Capítulo 23 🦋

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Luca

Elegí un proverbio italiano para mi próximo tatuaje. «La calma è la virtù dei forti» que contrastara con el malestar que me había provocado el atentado. Mi paciencia siempre me hizo fuerte y lo mismo la calma. Sabía que la recompensa pronto vendría sin importar cuanto tiempo pasara. Cumpliría mis objetivos mientras todos aquellos que me despreciaron se arrepentirían. La paciencia era una virtud y yo la tenía de sobra.

Quisieron tatuarme otra palabra absurda como «Vendetta» que era un recordatorio para vengar la muerte de mi abuelo, pero me negué. De hecho, estaba más que agradecido con Moretti por asesinarlo.

La fiesta continuó en el salón, los hombres se divertían con mujeres de escasa ropa e ignoraron la sangre que manchaba la alfombra. El tatuador quitó la aguja y pasó un poco de vaselina por su trabajo. Mi piel ardía, pero no era doloroso.

—Señor Vitale —El tatuador asintió hacia mí—. Felicidades por su nueva posición.

—Gracias —Mi respuesta fue seca.

Se retiró y miré a mi padre que conversaba con mi tío Eric. Extraño porque nunca le había agradado a pesar de que eran hermanos. Los únicos asuntos que trataban eran sobre la mafia y el control de la ciudad. Mi tío contaba con el apoyo de miles de hombres a su disposición. Ganó todo lo que tenía gracias al respeto. Era un buen padre.

¿Qué podía decir del mío? Ni siquiera preguntó cómo me sentía y trató de convencer a los demás de que Moretti era el responsable. Solo un idiota creería sus mentiras.

—¿A qué hora terminará esta tontería? —preguntó Alayna—. Me aburre ver tantos ancianos reunidos.

—Pronto.

Acercó el vaso de whisky a sus labios y bebió un largo trago amargo. Con una postura perfecta y largas piernas cruzadas, se sentó como si formara parte de la realeza. Era difícil creer que esta elegante mujer había destripado a un hombre en cuestión de segundos. No tendría que haberme asombrado cuando ella dejó claro que era uno de sus pasatiempos favoritos.

—Supongo que ya no eres un príncipe mafioso.

Pasé la mano por mi nuca e ignoré el hormigueo en mi piel.

—Ahora soy un rey.

Rebuscó en su bolsillo y, cuando encontró lo que buscaba, colocó un cigarro en su boca. Sus labios llenos se apretaron alrededor de la boquilla.

—¿Cuánto tiempo llevas fumando? —inquirí.

—Seis —reconoció a la ligera.

—Eso es mucho tiempo, deberías dejarlo. No es bueno para tu salud.

Sus ojos se estrecharon antes de que una risa sarcástica abandonara su boca.

—Lo dice el chico que se droga —Chupó el cigarro, haciendo que la ceniza se convirtiera en brasas de color naranja—. ¿De verdad crees que podría afectarme?

—Tus pulmones no piensan lo mismo.

—Mis pulmones soportaron cosas peores.

Sacó el cigarro de la boca con dos dedos y dejó que una capa de humo subiera hasta el techo. Nunca vi a una mujer fumar de esta manera. Con su bebida en una mano y el cigarro en la otra, se recostó en el sofá y se puso cómoda. Era tan sexy sin intentarlo.

—Eres todo lo opuesto a este mundo —dijo sacudiendo la cabeza—. No encajas aquí.

—Lo sé.

—He conocido a mafiosos capaces de cualquier cosa por ambición. Desataron las guerras más crueles para defender a sus ciudades. En cambio, tú...

Belleza Oscura [En Librerías]Där berättelser lever. Upptäck nu