CAPÍTULO 26: BOFETÓN DE REALIDAD

37 10 1
                                    


Me desperté de un sobresalto

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me desperté de un sobresalto. Había tenido una pesadilla provocada muy posiblemente por haber traído tantos recuerdos de vuelta la noche pasada.

Scott y yo nos acostamos en nuestras correspondientes camas después de bebernos la botella entera de cava entre los dos y de atiborrarnos a bombones y chocolate... creo que ambos teníamos mucho de lo que desestresarnos y qué mejor forma de hacerlo que con una botella de alcohol y un buen lote de chocolates de todos los tipos. Posiblemente en un futuro no muy lejano sería una gorda zampabollos con el único objetivo de morir atragantada de hamburguesas, patatas fritas y chocolate con almendras. Pero por el momento debo mantener la compostura y limitarme a sostener mi línea a toda costa.

Me había despertado bañada en sudor. Me había tapado con un edredón la noche pasada porque hacía algo de frío, pero a comparación con el gélido ambiente canadiense el invierno español es una auténtica ola de calor subsahariano.

Anoche Scott terminó desahogándose también sobre el estado de su madre, que no estaba en las mejores condiciones... había empeorado parcialmente, y los médicos no le daban grandes esperanzas de vida. También me habló de Bianca, y de lo joven e inmadura que era, pero cómo la quería. Era genial, que a pesar de tener tantos problemas en su familia estaban unidos y se querían como a nadie... es algo que no puedo decir yo misma de la mía.

Miré al reloj y salté inmediatamente de la cama abriendo los cajones de ropa y haciendo el mayor escándalo del mundo, comenzando a vestirme como alma que lleva el diablo. Tras un par de minutos, Scott salió de su habitación y me observó intentando descifrar qué ocurría.

—¿Jess? —Preguntó observando cómo me subía la cremallera de la chaqueta roja de cuero y comenzaba a destapar la barra de labios. —¿Puedo preguntar qué haces?

—Es tardísimo, tengo que ir a ver a mi madre ya o me hará quedarme a comer y soportar una comida con su nuevo novio. —Respondí mirando al espejo para maquillarme y observando como Scott estaba a mis espaldas sin camiseta, con esos pectorales y abdominales de chocolate parcialmente definidos pidiendo a gritos un mordisco. Abrí los ojos impresionada por un instante y me giré acelerada. —¡Por el amor de dios Scott! Tápate o vístete, tengo hormonas ¿sabes? —Murmuré casi salivando. Él tan solo sonreía mientras se alejaba hacia su dormitorio en busca de algo de ropa.

—Déjame acompañarte. —Agregaba gritando desde la habitación. No le puse ninguna pega, porque necesitaba refuerzos para soportar a mi madre.

Me hice una coleta alta de caballo e hice un intento de maquillarme al estilo Kim Kardashian, pero me salió el tiro por la culata y parecía el emoji del payaso de WhatsApp, así que al final me puse la misma sombra de ojos y el mismo colorete de siempre y dejé las innovaciones para otro día. Un desastre.

Me abotoné una blusa blanca con un cinturón marrón, unos jeans negros y unas botas a juego con el cinturón cuando de pronto me di cuenta de que los pantalones estaban excesivamente ajustados y hacían un "efecto embutido".

EL KARMA ME ODIAWhere stories live. Discover now