𝐂apítulo ⅩⅩⅩⅠ: el momento buscado

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Berk estaba en un proceso por ayudar a quien pronto traería un pequeño ser al mundo. Toda la atención se centraba en Astrid pues, curiosamente, era la única de la manada en conservar un pequeño en su vientre.

Todos los años había por lo menos cinco embarazos. Pero este solo ocupaba un pequeño bebé en camino. Y no era para menos, era otro bebé del grandioso líder. Aquel al que muchas veces juzgaron de débil, que lo hacían menos vikingo, terminando por ganarse el aprecio de Berk.

Como Hiccup debía de estar al pendiente de Astrid, Heather había estado cuidando de Zephyr y organizando limpieza profunda en todas las casas. Recogían la basura, cambiaban de fachada, todo con tal de que la rubia se sintiera diferente después del suceso que le había pasado.

Pero, por supuesto, alguien no estaba contento. Oliver Hofferson se había enterado al último y esto lo hizo enfurecer. Ni siquiera fueron capaces de decírselo de frente.

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—No podemos esperar más para hablar con el hermano de Astrid —comentó Valka. Se sentía culpable por esconder algo de tamaña magnitud.

— ¡No! —exclamó la pelinegra. Pues, aunque Oliver había cambiado mucho, el sujeto conservaba una actitud explosiva —. No lo soportaría, Valka... Lo conozco y querría tomar justicia por su cuenta. Lo podrían matar... —contó, preocupada y triste.

Valka echó un largo suspiro.

—Entiendo, linda. Pero abusaron de su hermana... él tiene que saberlo.

Y al haber escuchado esto, su mundo se cayó por completo.

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No había querido entablar conversación con Heather desde esa vez. Estaba enojado. Y otra vez cargaba ese rostro de cabreo.

La de ojos verdes lo observaba a lo lejos, enojada y de brazos cruzados. ¿Se iba a poner así? ¿Ahora que Astrid más necesitaba que todos estuvieran unidos?

Llegó a él y lo golpeó con su puño. Ella no esperaría a que esta nenita le hiciera caso.

— ¿Vas a estar así todo el tiempo? ¿Enfureciéndote como una niña? —recriminó. Oliver la volteó a ver, pero su rostro daba terror. Pareciese como si en cualquier momento pudiera golpearla.

—Tienes muchas sobrinas, ¿no? —preguntó. Ella asintió —. Dime que sentirías si un malnacido llegara a tocar a alguna de ellas. ¿No querrías acabar con ese idiota? —planteó, muy "sereno".

— ¡Por supuesto!

— ¡Entonces! ¡Un imbécil abusó de mi hermana y nadie está haciendo nada!

—Hey, no tienes porqué gritarle así —Llegó Hiccup, respondiendo por Heather.

—No... No quiero gritarle a ella. ¡Quiero gritarles a todos ustedes! ¡Y no me vengas a decir nada! —Señaló a Hiccup —. Eres el idiota que dice amar a mi hermana, pero, ¡todo el tiempo la haces sufrir! Y ahora, ¡no piensas hacer nada por ese tipo que la tomó!

— ¡Pero claro que pienso hacer algo! —Alzó la voz.

Las respiraciones de ambos se habían tornado feroces. Sus ojos manifestando enojo a más no poder. Ambos tenían muchos sentimientos incrustados en el corazón. Mucho coraje que querían soltar.

—Si no he hecho nada, es porque me lo pidió y está embarazada —procuró calmarse. Y sabía que todo lo estaba haciendo por Astrid. Que no había emprendido una búsqueda por petición de ella —. También quiero que pague el que le hizo tanto daño, Oliver... pero ella está agotada y asustada. No podemos comenzar si ella no ha sanado esa herida...

Mujeres en tiempos vikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora