Capítulo 43 🦋

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Alayna

Permanecimos sentados y a la expectativa en la sala de espera. Bella abrazaba a mi hermano mientras Neal estaba en silencio con los ojos cerrados al lado de su madre. Mi corazón se contrajo dolorosamente al recordar el diagnóstico que nos dio el médico. Melanie no volvería a caminar en un largo periodo. Sus piernas sufrieron el mayor daño por culpa del accidente, pero nos aseguraron que recuperaría la movilidad gracias a los tratamientos adecuados. Rogaba que esa noticia no la hundiera. No quería imaginar su reacción cuando se enterara. ¿Por qué las buenas personas siempre eran lastimadas? Mi niña merecía ser feliz, pero el destino se empeñaba en hacerla sufrir.

—Explícame algo —Miré a Neal—. ¿Cómo pasó esto? Tú debiste protegerla.

Bella se aclaró la garganta.

—Alayna...

Sostuve la taza de café en mis manos.

—¿Qué? Melanie era su responsabilidad y él no supo cuidarla.

La madre de Neal reaccionó, dedicándome una mirada de muerte.

—Cuide sus palabras, señorita —advirtió. Tenía cerca de cincuenta años. Cabello castaño canoso y postura intimidante—. Él también fue una víctima de esta situación. No permitiré que descargue su ira con mi hijo.

Entrecerré los ojos hacia ella, sorprendida por su actitud. Nadie me había hablado con tanta osadía. Tenía más coraje que Leonardo Vitale.

Cálmate, mamá—pidió Neal agotado.

—No tendré su juventud, ni su fuerza —prosiguió la señora Vega con los puños apretados—. Pero juro que puedo arruinar su linda cara si vuelve a meterse con mi hijo.

Neal emitió un suspiro y me ignoró. No tenía energía para responder. Lo entendía, era un mal momento. La culpa regresó cuando vi su rostro demacrado y agobiado. Era una idiota desconsiderada.

—Lo siento —me disculpé—. Ha sido muy difícil para todos.

Neal asintió.

—No te preocupes.

Bebí otro sorbo de café en un intento de calmarme. Quizás estaba siendo brusca porque quería desquitarme con alguien. Me sentía fuera de lugar, demasiado estresada. Me preocupaba la salud de Melanie, y tampoco podía dejar de pensar en Luca.

—Ven conmigo —dijo Bella—. Ambas necesitamos respirar un segundo.

Me puse de pie, lancé mi taza de café a la basura y seguí a Bella al inmenso patio del hospital. El día estaba nublado, horrible al igual que mi corazón. Era como si el cielo llorara.

—Te noto muy alterada, Alayna. Estoy aquí si necesitas hablar con alguien.

Busqué en mi bolsillo el paquete de cigarros y no encontré nada. Mierda. Tendría que resistir hasta que regresara al hotel.

—¿Alayna? —insistió Bella.

Observé sus grandes ojos azules claros, enmarcados por gruesas pestañas. Era la mujer que atrapó a mi hermano y lo motivó a ir en contra de toda una organización de asesinos. Ella le dio una familia y amor. Caleb nunca había sido tan feliz hasta que la conoció.

—No estoy bien —confesé con los hombros caídos—. Creo que nunca lo estaré de nuevo.

Bella se ubicó a mi lado y juntas miramos el cielo rodeada de nubes grises que anunciaban una posible tormenta. Podía escuchar a los vehículos pasar, personas hablando en el fondo. El mundo seguía su curso, pero yo me sentía perdida. Nunca sería la misma de antes.

Belleza Oscura [En Librerías]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin