𝐂apítulo Ⅳ: no morirás

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El tiempo ha pasado, un poco tenso. Afortunadamente, Astrid había encontrado consuelo en su duelo gracias a Hiccup y su bebé. Tenerlo en sus brazos le hacía tanta ilusión, estaban a poco de que la llegada del sucesor, de conocer al próximo que lideraría Berk.

Astrid estaba en sus etapas sensibles. Y no tener a Tormenta con ella, muchas veces, la hacía sentir solitaria. Hiccup no tuvo que insistir en que abandonara sus trabajos, ella sola los dejó, pues no le quedaban ánimos de pensar.

Se sentía muy diferente, pues desde que se casó, abandonó su nido. Aquella casa donde compartía con sus padres; y de verlos desde la mañana hasta el anochecer, ahora despertaba con ese profundo vacío. No podía negarlo, los extrañaba y durante todo el embarazo sus lágrimas han sido por sus padres y, por supuesto, por su compañera.

—Mi cielo, ¿no quieres que traiga un cojín para que estés más cómoda? —le ofreció su mamá, con dulzura. Era una de las tantas veces que la rubia iba a visitar su antigua casa.

—No, gracias, mamá. Estoy bien —le respondió amable. Su madre se sentó junto a ella y Astrid inmediatamente se recostó en sus piernas —. Mami, te extraño —emitió, al borde del llanto.

—Ay, mi pequeña estrella, nosotros también te extrañamos acá —le acarició su cabello —, pero estamos tan felices de que formes tu familia. Siendo la mayor, impones un grandioso ejemplo para tu hermano.

—Exacto, ese es el asunto. Formaré una familia dentro de poco, estoy muy asustada —confesó, temblando —. Tengo mucho miedo de no poder controlar el llanto de mi bebé, de no producir la suficiente leche, de no saber qué le pase, de no entender sus lágrimas. Siento que soy demasiado joven para él, muy inmadura.

—Cariño, eres una jovencita, sí. Pero si ese pequeño está dentro de ti es porque está en su tiempo, porque los dioses así lo quisieron.

—Sí, pero antes creí que tendría a Valka y me ayudaría. Ahora, ella se fue de la casa. Creyó que era mejor que Hiccup y yo estuviéramos solos, ¡pero vamos! tanto él como yo jamás hemos sido responsables de un bebé. Muy apenas podemos con nosotros.

—Astrid, de sobra sabes que lo que necesites, Valka y yo estaremos para ti incondicionalmente, aclararemos tus dudas. Pero cielo, la mamá eres tú, es tu hijo y tú menos que nadie lo vas a herir. Y debes aprender de él.

—Mamá, nunca te vayas —abrazó sus piernas con fuerza y cerró los ojos. Su madre, quien le dio la vida, tan solo sonrió.

Astrid se sentía como una niña desprotegida que tendría a su cuidado a otro niño. Se sentía torpe y vulnerable. Sí, no era precisamente una niña, pero a ella le hubiera gustado esperar más, sentirse preparada y digna para su primogénito.

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La rubia salió de su casa. Estaba por atardecer. Se quedó observando una flor muy bonita, jamás había visto una. Estaba por tocarla, su brazo rozó con la espina de la flor. Inmediatamente comenzó a marearse y cayó de rodillas.

—Ay no —ella había sentido ya ese mareo, pero el doble.

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Hiccup se encontraba haciendo trazos en su libreta, mientras Patapez veía las escamas que coleccionaba.

— ¿Y esta? —preguntó, muerto de la emoción.

—Esa es de un... —pero la puerta abrió de golpe —. Daven, ¡¿cuántas veces debo decirte que toques la puerta?! —regañó Hiccup.

—Cállate y escucha —traía un manto en sus brazos. Daven e Hiccup no se llevaban bien, por lo que cualquier cosa mínima que éste hiciera, perturbaba la paciencia del castaño —. La encontré tendida en el piso cerca de unos rosales extraños —colocó el manto en la mesa, y destapó a quien temblaba de frío en él.

