CAPÍTULO 20: COMPLICIDAD

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—¡Jessica! ¡Cielo santo, dichosos los ojos! —Exclamó Julia tras verme aparecer por la puerta del ascensor de Moreau desaliñada, con mis inusuales gafas y sin coleta, con el pelo suelto y ondulado por primera vez en la empresa en mucho tiempo y unos vaqueros ajustados con una sudadera. —Hoy no es día para tomarse esa calma que traes. Llegas tarde...

—¿Cuándo empieza la reunión con Royal D.C.? —Pregunté acalorada caminando a toda prisa por los pasillos empresariales.

—Empezó hace veinte minutos... —Añadió siguiéndome y mirándome por encima de la montura de sus gafas mientras sujetaban un montón de documentos entre su brazo derecho. Yo suspiré y cerré los ojos. —No he podido cotillear demasiado, pero por lo poco que he podido escuchar estamos en una muy mala posición. Ha habido errores, algo ha ocurrido con la campaña que Scott tenía planeada, y no ha gustado nada a la cúpula.

—Sí. Lo sé. —Advertí causando la intriga de mi asistenta personal y deteniéndome frente al gigantesco portón de la sala de reuniones y suspirando. Me giré hacia Julia y la observé insegura por primera vez en mucho tiempo. Ella captó mi mirada enseguida, ya sabía que se avecinaba la tormenta perfecta.

—Jess... ¿Qué es lo que ocurre? —Preguntó con incertidumbre evidente.

—Me juego mucho en esta reunión ¿sabes? La he cagado mucho... y por primera vez quiero arreglarlo. —Asumí inspirando profundamente y tratando de inyectarme una dosis de autoconfianza. —Dame suerte Julia. Después de esto no sé si seguirás trabajando para mí. —El rostro de Julia me observaba patidifuso pidiéndome explicaciones.

...

—...he tolerado demasiado ya, pero esto no puede perdonarse. —Remarcó el líder representativo de Royal D.C. —Hace unas semanas nos presentaste unas ideas para la campaña impecables. Unas ideas que se supone que tendrías listas hoy para que pudiesen iniciarse antes de las navidades. Honestamente, me siento no solo estafado, sino también decepcionado con vuestro director artístico.

—¡Déjeme insistirle en que estaba todo según lo planeado! —Exclamó Scott totalmente serio con ojos incrédulos. —¡Le repito que ha ocurrido algo con los archivos, es como si alguien o algo los hubiese borrado totalmente del sistema!

—¿Acaso no es lo suficientemente inteligente como para proteger sus datos? —Preguntó el señor Thomson clavando sus pupilas en el desde el otro lado de la mesa maquiavélicamente —¿Es que acaso tiene sus archivos disponibles para todos sus trabajadores?

—¡Por supuesto que no! —Aseguró Scott elevando ligeramente el tono de voz y golpeando ligeramente la mesa con la palma de la mano. —Tengo mi ordenador bien protegido con contraseñas y programas que impiden muchos tipos de malware, troyanos y virus espía.

—Entonces... ¿cómo explica usted que se volatilice toooda la campaña en tan solo unas horas? —Preguntó el anciano con malicia. Gabriel estaba al lado de Scott frotándose los ojos con los dedos sin terminar de creerse lo que estaba ocurriendo. Y entonces entré yo. Desgarbada y temerosa, pero a la vez firme y decidida.

EL KARMA ME ODIAWhere stories live. Discover now