56

63.2K 6.2K 1.2K
                                    

—¿Esa es la última caja?— mi padre mira desde arriba del camión que alquilamos para hacer la mudanza.

—si, es la última—Killian termina de acomodar la caja y cerramos la persiana del camión, aunque él hace todo el trabajo, puesto que casi no llego. Gokú ya está en el auto y mi padre lo amó ni bien verlo. El cachorro tiene una facilidad increíble para interactuar con los seres humanos y me alegra que se diferencia de sus dueños, porque Killian y yo somos bastante ermitaños a veces.

Hablé con mi padre unos días después de la "charla—brownie" con Killian, para preguntarle si Nathan, el chico que trabaja con él en el taller, seguía teniendo el camión de mudanzas. Él dijo que sí y mi padre se ofreció a ayudarnos a llevar todas nuestras cosas hasta la casa. Tanto Killian como yo aceptamos y es gracioso verlo a él con mi padre, tan en confianza y burlándose de mí mientras guardamos todo y lo subíamos al camión. No estoy segura de si Killian ve en él una figura paterna, pero honestamente, me encanta ver que mi novio y mi padre tienen un vínculo positivo.

—¿Ya estamos? —Killian va a ir en el auto delante del camión y yo viajaré con mi padre para charlar un rato.

—Sí, ya estamos— le sonrío a Killian y, un poco sobreexcitada, le doy un beso, chillando de felicidad.

Puedo escuchar a mi padre reirse de mí y cuando subo al camión con él, me dice:

—Vas muy en serio con este chico, motorcito.

—lo amo, pa— y las palabras salen con tanta facilidad de mi boca, que me sorprende un poco.

—lo sé—mi padre me sonríe mientras enciende el motor del camión—veo la cara de tonta que tienes cada vez que lo ves.

—¿En serio? ¿Tanto se nota?

—él tiene la misma cara de tonto, así que no te preocupes. Son un par de tontos enamorados.

—eso es bueno, supongo— me río.

—¿Y Gokú? Podría llevarlo a casa, si...

—es como un hijo para nosotros, así que no—sonrío—él se queda, es nuestra bola de pelos.

—¿Y con ese tema? — sé que se refiere al aborto —¿Cómo estás?

—estoy haciendo terapia—le digo mientras él maneja sin perder de vista el auto negro de Killian, porque yo no recuerdo el camino hasta la casa—empecé hace dos semanas, fue la misma psicóloga que habló conmigo en el hospital—sigo—así que todo está bien, supongo.

Una vez que pude hablar con ella, pude hablar con mi padre con mucha más facilidad. Él no sabía mucho los detalles, pero pude decirle todo sin llorar. Hay dolor, sí; me sigue molestando el pecho cada vez que hablo del tema, pero es algo llevadero.

—te dije, motorcito, de a poco las cosas sanan— él me da una sonrisa sincera.

—lo que tú dijiste, fue que si Killian me hacía daño, tenías una llave inglesa para golpearlo en la cabeza— comento.

—¡Y la tengo!—mi padre se burla—pero no parece que él te dañe, incluso parece que te sanó.

—¿Tú crees?

—Isla... para empezar, creo que maduraste mucho desde que estás con él e incluso estás más alegre, así que sí.

—bueno, pero no se lo digas o se le subirá a la cabeza. Ya tiene el ego bastante grande.

—está bien, no lo haré.

Cuando llegamos, Killian baja a Gokú del auto y lo deja libre en el parque de la casa. Gokú corre y mea todo, contento, mientras nosotros vamos entrando todas las cajas y Killian me molesta diciendo que no tengo fuerza para levantar el sofá con él. Así que, como la mujer obstinada que soy, llevo el sofá unos cuantos metros, alardeando de mi fuerza, hasta que le pido el cambio a mi padre que se está retorciendo de risa.

Fuera del set #1Onde histórias criam vida. Descubra agora