Capítulo 18 🦋

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Alayna

Luca recuperó la fuerza de manera sorprendente. La tos era mínima y su estado de ánimo mejoró. Su abuelo solicitó verlo en el hospital, pero usó la excusa de que la gripe podría afectarlo. Era un excelente mentiroso, me fascinaba ver su lado manipulador.

No estaba de acuerdo con su decisión de ver a Ignazio. Apreciaba su valentía por más estúpido que fuera. No podía predecir cuál sería la reacción de Ignazio porque nunca lo conocí realmente. Era muy bueno con las apariencias y yo me dejé llevar por todas.

Lo había visto por primera vez cinco años atrás, cuando fui asignada a una misión. Mi principal objetivo era su hermano Matteo, pero Ignazio se atravesó en mi camino. Oscuro, seductor, imponiendo autoridad. Anticipó mis movimientos desde el primer momento. Creí que iba a delatarme, pero me ayudó. No solo en los negocios, también en problemas familiares. Estuvo ahí para mí, aunque por sus propios intereses. Él no hacía las cosas por la bondad de su corazón.

Yo era su mano derecha, la mujer que lo acompañaba en cada paso. Quería que fuera su mercenaria personal. Yo no era el tipo de persona que se apegaba mucho a alguien, pero Ignazio me hizo desearlo. Quería ser algo más que su máquina de matar.

—¿Vienes a recordarme que tomé una mala decisión o a patear mi trasero? —preguntó Luca sin mirarme.

—Quizás ambas.

Apagó la máquina de correr y se giró a verme con el cabello húmedo por el sudor. Las gotas se deslizaron por su pecho y lo limpió con la toalla alrededor de su cuello. Caminó hasta dónde me encontraba parada cerca de la pared.

Era obvio que cuidaba su cuerpo. Sus abdominales destacaban un paquete de seis y la V remarcaba su estrecha cintura. Brazos fuertes y piernas musculosas. Atribuciones que me encantaban en un hombre. Pero sus ojos eran mi debilidad. Grises, pálidos, una tormenta a punto de colapsar. Esa mirada expresaba mucho sin necesidad de pronunciar palabras.

—Encontré el sitio perfecto que podría funcionar como coartada—dijo y destapó la botella de agua que sostenía en la mano—. Ponte tu mejor vestido esta noche.

—¿Qué lugar?

—El club de mi tío Eric —sonrió—. Si Moretti no va, encontraremos otro modo de llamar su atención. Ese trabajo te lo dejaré a ti.

Puse los ojos en blanco.

—Claro.

Se acercó demasiado hasta que invadió mi espacio personal y su aroma me rodeó como una nube. Olía a jabón de ducha con una mezcla de sudor. Mi boca se secó cuando miré sus labios húmedos.

—Quiero tenerte de nuevo pronto, Alayna.

Puse una mano en su duro estómago y los músculos se tensaron ante mi contacto. Su piel era cálida, firme, suave.

—No volverá a pasar.

Soltó una risa áspera y envolvió una mano en mi garganta. Aplicó una mínima presión que me robó el aliento.

—Tu cuerpo dice lo contrario —Me robó un descuidado beso con mordiscos en mis labios antes de apartarse. Ambos teníamos el aliento desenfrenado—. Sigue mintiéndote a ti misma si eso te permite dormir.

Me soltó y avanzó hacia la puerta sin echarme otro vistazo. No solo me ponía incómoda, también me confundía y no entendía por qué. Nada me afectaba, pero el príncipe mafioso perturbaba mi mente y empecé a disfrutarlo. ¿Por qué? Eso aún debía descubrirlo.

🦋

Luca descansó su mano en la parte baja de mi espalda mientras pasábamos la fila de gente que esperaba para ingresar al ruidoso y elegante club. Mi corazón se estrelló contra mis costillas y una sensación de ansiedad me cubrió. Si mi plan era exitoso hoy vería nuevamente a Ignazio. Habían pasado tres años desde la última vez que habíamos cruzado miradas y no tenía buenos recuerdos de él.

Belleza Oscura [En Librerías]Where stories live. Discover now