Capítulo 27: en el inframundo

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Anisa suspiró sintiéndose cansada a medida que más ascendía a las puertas del inframundo, más allá de la tierra de los vivos. Su color dorado del Olimpo había perdido brillo, su piel se estaba marchitando cómo una flor, poco a poco perdiendo su brillo y color vital de los Cielos. Poco a poco fue escuchando los  murmullos de las almas en pena que transitaban el rio Estix  de las penas, camino al inframundo, desmarcando el límite con la tierra. Los barcos fantasmales de maderas viejas y empobrecidas pintadas de negro permitían a los visitantes adentrarse en el rio sin caer en él. Un ser que llevaba una larga túnica negra custodiaba las embarcaciones y le gruñó en cuánto puso un pie en el ligero suelo de madera tambaleante.

—Fuera de aquí Diosa.

—Vengo a ver a Yasser.

—¿Es que quereís morir?

Ella de forma delicada descubrió su brazo mostrando la cicatriz que Yasser había dejado en su dorada piel. El ente se hizo a un lado de mala manera dejándola pasar. Ella cómo pudo se subió al bote y este en silencio comenzó a dirigirse hacia la caverna oscura con pequeñas orbes azuladas flotando y criptando por todo el lugar.  El rio parecía ser plateado, pero en realidad era las almas en pena blancas que se hundían en sus aguas llenas de lamentos.  Mantuvo su vista al frente, evitando mirar las aguas cristalinas con manos saliendo de ellas de forma desesperada.

El barco tardó lo que ella pensó fue una eternidad en llegar al otro lado de la caverna, un gran hueco mostraba la entrada al inframundo, sus alas no funcionaban allí abajo asique tendría que seguir su camino a pie, el rio siguió su camino hacia un costado arrastrando los lamentos lejos. La oscuridad absoluta se tragó su figura pero de alguna forma ella podía ver en la oscuridad, las escaleras parecían llevar aún más profundo al mismísimo interior de la tierra. Con cada paso, sentía su energía drenarse. Su cabello antes rubio ahora era negro, y su juventud aunque intacta parecía haberla chupado dejando sus ojos más grandes de lo normal con grandes cuencas marcadas en morado y sentía su cuerpo más ligero.

Risas se adueñaron del enorme salón que le dio la bienvenida, una orgía se estaba llevando a cabo entre mujeres y hombres, la Diosa miró a otro lado asqueada mientras atravesaba el lugar, olía a azufre y putrefacción, ligeras arcadas ascendieron por su garganta.

—Al fin llega su alteza.

La fría voz de Yasser hizo eco en el lugar, estaba sentado en un trono de piedras que parecían brillar, tenía una copa en la mano de extraño líquido rojo y suspiró sonriéndole mostrando sus colmillos afilados.

—Me mandaste llamar.

La miró de arriba a abajo y se levantó de su asiento caminando hasta ella. Ahora como Dios del Inframundo el hombre se veía mucho más imponente, sus músculos habían crecido un poco y su cara parecía más afilada y madura, el tiempo en el cielo y en el inframundo funcionaba distinto asique quizás habían pasado varios años para él.

—Te ves apagada —dijo tomando un  mechón de su cabello negro.

—Estoy bien —dijo ella cruzándose de brazos sintiendo frío, el lugar estaba helado, sentía que sus dientes castañeaban.

—Me alegro no te perdieras en el camino su majestad.

—Que querías Yasser.

Él posó su mano en su cintura guiándola lejos de aquel espectáculo de sexo y orgamos, sintió que su toque le devolvía un poco de vitalidad a su juvenil cuerpo. 

—Estoy notando, que algunos cuerpos no están siendo entregados.

—¿Qué?

Si antes había tenido frío ahora simplemente su piel quemaba ante la sensación del helado viento contra su piel, chilló un poco y Yasser rápidamente cubrió su piel con una pesada capa de pieles polares.

—A veces me olvido de que eres una frágil Diosa... 

El lugar era precioso, parecía un jardín a simple vista, aunque sabía que artificial, la luna y las estrellas consiguieron relajarla un poco, las flores eran azules y negras en todo el lugar.

—Estuve revisando las listas de mi padre, ordenando su desorden... Desde hace varios años, faltan cuerpos, alguien está robando mis almas.

Anisa parpadeó varias veces con sus labios azulados mirándole.

—¿Cuerpos...?

—Las muertes que hay no corresponden con la cantidad de cuerpos que recogen las parcas, en el reino de los lobos y gatos monteses es dónde se produce desde hace al menos cien años aquello... 

—¿Quieres decir que...?

—Creo que están preparando un ejército...

Anisa lo miró un momento para luego negar.

—Eso es imposible, lo veríamos. Somos Dioses...

—No si es alguien poderoso.

Ambos se miraron, no podía ser nadie más.

—Pero ella... Ella murió.

—¿Cómo lo sabes? Hablamos de al menos mil almas que faltan en los últimos cuarenta años... Algo así sólo podría ocultarse..

—En el fondo de los océanos —terminó por decir Anisa mirándole asustada.

Y es que no había nada más poderoso, que el odio...

—Necesitamos subir a la superficie.

—Es arriesgado —murmuró Yasser pasando una mano por su cara frustrado—. De seguro mi padre también está involucrado... ¿Qué te hace pensar que algún Dios no lo esté?

—¿Propones que me quede de brazos cruzados esperando... ? ¿Esperando que acabe con el mundo?

—¿Y qué propone su majestad?

—Debemos luchar... Por los humanos.

—¿Y arriesgar tu vida ilimitada por un puñado de almas...?

—Si no me ayudas, lo haré sola.

Anisa se giró dispuesta a salir de ahí y él la tomó de su mano frenándola.

—Subiremos a mi manera, y por los Dioses, no brilles cómo una maldita hada de los bosques.

Ella lo miró asintiendo entusiasmada.

Así quedaron viendo que estoy actualizando 👁👄👁🙏

Pronto estaré haciéndo un RESUMEN de la historia hasta este punto para que nadie se me pierda porque ya entramos al nudo de la historia y se me van a perder ojetes, los conozco, se les va a ofrecer... Y NO QUIERO LEER...NO ENTIENDO YA ME PERDÍ... 🤡 porque les pego.

ASIQUE ABROCHATE EL CINTURON MABEL QUE NOS VAMOS

Imprimándome de tiWhere stories live. Discover now