Capítulo 14 🦋

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Alayna

Me desperté temprano sin necesidad de ninguna alarma. Salí de la cama con un bostezo mientras la luz de la mañana iluminaba la habitación. Mi ansiedad no me había permitido dormir mucho porque ese día conocería a las chicas del prostíbulo. Estaba molesta, pero también intrigada.

Sentía mucha empatía por las chicas indefensas y abusadas. No podía mantenerme al margen de esto. Ayudaría a Luca sin importar a dónde nos llevaran las siguientes decisiones. Éramos nosotros dos contra el mundo. ¿Me sentía atraída hacia él? Los hombres nunca fueron de mi agrado, pero el príncipe amenazaba con ser una gran excepción a mis reglas. ¿Cuántas más rompería por él?

Me di un baño y después me vestí. ¿Por qué Luca aún no me había buscado? Faltaban cinco minutos para las diez y quería terminar con esto pronto. No me agradaba la gente impuntual, tocaban un nervio en mí. Su habitación estaba justo frente a la mía. Tenía la puerta entreabierta. Toqué una vez, pero no respondió y decidí entrar. Escuché la ducha correr y una canción reproduciéndose. Lana del Rey. Interesante elección.

—¿Luca? Es hora.

No hubo respuesta.

—¿Luca? —Lo intenté de nuevo.

Debería irme y no invadir su privacidad, pero avancé unos cuantos pasos hacia otra puerta abierta y lo vi. En mi línea de visión directa estaba una enorme pared de cristal empañada y él se encontraba más allá. Mi corazón latió con tanta fuerza que podía sentirlo golpear mi pecho.

El vapor se cernía en el aire, pero no era suficiente para ocultar su cuerpo. El aroma a jabón y loción de hombre golpeó mis sentidos. Ahí estaba, de espaldas, desnudo bajo el agua con la cabeza inclinada y una mano colocada contra la pared. Sus piernas eran musculosas al igual que su trasero. ¿Por qué seguía mirándolo?

Me mordí el labio con una excesiva violencia que dolía. Nunca en mi vida había deseado tanto a un hombre como lo hacía ahora. ¿Qué me pasaba? Reprendiéndome a mí misma, negué con la cabeza y retrocedí. No quería que me sorprendiera espiándolo. Estaba vulnerable, sonrojada y un poco avergonzada.

Al salir del baño, encontré a una mujer acomodando la ropa de Luca en el armario. Su rostro arrugado estalló en una enorme sonrisa cuando me vio.

—¿Tú eres Alayna? —preguntó.

Asentí observándola. Había estado en la mansión más de dos semanas, pero no conocía a la mayoría del personal. Eran muchos. Imposible de recordar todos sus nombres.

—La misma.

—Soy Amadea, es un placer conocerte —extendió la mano y la estreché.

—Hola —Forcé una sonrisa y disimulé la agitación dentro de mí —. ¿Puede decirle a Luca que vine a buscarlo?

Me miró con una sonrisita de complicidad. Sabía que había espiado al príncipe.

—¿No lo encontraste?

—Está dándose una ducha y no quise molestarlo. —Me encogí de hombros.

—Yo le digo, ten un buen día.

Todavía pensaba en Luca cuando salí de la habitación y solté un suspiro. Me costaría alejar la imagen de él desnudo. ¿Por qué tuve que verlo? Debía buscar pronto a alguien o quizás recurrir a él para sacarlo de mi sistema. Era ridículo. Siempre iba detrás de lo que quería y no descansaba hasta obtenerlo. ¿Por qué no acababa con el juego de una vez? Ambos deseábamos rendirnos a la atracción, pero me asustaba.

Belleza Oscura [En Librerías]Where stories live. Discover now