9. Enigma

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Finalmente consiguió irse de escapada con Joan al país que ella misma había elegido: México. Allí también tenían fans que los apoyaban, por lo que compartieron parte de su viaje con ellos, cosa que a la pareja no pudo gustarle más.

Disfrutaron al máximo de aquellas vacaciones juntos, pasearon por las playas del país, visitaron lugares increíbles— incluido el Chichén Itzá— y, en general, se fueron de tour por los lugares más maravillosos del país.

Pero, como dice el Yin Yang, todo lo bueno tiene algo malo: en este caso, los titulares de prensa.

Ni si quiera yéndose de viaje podían estar tranquilos sin ser fotografiados o captados en situaciones comprometidas que podían dar a qué pensar.

Y por ende volvieron los rumores de que ellos dos tenían algo, cosa que sólo empeoró la situación de Joan con su novia.

Alba se sintió mal e, intentando arreglarlo, colgó un tuit en su cuenta intentando aclarar que todos los rumores eran falsos y que ella simplemente había compartido una escapada con su amigo para despejarse de toda la presión.

Pero sólo consiguió empeorarlo, por lo que se vio obligada a borrar dicho tuit.

Esa semana, la posterior al viaje con Joan, se encontraba en su casa de Elche. Había decidido desconectar de la capital otra semana más y aprovechó para visitar a sus padres.

-Alba, comes muy poco, y encima lo único que comes es hierba, estás muy delgada— se quejó su madre luego de que ella dejara casi medio plato de ensalada en la mesa. Últimamente no tenía mucha hambre.

Debido a la presión que los medios ejercían últimamente sobre ella, para ser honestos.

La cantante rodó los ojos. Como hacía tiempo que no visitaba a la Rafi, no recordaba lo pesada que se ponía con su dieta y su peso.

-Estoy bien, mamá, es que no tengo más hambre— le respondió levantándose de la mesa para empezar a recoger los platos sucios.

-Cariño, deja a la niña, ya es mayorcita y nunca le ha pasado nada— intentó defenderla su padre. Mala idea.

Rafi se levantó de la silla y observó a su marido con los brazos en jarra, lista para reprenderlo. Miguel Ángel abrió los ojos en grande antes de bajar la vista a su plato, el cual estaba vacío, y fingir que comía.

-Tú no te metas.

Alba salió a carcajadas, lo cierto es que echaba de menos las discusiones de sus padres. Siempre se había echado unas risas a costa de ellas, y volver a estar ahí para presenciarlas le dio algo de nostalgia, puesto que en unas horas volvía a coger el AVE de vuelta a Madrid.

-¿Y Marina?— le preguntó su madre cuando llegó a su lado para acompañarla a fregar los platos— ¿Está comiendo bien? ¿Cómo está Julen? ¿Y José Miguel?

Alba rodó los ojos, dejó el estropajo con el que fregaba los platos y miró a su madre apoyando ambas manos en el borde del fregadero.

-Mamá para el carro, de una en una— se rió—. Además, no es como si no le preguntaras a Marina cada vez que la llamas diariamente.

-Hija, pero tendré que saber como están mis niños, ¿no?

-Están bien, todos lo estamos— le aclaró su hija volviendo a su labor con la vajilla—. Comemos bien, dormimos bien, deja de preocuparte— intentó tranquilizarla—, vendremos a verte más a menudo.

La Rafi la miró con malos ojos a lo que Alba puso cara de ofendida.

-A ver si es verdad.

La más joven no pudo replicarle. Sabía de sobra que su madre no tenía demasiado dinero como para ir a Madrid cuando quisiera, por lo que no pudo contraatacar usando esa excusa. Además nunca permitiría que su hija le pagara el viaje, así de cabezota era.

The Hate U Give || AlbaliaWhere stories live. Discover now