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CUATRO

Deshago el nudo de la única prenda decente que me cubre y la dejo caer al suelo, dejando a la vista el conjunto molesto de látex. Killian me ha soltado el rostro y quiero girarme para verlo. Se supone que no debo hacerlo, pero...

—Ojos al frente— quiero bufar.

¿En serio? ¿Ni siquiera eso voy a poder hacer?

Da una vuelta a mi alrededor y puedo observarlo un poco. Tiene el cuerpo marcado, sin ser grotesco y una pequeña capa de vello cubre la línea desde su ombligo hasta la cintura del pantalón. Puedo imaginarme lo que hay debajo con sólo dar un pequeño vistazo. Además, me he pasado todo el domingo mirando sus malditos videos y traumándome a mí misma. Toca mi brazo y baja suavemente la mano por mi piel hasta tocar mis nudillos. No saca sus ojos de los míos y eso me abruma. Intento mantener mi expresión lo más relajada posible, aunque siento cómo mi rostro comienza a calentarse. Sus ojos queman. ¿Desde cuándo me sonrojo en una escena como si fuera una colegiala?

Él parece hasta divertido con mi reacción y suelta mi mano, dejándola caer. Incluso con los tacos de Mirna, le llego por debajo de la barbilla. Me sigue sacando una cabeza de diferencia y tengo que levantar un poco mi rostro para verlo a los ojos. Tiene las pupilas dilatadas y me mira con esa intensidad que ya estoy haciéndola propia.

—De rodillas— me dice. Su voz es aún más grave que antes, de ser eso posible y doblo mis piernas lentamente, hasta que tocan el suelo. Es extraño, porque estoy acostumbrada a tener a Leo rondando a mi alrededor mientras hago cualquier movimiento. Killian se acerca, de pie frente a mí y quiero cerrar los ojos cuando me acaricia ligeramente la mejilla, antes de alejarse. Lo veo acercarse a un estante y me tenso un poco al verlo agarrar un látigo, parecido a varios de los que vi en sus videos y cuando regresa conmigo, bajo los ojos a las manos sobre mi regazo. Están hechas puños y sudo. Cuando camina de nuevo en mi dirección, soy incapaz de observar más allá de sus rodillas y pone la vara enfundada en cuero debajo de mi mentón para que lo alce los ojos—. Pon la frente en el suelo— pide. Obedezo rápidamente y lo siento pararse detrás de mí—. Saca el culo, Penny— me dice. Siento el cuerpo frío de cuero deslizarse por mi columna vertebral, hasta detenerse en el comienzo de las bragas—, separa las piernas y saca el culo, no voy a repetirlo— su voz suena un poco crispada al ver que no me muevo, pero rápidamente sacudo mi cabeza y lo hago, separo mis piernas y arqueo mi espalda, dejando mi culo más expuesto. Siento sus manos tocar mi piel y sus dedos bajar hasta acariciar suavemente la piel de mis glúteos. Pone una mano a la altura de mi espalda baja, en lo que parece un pedido silencioso para que saque más mi culo. Tengo los antebrazos apoyados en el suelo, sosteniéndome y mi frente toca realmente el suelo. Los ojos los mantengo cerrados y mis labios entreabiertos. Ni siquiera soy consciente del ondeo del látigo y el posterior chasquido contra mi piel. Sólo jadeo de sorpresa y mi primer instinto es gritar por el picor, pero me contengo—. ¿Eres una buena chica, Penny?

Él espera que le responda.

—Sí, señor—la voz que sale por mi boca me resulta totalmente ajena a la mía y frunzo el ceño.

—Dilo—de nuevo, el chasquido contra mi piel me sobresalta.

—Soy una buena chica—murmuro. Mi voz sale ronca.

—No te oí, repítelo—por tercera vez, el cuero impacta bruscamente contra mi trasero y aprieto los labios.

Conseguiría robarle el látigo y usarlo contra él más tarde.

—Soy una buena chica—digo con la voz un poco más alta.

Las tiras del látigo recorren suavemente mi espalda y siento un alivio momentáneo. Cuando mi cuerpo parece adaptarse al ardor, el látigo cae nuevamente contra mi piel y esta vez no puedo contener el chillido. No sé si realmente es por el dolor o la sorpresa, pero cuando las manos de Killian frotan la piel magullada, sé que fue por sorpresa. El calor se expande por mis piernas mientras él pasa su mano por mi culo y creo que podría jurar que mis muslos temblaron.

Fuera del set #1Where stories live. Discover now