CAPÍTULO 25: Y DE PRONTO, SU CORAZÓN SE ABRIÓ

39 8 1
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



—Cuándo aparezcan por la puerta no te entretengas ¿de acuerdo? —Ordenó la señora rubia refunfuñando. —La saludas, coges el equipaje y lo metes en el coche sin preguntar nada, ¿queda claro Marcel?

—Claro señora, ¿por quién me toma? ¿por un chismoso? —Preguntó Juan, un chico treintañero, pelo negro y poco abundante, algo entrado en carnes y de piel morena.

—No... tú eso jamás... —Respondió irónicamente mirándolo de reojo.

...

Después de horas y horas de incomodidad con mi culo clavado en un avión y mi estómago más vacío que la cabeza de Donald Trump, llegamos al susodicho aeropuerto. Enormes cristaleras luminosas nos separaban del exterior, el sol se colaba entre ellas resplandeciente con un tono rojizo. Debía estar atardeciendo.

En cuanto salimos por la puerta después de toda la movida de recoger el equipaje y asegurarnos de que no nos dejábamos nada, visualicé a mi madre a lo lejos, esperándome de pie tras un coche negro con pinta de caro. Mi madre estaba claro que no veía tres en un burro, porque por más que me acercaba, seguía mirando hacia la puerta del aeropuerto.

—¿Mamá? —Pronuncié cuando ya estábamos lo suficientemente cerca. Scott mantuvo las distancias sujetando las maletas detrás de mí.

—¿Jessica? —Preguntó con un tono de duda, como si no me conociera de nada. —¡Dios mío, has engordado eh! —Dijo soltando un par de carcajadas maquiavélicas. —¡Qué alegría volverte a ver cielo! —«Ojalá pudiera decir lo mismo. Gorda serás tú.»

—Gracias mamá tú estás más... —«Vieja. Estás más vieja y arrugada. Y probablemente sigues siendo igual de bruja». —... guapa. —Sonreí y me quedé mirando al hombre rechoncho con cara de pocos amigos cuando vi que venía hacia mí para recoger mis maletas.

—Es Juan, mi chófer personal. —Respondió mamá Topo metiendo prisa al pobre hombre —Vamos Juan, deja las maletas de mí hija ahí dentro. Y tú, cariño —Dijo dirigiéndose a Scott con la sonrisa más falsa del mundo —deja las maletas por ahí, ya puedes irte, gracias.

—Perdone yo... —Murmuró Scott.

—¡Mamá por dios! Que no es mi escolta, es mi compañero de trabajo. Se llama Scott. —Me incliné hacia Scott para presentarle. Mi madre se hacía la sorprendida mientras tanto —Scott, esta es mi madre Anastasia Reed.

—¡Cuánto lo siento! Es que mi hija no me cuenta nada, ni siquiera sabía que venía con un compañero... —Dejó caer la palabra compañero como si sospechase de lo que le he dicho. Definitivamente también pensaba que era mi novio.

—Oye, dejemos esto de las presentaciones para mañana ¿de acuerdo? —Sugerí con voz exhausta. —Limitémonos a subir al coche, mamá. Estamos agotados y queremos llegar al hotel ya.

EL KARMA ME ODIAWhere stories live. Discover now