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Nunca sentí tantas ganas de mantener mis ojos cerrados. Comencé a ser consciente de cada cosa a mi alrededor hace un rato pero me niego a abrir los ojos y enfrentar la realidad. Absurdo, lo sé.

—¿Cómo está ella?—es la voz de Killian, sin duda. Algo presiona mi mano contra el incómodo colchón de la cama de hospital y trago saliva, sintiendo mi garganta seca.

—estará bien, tuvimos que hacer un raspado para que no hubiera ningún riesgo de infección. Tendrá que tomar complementos de hierro, ya que perdió mucha sangre—la voz femenina que le responde habla con demasiada tranquilidad—hablaré con ella cuando despierte, también creo que será mejor que hable con un profesional sobre esto. Tal vez necesite ayuda psicológica.

—está bien, gracias— de nuevo, la voz de Killian llena el espacio.

—vendré en un rato a verla.

No escucho ningún ruido por un rato.

No puedo dejar de pensar en que esto es mi responsabilidad. Tendría que haber escuchado a Killian. No debí levantar esas cajas, debí venir al hospital ante el primer dolor, debí haber hecho algo a tiempo.

Yo provoqué esto.

—mi amor...—la presión en mis dedos es más fuerte y me doy cuenta de que es su mano sobre la mía—Dios, lo siento tanto.

Lo próximo que siento es su cabeza sobre mi pecho. Intento abrir los ojos y decirle algo, pero no puedo. No sé cuántos intentos me lleva despegar mis labios y hablar.

—Killian...—presiono un poco su mano, lo poco que puedo ya que aún hay restos de anestesia en mi cuerpo y no tengo mucha fuerza.

—Isla, nena...—abro los ojos con pesadez viendo a Killian. Su imagen está un tanto borrosa y me lleva unos segundos enfocar su rostro—¿Cómo te sientes?

Mal. Me siento como la mierda, ¿Cómo voy a sentirme? Tuve un aborto. Yo lo provoqué. Cristo, siento como si me hubieran vaciaron el cuerpo.

Al darme cuenta que aún no le respondo, busco las palabras.

—creo que bien—mi voz es rasposa.

—¿Quieres un poco de agua? —niego—la doctora dijo que podrías sentirte un poco mareada por la anestesia, ¿Te acuerdas de lo que pasó?—asiento, con el ya familiar picor en mis ojos—ya estás bien.

—no.

No puedo decir nada más. Me quiebro de nuevo en un llanto que ni siquiera me creía posible de tener y Killian me abraza mientras me sacudo en espasmos incontrolables.

—tranquila, ya estás bien—sus brazos me siguen rodeando hasta que la puerta se abre y la doctora que me atendió ayer entra.

—Isla...—ella se detiene al ver que estoy llorando sin control y no dice nada por unos cuantos segundos—creo que lo mejor será que te de un relajante para que descanses.

—no me quiero dormir —murmuro. Killian afloja un poco sus brazos a mi alrededor—quiero ir a mi casa, por favor— digo, alterándome al ver que ella saca un frasco de su ambo.

—tienes que estar en observación unas horas más para que podamos dejar que te vayas—me dice ella, acercándose—tal vez te sientas mareada por la anestesia, ya puedes comer algo. Vendré a verte en unas horas, entiendo que no quieres estar aquí pero es necesario y luego podrás ir a casa a descansar—me da un intento de sonrisa—la doctora Lawrence vendrá también, ella es psicóloga y en todos los casos de pérdida de embarazos es obligatorio que la veas, ¿Está bien? Es algo del protocolo.

Asiento. Ella se va y yo paso con brusquedad el dorso de mi mano por mi rostro para secar las lágrimas. Killian finalmente saca sus brazos de alrededor de mi cuerpo pero no deja de acariciarme. Antes vi sus ojos y él luce cansado. No debe haber dormido. ¿Cuántas horas llevamos aquí?

Fuera del set #1Место, где живут истории. Откройте их для себя