—Astrid —inmediatamente se acercó a ella y la tomó de la mano. Estaba pálida, con las ojeras moradas y todo su cuerpo temblaba —. Esto parece... —no quería ni mencionarlo.

—Azote de Odín —terminó Daven, frío.

— ¡Por Dios, cállate! —Hiccup posó la mano en la frente de la rubia.

—Hiccup —musitó Astrid, con debilidad —. Deben sacar al bebé, lo pueden hacer sobrevivir, aunque falte, pero si muero, no...

—Astrid, no, tú no te vas a morir —tomó con fuerza su mano —. Daven, ¡ve por Gothi, mi madre, quien sea! Patapez, te necesito aquí. Dime, ¿el azote de Odín podría afectar de alguna manera al bebé?

—El cuerpo de la madre pasa todos los nutrientes necesarios al bebé en caso de que haya decadencia de estos, además de que el saco amniótico protege durante un tiempo, lo sé por mis hermanas, son siete, ya todas con hijos. Pero no sé si proteja demasiado, jefe... —se acerca a Astrid y la observa —. ¿Hace cuánto sufriste el rasguño?

—Hace unos cuantos minutos —respondió, débil.

—Dios, este brote está avanzando muy rápido... tal vez en menos de tres lunas...

— ¡No, Patapez! Sabemos la cura, solo tenemos que encontrarla rápido.

—Hiccup, ¡saquen al bebé ahora! —Hiccup, necio y obstinado, negaba rotundamente.

Valka, la madre de Astrid y Gothi llegaron rápidamente.

—Hijo —se acercó a Hiccup, mientras que la suegra del castaño se acercaba a su muchacha y le plasmaba un beso en la frente mientras derramaba lágrimas.

—Madre, Valka... tienen que sacar a mi niño de mí —suplicaba.

—Astrid, querida, pero eso implica alterar las leyes de la naturaleza. Morirás —mencionó Valka, preocupada —. ¿No se puede adelantar el parto?

—Se puede, pero mira a mi niña —comentó su madre, mientras le quitaba el fleco de la cara —. Está muy débil, no podría siquiera pujar...

—Mamá, Hiccup... tienen que cortar mi vientre y sacar a mi hijo —logró decir, con dificultad —. Él podría vivir, él tiene más esperanzas, pero yo...

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Hiccup fue el único que quedó en ese cuarto, acompañando a su esposa, quien se encontraba muy mal.

—Hiccup, estás perdiendo el tiempo...

—Astrid, por favor —volteó su mirada y comenzó a derramar lágrimas —. No voy a tomar esa decisión, déjame tener esperanza...

—Hiccup —llegó Patapez, alarmado.

— ¡¿Y el antídoto?! ¡No debería evaporarse con mi máquina que congela!

—Hiccup, no hay más Buffalord...

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Chan chan chaaaaaaaaaaaaaaaaan

¿La matamos zi o keso?

¿Mucho drama? ¿Poco? ¿Quieren más? ¿Un capítulo happy?

chamas, creo que esta novela tiene el amor puro de nuestros muchachos, pero la verdad las cosas estarán un poco turbias. Así que se me preparan esos calzones xd.

Lo del embarazo no es ilógico. Cuando la madre no se alimenta bien durante el embarazo, el cuerpo prefiere crear al bebé, entonces todo el calcio, las vitaminas y los minerales se transfieren a la criatura. Por eso, cuando estas madres crecen, desarrollan osteoporosis u otras enfermedades, porque todos sus nutrientes se pasan al bebé.

Y el saco amniótico protege de todo al bebé, de hecho, se hace cesárea cuando el bebé se hace kkita en su mamá, es peligroso. Tienen que tronar de inmediato el saco.

No sé si aplica en el azote de Odín, pero hagamos como que sí xd

Sin más que decir, nos leemos luego uwu baiiis    







Mujeres en tiempos vikingosWhere stories live. Discover now