21. Las estrellas de tus ojos

13.8K 635 240
                                    

Nada más volver a la cocina y encontrarse con los ojos transparentes de su hermana, pudo leer que lo que se venía no era bueno.

-¿Cómo está el niño?— le preguntó al sentarse frente a ella de nuevo. Marina la miró de una manera profunda que inquietó a Alba desde el interior, era demasiado consciente de que por mucho que quería evitar el tema no entraba dentro de los planes de la menor.

Le sonrió con la dulzura que siempre la caracterizaba y procedió a contestarle a su hermana:

-Bien, lo he dejado dormido, ya sabes que José Miguel hoy no trabaja— le explicó mientras se levantaba a dejar el plato que había manchado en el lavavajillas. En ese período de tiempo, Alba buscaba una respuesta con la que pudiera salir del foso, pero Marina fue más astuta—. ¿Vas a contarme de una vez qué te traes entre manos con tu asistenta?

Y ahí estaba. Fuerte y directa, sin pelos en la lengua. Marina Martínez Reche en toda su esencia.

La cantante balbuceó como una niña pequeña, sin hallar una respuesta lo suficientemente elocuente como para dejar a su hermana satisfecha sin tener que darle detalles. Ante esta actitud, la menor se cruzó de brazos y alzó las cejas en su dirección, exigiéndole explicaciones.

-Nada, ¿qué me voy a traer? Somos amigas— «genial, Alba, genial, vaya chorrada de argumento», se dijo a sí misma.

Siempre había tenido muchísima confianza con Marina, nunca había habido ningún tipo de secreto entre ellas, pero lo cierto era que el tema de Natalia le parecía algo tan indescifrable incluso para ella misma que no le parecía correcto abordarlo con nadie.

Y menos aún ahora que había descubierto sus sentimientos.

-Alba— el tono que sacó la otra fue tajante, exigente, demandante—. ¿Desde cuándo tú y yo nos guardamos secretos?— a pesar de que su nombre salió de la boca de Marina como un castigo, su tono al formular la pregunta se había suavizado, casi vuelto vulnerable.

Aquello le provocó una presión en el pecho a la famosa que terminó por hacerla suspirar, dolida. Aún así se mantuvo en silencio, escondiendo sus ojos de los de su hermana.

-Tata— volvió a llamarla, aquel apodo que siempre había empleado para dirigirse a ella pareció surtir efecto, porque los ojos de la cantante se enfocaron temerosos en los de su hermana, descubriendo la preocupación que había en ellos—, ¿qué te pasa?

La rubia del pelo corto suspiró antes de frotarse el rostro con las manos, gesto que dejaba ver a gritos sus frustración.

-No lo sé, Marina, es todo muy confuso— se sinceró—, por eso no quiero hablar de ello.

La menor de las dos sopesó entre si continuar presionándola o respetarla. Se decantó por la primera, su hermana necesitaba soltarlo y desahogarse, al menos eso creía ella.

-Yo no sé qué habrá pasado entre vosotras— empezó—, pero os estuve mirando en la boda de la prima y saqué mis propias conclusiones— le confesó acercándose a ella y agachándose para mirarla de frente junto a la silla en la que estaba sentada—. No sé qué seréis, pero los ojos, chica, ellos nunca mienten.

Lo que escuchó saliendo de la boca de su hermana la dejó sin aliento. ¿Tanto se le notaba? Si era así, Natalia debía haberse percatado también. Se le tensó el cuerpo bajo aquel pensamiento.

-¿Tanto se me nota?— no puedo evitar preguntar.

Su hermana frunció el ceño.

-¿A ti? ¡Hablo de Natalia!

Oír eso la dejó, cuanto menos, perpleja. ¿Cómo que hablaba de Natalia? Si era la persona más fría y reservada que conocía. Además ella lo habría notado de ser así, ¿no?

The Hate U Give || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora