Capi 22

7.5K 974 638
                                    

¿Qué tan raro resulta que tu amor platónico también este enamorado de ti? Inclusive que él se te declare

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¿Qué tan raro resulta que tu amor platónico también este enamorado de ti? Inclusive que él se te declare.

Ese es el caso de Tweek, quién no quería salir del cuarto de limpieza por miedo de que, en efecto, todo sea un sueño.

No se confiaba, ni siquiera creía que fuera real. Si le dijera al Tweek del pasado que Craig lo besaría y declararía su amor, se hubiera reído en su propia cara. Incluso se pellizcó unas cuantas veces para despertarse, pero después de sus quejidos de dolor,  levantaba la vista y veía a Craig que lo miraba sin entender por completo lo que hacía.

Entonces el rubio le daba una sonrisa nerviosa al no saber que hacer después de la declaración, mientras el azabache mantenía firme su mirada en Tweek.

—Bien, salgamos de aquí —dijo Craig, tomando su mano.

El más bajo sintió sus piernas temblar cuando fue jalado con suavidad fuera de la habitación. Su vista pasó de ser oscura por la escasa luz que había ahí a ser cegada por los pasillos alumbrados. Había gente por doquier, buscando sus ubicaciones por los alrededores. Entonces unas chicas los miraron con la boca abierta y corrieron hacia ellos mientras gritaban. Así atrajeron la atención de más personas.

Tweek entró en pánico, no era lindo salir con el chico que te gustaba y ser cazado tan pronto eran vistos. Tener tantos ojos encima le empezaba a estresar, era demasiada presión.

Sintió que moriría aplastado en ese lugar, que todos correrían hacia ellos y se lanzarían encima. Entonces Tweek no iba a tener una primera cita  ni iba a conocer a sus futuros suegros... claro, si Craig le invitaba a su casa.

Antes de que se diera cuenta, Tweek ya tenía las manos en su cabello y les estaba gritando que el ejército norcoreano jamás lo vencería. Quiso correr, de verdad quiso hacerlo, pero el más alto lo tomó del brazo para que no escape y lo envolvió por los hombros.

—Ni se te ocurra dejarme solo y rodeado de todas estas personas —susurró —iniciamos esto juntos y lo terminaremos juntos.

—¡Es una jodida broma! ¡Nada de esto puede ser real!

Craig le dedicó una pequeña sonrisa antes de comenzar a atravesar al grupo que los rodeaba, en menos de un segundo que sus ojos se despegaron de Tweek, su mirada volvió a ser la misma monótona que no expresaba nada. Ambos llegaron al salón de Tweek, el pelinegro le despidió con la mano y se marchó al suyo una vez que se aseguró que el rubio estaba a salvo.

En medio de eso, Tweek lo observó marcharse desde la ventana, la misma en la que lo había estado observando desde antes de hablarle. Incluso huyendo de una multitud enloquecida se veía atractivo.

Si no fuera porque una mano se posó en su hombro, él no hubiera dejado de observarlo. Giró enseguida encontrándose con Wendy que le sonreía de oreja a oreja.

—¡Mi pequeño Tweekie, has crecido tanto! —gritó con emoción.

Lo tomó por ambos hombros y comenzó a sacudirlo emocionada, acción que hizo reír a Tweek que todavía no terminaba de comprender lo que estaba sucediendo.

—Te dije que lo volvería mi novio —bromeó, colocando sus manos en la cintura completamente orgulloso de sí mismo.

Wendy asintió feliz, orgullosa del logro de su mejor amigo. Nada podía hacerla más feliz que ver a alguien tan querido cumplir sus sueños.

La campana sonó y se vieron obligados a tomar sus asientos y continuar con sus clases habituales.

No fue hasta la salida, cuando la última clase llegó a su fin, que un mensaje se asomó en el teléfono de Tweek, este era de Clyde, sea lo sea que le iba a decir, su sonrisa de felicidad no se quitaba de su cara.

Clyde: Viejo, es tan apenante que Craig sea tan miedoso para invitarte él mismo. Acompáñanos al final del entrenamiento a una fiesta, sé que te quedas siempre.

El corazón de Tweek latió como loco cuando leyó Craig y fiesta en la misma oración. ¿Tal vez esa sería su primera cita? Ignoró todo su alrededor para correr hacia las gradas del campo de béisbol.

Tal vez solo era su imaginación, pero esa tarde Craig parecía esforzarse más para batear la pelota. Cada vez que le daba, giraba a ver hacia Tweek disimuladamente, y cuando veía que el rubio también lo observaba, despegaba de sus ojos de él y corría hacia la primera base. Tal vez solo era su imaginación que le hacía creer que Craig intentaba lucirse en frente de Tweek.

Así que no pudo evitar correr hacia abajo cuando hizo una carrera y miró a Tweek para percatarse de que sus esfuerzos no fueron en vano.

Ese día, Tweek no había quitado su sonrisa del rostro, todo pintaba de maravilla y era como si Buda hubiese escuchado sus plegarias. Estaba demasiado concentrado observando a Craig que lo esperaba abajo en el campo, que las escaleras se volvieron cortas para sus pies. Entonces observó que el mundo se movía en espirales, seguido por un dolor en el tobillo y una caída de cara hacia el duro concreto.

Se reincorporó lo más pronto que pudo, tenía la cara roja, tanto por la vergüenza como por el golpe que se dio en la nariz. Cuando Craig comenzó a caminar para ayudarle a levantarlo, se percató que su tobillo ardía, el rubio lo miró por unos segundos y la inflamación de este hizo que sus ojos se abrieran en espanto. No podía moverlo. Dolía.

—¿Estás bien? Fue una gran caída—, escuchó. Levantó su rostro, y a pesar de querer sonreírle para tranquilizarlo, su mueca de dolor no abandonó su rostro.

—E-estoy bien, no dolió.

—Mierda Tweek, ¿Seguro? Tu tobillo no parece decir lo mismo.

Craig lo levantó con cuidado, lo ayudó a sentarse en las gradas y lo revisó, haciendo una mueca similar a la que tenía el rubio.

—Te llevaré a la enfermería, creo que es un esguince.

—Pero Craig, la fiesta... —Reclamó.

—Olvida eso, no podrás divertirte con el tobillo jodido.

El más alto se giró y le mostró la espalda, ganando una mirada de confusión de parte de Tweek.

—Vamos, sube. Será más rápido si te llevo en mi espalda.

Tweek tragó duro, sintiendo un cosquilleo en su estómago y sin dudarlo se dejó caer en su espalda. Y tan pronto se levantó para llegar a la enfermería, el dolor se intensificó. Sintió dolor tanto en su pecho como en su pierna.

—Lamento arruinarlo todo... —soltó con la voz temblorosa—. E-en serio quería ir a esa fiesta contigo...

El pelinegro meneó la cabeza para tranquilizarlo, giró su rostro hacia atrás para observarlo e intentó consolarlo.

—No te disculpes, habrán otras. Iremos en otro momento a una.

El rubio dejó caer su cabeza en el cuello de Craig, sintió su olor natural invadir sus fosas nasales, apretó los ojos con emoción de ser tan afortunado.

De ser tan afortunado de tener a Craig a su lado.


Sonríeme a MiWhere stories live. Discover now