capítulo 28

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Hisa miró al frente de nuevo, estaba jodida y lo sabía. El castaño frente a ella parecía lo suficientemente molesto para quitarla del camino con un golpe.

Esto es demasiado malo— Sus ganas de burlarse del castaño se habían ido en un abrir y cerrar de ojos.

Tsunayoshi la miraba con irá contenida, ella continuo su acción de barrer el piso, cosa que aún no comprendía por qué hacia.

¿No dirás nada Hisa?— Cuestionó el castaño.

Los ojos rojos de Hisa le miraron de reojo, un suspiro y una sonrisa algo divertida fueron su respuesta.

Seina, Tsuru y Akane se arrepintieron de hacer esto... ¿Tú no lo harás?— Sus palabras lograron que Hisa lo mirara de frente.

Una risa salió de sus labios y afianzó su agarre en la escoba.

No tengo razones para arrepentirme de algo, a diferencia de todas ellas que vivían a la espera de que alguien logrará quitarles la carga de encima, yo aprendí a aceptarla y vivir con ella. El anillo Aaron de la laguna me eligió a mi para portarlo y llevarlo con orgullo, proteger a Ena y a la familia es mi deber, no preocuparme por asuntos tan banales como el arrepentimiento y razones para hacer algo— Hisa sonrió sin ganas. —Pero si estás contento con ello, si odio llevarlo y me arrepentimiento de lo que hago—

Ambos castaños tuvieron una batalla de miradas.

Entrega el anillo y nos iremos de aquí para llegar a Ena— Propuso Tsunayoshi.

¿Por qué crees que entregaría el anillo?— Cuestionó curiosa.

No tienes tu arma, no creo que alguien que quiera luchar no lleve su arma al campo— Ante la mención de aquello Hisa miró la escoba.

Esto me basta y sobra— Sonrió.

¿Una escoba para enfrentar a Tsuna?— Yamamoto se encontró aquello extraño.

Seria bueno si solo fuera una escoba común— Mukuro miró fijamente hacia el objeto en las manos de la castaña.

La ilusión de la herbívora de las campanas cubre por completo esa escoba— Ambos guardianes miraron a la pareja de su jefe y luego a la castaña.

Hisa cubrió de llamas la escoba y la levantó, tomándola como si fuera una guadaña.

Veamos como tomas esto querido Tsunayoshi— Un movimiento limpió como un corte al aire y una ráfaga seguida de llamas impacto contra alguien.

Hisa sonrió al ver a Hibari con sus tonfas protegiendo a Tsunayoshi, regresó la escoba a la posición original y continúo barriendo algo de polvo.

Le gusta protegerte, supongo que es como pago de los diez años que no estuvo contigo— La ilusión comenzó a cambiar el lugar.

El sol terminó en el medio del cielo.

¿Ya ha pasado medio día?— La castaña uso la escoba para detener una de las tonfas de Hibari y regresarla sin mucho esfuerzo. —Eso es descortés, pero no importa—

Algo parecido a una tortuga, siendo realmente una tortuga se acercó hasta Hisa para recibir llamas desde su anillo.

Un hermoso azul cobalto rodeo a la tortuga y el campo abierto alrededor de la cabaña que mostraba la ilusión de Nozomi.

Supongo que Dakari debió haberles dicho del funcionamiento de mi llama— Hisa sonrió. —Ella jamás supo tener la boca cerrada por más que se lo ordenaras y al final terminó por ser amenazada—

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