Capítulo 5

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Los días siguieron pasando y pronto el otoño terminó por arrastrar las últimas noches de verano que quedaban flotando en el aire.

La Hiapa era una fiesta que se organizaba cada año en octubre y en la que todos los habitantes del reino de los lobos celebraban independientemente de su especie. En ella honraban a los Dioses y sus tierras, con música y abundante comida y durante toda la noche, nadie dormía, disfrutando de la gran estela que aparecía en los cielos. Decían que eran las bendiciones que los Dioses mandaban y que auguraban buenas cosechas y fertilidad en las mujeres dependiendo de la intensidad de su color.

En las afueras los primitivos hacían una fiesta en la plaza mientras que en el reino, se organizaba un gran baile de máscaras por parte de los reyes y sub-alfas, además, esa noche los esclavos, guerreros y demás miembros del castillo, organizaban en los jardines una gran fogata, comiendo y bebiendo en abundancia mientras cantaban canciones honrando a los Dioses.

El reino de los lobos era el más famoso en esta fiesta y el más generoso para con su pueblo. En el resto de los reinos, se hacía una celebración en el castillo y los pueblerinos celebraban en sus hogares.

Para esa misma tarde, las mesas se apilaron en dos largas filas a cada lado del salón, llenándolas de comidas y bebidas variadas. Lobas primitivas habían venido a trabajar en lugar de los esclavos, mientras ellos organizaban fuera del castillo, la hoguera y la comida asada, creando un ambiente festivo con juegos y bailes a cargo de los guerreros y la guardia real. Todos estaban tranquilos porque era considerado un insulto y una condenación para una especie el atacar a un reino vecino o entre los mismos habitantes en la noche sagrada de los Dioses.

El cielo se oscureció dando pasó a largas sombras en las paredes provocadas por la gran fogata, mientras guitarras sonando al viento, daban paso a la festividad.

Inesset sonreía sentada en el suelo mientras Enya, hábilmente la preparaba. La loba tarareaba una canción conocida para Inés, pensando que quizás en el pueblo la había escuchado siendo niña pero ya demasiada acostumbrada a oírla. Sus vestidos olían a jazmín y azahar luego de frotar tanto como habían podido las flores en sus vestidos, además se habían lavado sus cabellos dby hasta habían confeccionado bonitas coronas de flores silvestres para adornar sus cabezas. Enya había machacado unos pétalos rojos contra el suelo sacándole el jugo y luego lo habían pasado por sus labios. Ambas intentaron lucir lo mejor posible para la noche más especial del año. Al bajar comprobaron que el resto de las esclavas habían hecho cosas parecidas adornando sus cabellos intentando lucir lo más limpias posibles.

Habían tomado retazos de tela en donde traían del pueblo las verduras y los habían lavado, los anudaron a sus caderas teniendo como resultado una amplia falda. Eso las protegería del frío al menos un poco.

Mornah, impecablemente vestida de negro y con un bonito antifaz en su rostro, abrió la fiesta con uno de sus largos discursos y luego se retiró nuevamente al castillo, ella odiaba estar tanto tiempo con algunos de los sirvientes cerca. Sin tomarle importancia Grudd, hizo gestos animando a los guerreros a comenzar a asar los peces y la carne. La música no tardo en comenzar, entre violines, acordeones, flautas y demás instrumentos que algunos esclavos sabían tocar gracias a que los primitivos le habían enseñado siendo niños.

Inesset sintió su cuerpo tomar vida propia y al son de la música comenzó a moverse junto a su amiga.


Lady Amariha se asomó al balcón teniendo una vista perfecta de toda la celebración buscando entre la servidumbre inquieta, mientras que su hermano Lord  Kvel leía en un sillón cerca del gran ventanal siguiendo el compás de las canciones con uno de sus zapatos.

-No entiendo cómo podeís sonreír ante tal aberración. -La rubia se cruzó de brazos sentándose al borde del sillón al lado del mayor.

-Por los Dioses Riha, es una vez al año, además es divertido. -El hombre no se dignó a mirarla, pasando su hoja con el pulgar.

Imprimándome de tiWhere stories live. Discover now