Capítulo 1

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Las cosas no siempre salen como uno las planea...— Eiji miraba por la ventana de su habitación.

Habían pasado ya siete meses desde el ataque a la sede principal de Vongola en Sicilia. No habían recibido más que ataques menores por aquello.

Nuevos batallones se habían podido armar luego de que varias personas alrededor del mundo se enteraran del la destrucción de la Mansión Vongola.

Pero, ahora tenia un pequeño problema.

Su linda Kaiyo estaba saliendo con Oliver, se suponía que debían esperar hasta matar a por lo menos la mitad de las almejas para que el le pidiera salir a su casi hija.

Suspiró escuchando como alguien abría la puerta de su habitación.

—¿Pensando de nuevo Omnívoro?— Hibari entró y le dejó en las manos un reporte.

Si... No he podido dejar de pensar en estos últimos días— Eiji se giró para mirar mejor a Hibari.

Sea lo que sea, sera mejor que lo resuelvas pronto— El ex-prefecto recibió un asentimiento como respuesta.

Estamos a días del nacimiento del hijo de Lal... Espero que ella no cometa el error de seguir con Vongola, o deberé ordenarle a Bianchi que la mate.— El pelinegro suspiró, no quería matarla pero dependiendo de su respuesta decidiría.

La puerta fue abierta de manera abrupta, Akane entró acompañada de I-pin, ambas con semblante serio.

Jefe, Lal Mirch ha entrado en labor de parto antes de tiempo.— Soltó la rubia, I-pin tomó la manga de su traje para halarlo.

¡Rapido!— Eiji miró a la menor con una sonrisa, no podía evitar sentir ternura al verla.

La levantó en sus brazos y se dirigió a la puerta, bajo la mirada de Hibari y Akane.

Hablaremos del reporte luego Kyoya, Akane lleva a Lal a la habitación preparada para ella.— La azabache en sus brazos sonrió alegre al escuchar las ordenes del mayor.

Enseguida — Todos salieron de la habitación, claro con rumbos distintos.

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Lal Mirch entro en labor~...— Jun se encontraba en la habitación de su jefa, esta solo miraba como se retorcía su guardiana en su cama.

Ah, ¿ya dará a luz?— Cuestionó curiosa.

Según Lambo, que vino corriendo hasta acá y termino durmiéndose, empezó hace poco— La peliturqueza señaló al infante dormido en el suelo.

Ya veo...— Ena volvió su mirada al pacificador del mar en sus manos.

¿Podrías prestarme atención a mi y no a eso?— Habló Jun un tanto molesta.

La pelinegra la miró de reojo, fijándose en su ceño fruncido, mostrando molestia.

Depende de que estés diciendo— Le contestó restándole un tanto de importancia.

Duele tu indiferencia cariño... — Jun se levantó de la cama para ir a donde su Jefa.

Pero la disfrutas— Dio un pequeño salto en su lugar al sentir las manos de la ojimorado en sus hombros.

El Mar del Cielo [KHR]Where stories live. Discover now