Craig era su amor platónico y nunca imaginó poder hablar con él. Pero diversas circunstancias unieron sus caminos.
Ahora Tweek ya no tendría que mirarlo de lejos.
Los personajes no me pertenecen, esto es simplemente un fic hecho por una fan para fa...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
¿Alguna vez se han complicado la vida por la llegada de una nueva persona sin aviso previo? Siempre se conocen más conforme van avanzando los días, pero de la nada él entró a su plano.
Esto le pasó a Craig, cuando la primera vez que lo vio, fue durante una de sus primeras prácticas, cuando recién ingresaba al club de béisbol en primer año.
Un chico demasiado llamativo, de cabellos claros y ojos profundos, grandes ojeras debajo de ellos. No tan alto, estatura promedio podría decir. Con un rostro delicado y muy pálido como una hoja de papel.
Tal vez sea un chico que cuida su apariencia hasta cierto punto, pudo pensar. Pero tan pronto desvío su mirada, el sonido de metal hizo girar a todos hacia ese chico rubio.
Craig volvió a mirarlo solo para percatarse que el chico que estaba en las gradas más altas había dejado caer su bote y lo estaba persiguiendo en el suelo, temeroso. Sin mencionar que soltaba gritos de frustración y que sus ojos sufrían de tics perceptibles.
Ese chico solo tenía buen rostro, pero era alguien extraño. Si, esa fue su primera impresión, extraño.
Aunque después de esa tarde no volvió a recordarlo de nuevo. Fue como ver a un chico más en la escuela, sin nada de trasfondo, no volvió a cruzarse en su camino. Un pase rápido de vista que sería olvidado a las horas por la falta de interés.
Un rostro lindo no es más que eso si no conoces a la persona en primer lugar.
Con el paso del tiempo, Craig Tucker pasó a ser un chico conocido. Sus deseos de transcurrir sus días de preparatoria con tranquilidad se habían ido al caño. En un principio las miradas y los murmullos de las chicas en los pasillos lo incomodaban, pero con el pasar del tiempo, se tornó en algo cotidiano para él.
Los días festivos como la Navidad o San Valentín soportaba las indirectas que le lanzaban las personas que le pedían obsequios como un detalle romántico. Así fueron los primeros dos años que tuvo en aquella escuela en South Park.
Las cosas se volvieron más pesadas cuando en su silla aparecían cartas y en su casillero se asomaban regalos. Incluso pensó que unirse al máximo exponente que lo indujo al acoso fue un error, ese era el club de béisbol.
La presión social era sofocante.
Después ocurrió aquel incidente que marcaría el inicio de muchas cosas. La gente le empezó a preguntar si era gay, si saldría con un chico, si alguna vez dudo de su sexualidad. ¡Maldición! ¡¿Y a ellos que les importaba eso?! Nunca le tomó importancia a esas cosas, por lo que hubiese deseado que lo dejaran tranquilo.
Ni siquiera entendía porqué empezaron a creer que era gay en un principio. Pero de eso también se acostumbró. Si algo aprendió en esos últimos dos años, era a no tomarle importancia a todo lo que sus compañeros hacían o decían, porque el único afectado sería él.
