eso era necesario. Extendió su mano y tomó la de Craig, que ante el toque se detuvo en seco.

No giró a verlo, pero Tweek sabía que estaba prestándole atención, así que soltando todo el aire que tenía sostenido, habló.

-Puedo explicarlo... -su voz salió como un sollozo.

Craig negó con la cabeza.

-No tienes que hacerlo. No me interesa escucharlo.

-Pero, Craig... Yo en serio quería decirte...

El más alto levantó la mano en señal de que guarde silencio. Tenía el rostro sumergido en enojo, negó con la cabeza.

-No quiero escuchar nada ahora -Tweek frunció el ceño-. En realidad quisiera estar solo por un momento.

-Craig -susurró.

La energía del rubio cayó en picada, sus manos comenzaron a cosquillear. Su cara fruncida le empezó a arder con el paso del tiempo. Al final, Tweek terminó solo se quedó parado en medio del pasillo sin saber que hacer.

Nunca antes había visto a Craig así, no podía descifrar que es lo que sentía en este momento.

Sonríeme a MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora