Capítulo 39 🦋

70K 8.3K 5.3K
                                    


Alayna

Nos mantuvimos abrazados bajo la ducha mientras el agua limpiaba la sangre que cubría su cuerpo desnudo. Ninguno dijo una palabra, pero no nos soltamos por un tiempo demasiado largo. Nuestros corazones latían al mismo ritmo. Sus músculos seguían tensos por la necesidad y la frustración.

Lo que había pasado en el sótano me mostró su parte más cruel. Me encantaba su faceta de rey despiadado, pero prefería al hombre sensible que se había adueñado de mi corazón. No quería que su luz se apagara. No quería que Luca perdiera su esencia.

—¿Mejor, cariño? —pregunté.

Besó mi sien y asintió.

—Lo que pasó ahí yo... —Hizo una pausa y se estremeció—. No pude controlarme.

Aparté la cabeza de su pecho y miré sus ojos. La consternación en ellos oprimió mi corazón. Mi príncipe seguía ahí a pesar de la oscuridad.

—Te dije que podías hacer lo que quisieras si te hace sentir mejor.

Gotas de agua cayeron de sus párpados y me apreté más fuerte contra él.

—No siento... nada —aceptó—. El vacío sigue aquí, Alayna. ¿Cómo puedo calmarlo?

—Va a detenerse —Le aseguré—. Cuando encontremos a las chicas ese vacío va a detenerse.

Soltó una brusca inhalación.

—¿Y luego qué? —inquirió—. ¿Seguirás con la idea de irte una vez que todo termine?

No respiré.

—Sí.

Vi un destello de ira en sus ojos y me soltó para terminar de limpiarse. De repente me sentí muy incómoda en su presencia. Me prometí a mí misma que él formaría parte de mi vida, pero no con la mafia incluida.

—Luca...

—¿Qué, Alayna? Tengo muchísimos planes que te incluyen y no quieres ser parte —dijo con dificultad, sin mirarme—. Incluso rechazaste mi oferta de convertirte en mi Consigliere. ¿Qué más puedo hacer para convencerte?

—No se trata de ti.

Se giró a verme y el dolor crudo en sus ojos trajo un nudo en mi garganta. No quería discutir con él, no quería ser el motivo de su sufrimiento.

—Sé que no—susurró—. Yo nunca te obligaría a hacer algo que no quieres. Te debo todo, Alayna. No estoy en condiciones de exigirte nada.

Mis brazos se enlazaron alrededor de su nuca y él no me apartó.

—No me debes nada.

—Sí, te debo todo. Destruiste a una ciudad por mí y me entregaste a mis enemigos.

Pasé los dedos por su mandíbula.

—Te lo debía por dudar de tu capacidad al principio.

Nada me pudo haber preparado para la sonrisa de felicidad en su apuesto rostro. Era un alivio verlo sonreír después de que tanta sangre hubiese corrido por sus manos.

—Eres mi mejor aliada —me besó despacio—. La única persona con quién quiero estar. Mi mujer.

Mi corazón estaba enloquecido por sus palabras. No me incomodaba que me llamara de ese modo. Era el primer hombre que me veía como su igual.

—Pronto serás realmente libre cuando matemos a tu padre y podrás vivir la vida que siempre quisiste.

Su mirada gris indicaba que una tormenta se aproximaba con su siguiente respuesta.

Belleza Oscura [En Librerías]Where stories live. Discover now