18. Elche

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Nada más entrar por la puerta de su apartamento, Julia la interceptó con una mirada acusadora incrustada en sus ojos marrones.

-¿Ya has vuelto de cenar con Natalia?

Alba se puso nerviosa, estaba a punto de 'glitchear', como decían sus fans, si no llegaba a tranquilizarse. No obstante, la forma en que su compañera la observaba no ayudaba demasiado, tan sólo conseguía incrementar su angustia.

No había hablado con nadie sobre su relación con la navarra. ¿Para qué?, pensaba ella, ¿para atraer la atención de los cotillas y morbosos de sus amigos?

Carraspeó antes de hablar.

-Sí.

-Pues con todo el tiempo que has estado fuera te habrá dado tiempo de organizar mil veces la agenda, ¿no?— le soltó tal cual y sin despeinarse.

Alba abrió los ojos en grande. Sabía que su amiga no era tonta y que siempre había sospechado algo, pero no se esperaba que llegara a sacarle el tema.

Como era de esperar, esas palabras alteraron a la rubia, que para disimular rodeó la postura significativa de su amiga y continuó caminando en dirección a su habitación. No obstante, los pasos de Julia la siguieron.

Suspiró sabiendo que jamás se libraría de ella hasta darle una explicación.

-¿Adónde quieres llegar, Juls?— le preguntó a la vez que se sentaba en los pies de su cama y se quitaba los zapatos.

Su gata acudió nada más hacerlo, se subió a la cama y se frotó contra su espalda. Alba se giró y la cogió en brazos para repartir numerosos besos en su peluda cabeza.

-Quiero llegar a que me digas qué demonios te traes entre manos con esa mujer— alzó las cejas y se cruzó de brazos mientras se dejaba caer contra el marco de la puerta—. No soy tonta, y no quiero meterme en tu vida, pero eres mi amiga y me preocupo por ti.

-Lo sé Julia— exhaló la otra depositando a la felina de nuevo en el suelo—. Bueno... Hemos follado unas cuantas veces, como me dijiste, me dejé llevar y ha pasado esto— hizo un gesto con las manos para enfatizar sus palabras.

Julia no pudo evitar carcajearse.

-¡Lo sabía! Si es que te conozco mejor que nadie, Chile Verde...

-Pero tía, que te juro que parece bipolar— comenzó a contarle—. A veces es un trozo de pan y otras es la persona más fría que conozco— hizo una mueca de disgusto.

Julia anduvo unos pasos hasta situarse a su lado en la cama. Agarró a la gata entre las manos y se la colocó en el regazo para mimarla.

-¿Y no has pensado que puede haber una razón para eso?— aquello llamó la atención de la alicantina.

-¿Cómo que una razón?

-Joder tía, hay que dártelo todo mascado— se quejó la gaditana con tono bromista, pero Alba seguía sin pillar lo que su amiga intentaba decirle—. A ver, lo que quiero decir es que tiene que haber algo que explique esos cambios de actitud tan repentinos.

Aquello la dejó pensando. Julia podía tener razón y no iba a negar que no lo había pensado alguna vez. Natalia era todo un misterio y cada vez tenía más ganas de llegar al fondo del mismo.

-Pues claro, lo he pensado, algo ha debido de sucederle para que haya construido ese escudo sobre sí misma— hizo una pausa—, porque parece que comportándose así lo que intenta es protegerse de algo.

La castaña asintió ante las palabras de su amiga.

-Por eso te digo, nadie es así por gusto— concordó.

The Hate U Give || AlbaliaWhere stories live. Discover now