CAPÍTULO 27: EL COMIENZO DEL FIN

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—Em... ¿y cuánto hace que os conocéis? —Pregunté anonadada dando un sorbo a mi taza de café descafeinado para no ponerme más tensa y entrecruzando los ojos.

—¡En Navidad haremos un mes! —Murmuró mi madre felizmente como si fuese una adolescente emocionada por perder la virginidad.

Yo me lleve las manos al pecho tratando de encajar el trago de café que se me había desdoblado y tosiendo un poco para hacer el paripé.

—¡Así que voy a ser tu padrastro, Jessica! —Exclamó Jacob con emoción dejándome atónita. «¡Pero si podría ser mi hermano, por dios!»

—Padrastros son los que le salen a mi compañera de piso en las uñas de los pies. —Confesé intentando cambiar de tema muy bruscamente volviéndome absolutamente loca y contando lo primero que se me vino a la cabeza. —Deberíais verlos, se le infectan y se inflaman hasta tal punto que parecen croquetas de cocido.

—¡Cielo...! —Apuntó mi madre casi ordenándome callar del disgusto. —Esas cosas en la mesa no... —Scott no podía aguantar la carcajada. Mi madre lo miró muy mal.

—¿Y vosotros cuánto tiempo lleváis juntos? —Preguntó Jacob, mi madre se reía. Yo lo ignoré hasta que me di cuenta de que se refería a nosotros. A mí y Scott. Y entonces me apresuré por negar con la cabeza.

—No, nosotros no... estamos juntos. —«Sentencié molesta como si realmente el hecho de imaginarme junto a Scott fuera inaceptable. ¿Pero lo era?»

—No me extraña, mi Jessie es demasiado complicada e irascible como para estar con alguien, Jacob... nadie la entendería, es muy rara y alocada, ya sabes. —Respondió mi madre dirigiéndose a Jacob. Y lo cierto es que me tocó la moral con el dichoso comentario. Porque así era mi madre, una destripadora de defectos, ella solita se encargaba de tirártelos simpáticamente a la cara como si fuese vómito decorado de rosas y azucenas. Y siempre había hecho lo mismo.

—Gracias mamá, yo también te quiero. —Respondí claramente molesta. Mi madre continuaba hablando con toda la serenidad del mundo.

—Cielo es verdad, desde aquello no has vuelto a tener una relación normal con ningún chico... te has vuelto muy rara y pánfila. —Estaba desconcertada. No sabía qué contestar, y tampoco sabía por qué tenía que sacar el tema siempre.

—Lo dices como si fuera algo fácil... pero te querría ver a ti en la situación. —Murmuré con mi voz cada vez más irritada. —Y ahora deja el temita si no quieres que yo también saque trapos sucios aquí y ahora. Porque te aseguro que los tengo.

—Jess... —Pronunció Scott cogiéndome del brazo tratando de serenarme.

—No, Scott, tú no tienes ni idea de nada, ¡no me hagas pagarlo contigo! —Sentencié llevándome la taza de café a los labios y acabándomela de un solo trago. Mi madre y Jacob nos observaban confusos.

EL KARMA ME ODIANơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