2. Otra vez

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Llevaba alrededor de media hora en el mismo sillón, discutiendo con Isaac algo que parecía no tener fin.

Su asistente había dimitido. Así de claro se lo había dicho, y no la culpaba. La cantidad de trabajo que Isaac exigía no era normal, pagaban realmente bien, eso sí, pero para una muchacha universitaria como era su secretaria no era una tarea compatible.

Y ahora le exigía que buscara a alguien en menos de dos días.

Ella.

-¿Pero a quién coño voy a encontrar yo en dos días que quiera someterse a semejante presión?— se quejaba— Eres demasiado exigente, Isaac, me va a ser muy imposible encontrar a alguien en tan poco tiempo.

El hombre resopló.

-¿Y quién se va a encargar de tus asuntos entonces?— replicó su manager— En nada empiezas a grabar el disco, ya lo sabes, sin asistente vas a estar más agobiada de lo que ya.

Alba bufó, sabiendo que el hombre tenía razón. Pero es que era imposible, ¿quién iba a estar tan desesperado como para aceptar un trabajo tan severo sin meditarlo antes? Nadie, joder, nadie.

-Ya pensaré en algo— finalizó levantándose de la silla—. Tengo hasta el martes para encontrar a alguien, ¿no?

Isaac asintió, imitando la acción de la joven, acompañándola hasta la puerta.

-Yo también estaré al tanto, si encuentro a alguien te avisaré por teléfono— le hizo saber al mismo tiempo que abría la puerta para que la muchacha saliese.

-Vale, esperemos que...— no terminó su frase porque, al salir por la puerta, su cuerpo impactó con algo duro que la hizo retroceder unos pasos, casi perdiendo el equilibrio.

Alzó la vista, todavía sin entender qué había pasado y entonces la vio.

Era la misma chica que se había encontrado esa mañana en la tienda de discos. La que se había llevado el álbum "The Hate U Give" de Billie. Aquella que tan borde y fría se había mostrado.

De nuevo, sus fríos ojos la atravesaban con una severidad glacial, la misma con la que la había observado horas antes.

-Otra vez tú— habló la esbelta mujer desde su gran altura—. ¿Es que me estás siguiendo o qué? Que sepas que no pienso darte el álbum, eh.

A Alba no pudo parecerle más irritante. Su actitud dejada mucho que desear, algo que contrastaba enormemente con su imagen exterior. Ya que, parándose a admirarla, se trataba de una chica bastante atractiva. Tanto que más de una vez se quedó anonadada observándola.

-¿Se puede saber a qué has venido tú aquí?— contraatacó la pequeña con la cabeza en alto. No entendía que hacía aquella muchacha en la sede de la discográfica, ¿acaso también era una cantante reconocida y ella no tenía ni idea al igual que esa chica no la conocía a ella?

Podía darse el caso.

Sin embargo, la pelinegra en frente suyo sólo se limitó a lanzarle una sonrisa arrogante a la misma vez que electrizante. No pudo evitar que un escalofrío le sacudiera el cuerpo.

-¿Tú eres Natalia?— interrumpió Isaac, provocando que las dos rompieran el contacto visual, para dedicárselo a él.

-Así me llamo— contestó con lo que a la más bajita le pareció burla.

-Genial, ¿has traído las maquetas de las canciones?

-Para eso he venido, ¿no?

Alba se sentía perdida. En menos de un minuto había descubierto que la desagradable chica se llamaba Natalia y que había venido a entregar maqueta de canciones, ¿se confirmaba su teoría de que era una conocida cantante y ella ni puñetera idea tenía?

The Hate U Give || AlbaliaWhere stories live. Discover now