18.

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DIECIOCHO

—Isla—mi nombre dicho por Killian, pegado a mi oído y sus manos aún alrededor de mi cuerpo hacen que me acurruque todavía más en la cama. Estoy demasiado cómoda como para salir de aquí aún y mucho más, para ponerme a pensar en que estoy en su cama.

—Es muy temprano—murmuro con la voz ahogada contra la almohada.

—Lo sé pero tu teléfono no ha dejado de vibrar—me dice. Aun con los ojos cerrados estiro mi mano y tanteo en busca el aparato del demonio en la mesa de luz, donde lo dejé anoche. Sin mirar el número, atiendo, con la voz un poco ronca. Probablemente sea mi madre.

—Diga.

—Señorita Simone—es una voz femenina, pero no es mi madre.

—¿Quién habla?—abro mis ojos y me siento en el colchón con una de las manos de Killian aún apoyada en mi cadera.

—Me llamo Paula Williams, soy la secretaria del Decano Jamilson, de la Universidad Estatal—dice—. ¿Tiene cinco minutos para hablar?

—Claro, dígame— carraspeo y me obligo a mí misma a borrar cualquier rastro de sueño de mi voz.

—La llamo porque estamos haciendo un seguimiento de la denuncia que realizó contra el profesor Emerst—dice—, queríamos saber si él ha intentado comunicarse con usted o le ha dicho o hecho algo. Es importante para nosotros que pueda darnos cualquier información.

—No, nada. Él no volvió a comunicarse, ni decir o hacer nada—murmuro, un poco nerviosa—. ¿Solo es eso? ¿Están haciendo un seguimiento de las otras denuncias también?

—También quería comunicarle que el Concejo Universitario decidió que el profesor Emerst sea quien evalúe en la clase de Filosofía, ya que él fue el docente que dio las clases la mayor parte del año — dice, luego de unos segundos en silencio, yo todavía estoy consternada, intentando procesar lo que está diciendo—. Lo...

—¿Es una broma, cierto?—digo, brusca. Killian me observa con curiosidad, por mi arrebato—. ¿Cómo qué él va a volver a las clases? ¡Es un abusador! No pueden dejar que este tipo...

—Entre nosotras, yo tampoco creo que esté bien hacer eso—escucho un suspiro del otro lado de la línea—. Te diré algo extraoficial pero creo que entre mujeres...Bien, solo... En casos como estos, hay un protocolo que te respalda para que pidas otro docente evaluador—me dice—, en la mayoría de las universidades el protocolo está bastante camuflado porque es algo que no tienen ganas de hacer. Es muy burocrático y la mayoría de los decanos intentan no llegar a esta instancia, pero puedes recurrir a él.

—¿Qué debo hacer, entonces?—le digo a la mujer—. El hombre me acosó, me besó a la fuerza y ahora de él depende que yo apruebe una asignatura. Creo que comprenderás que estoy en una situación un tanto... difícil — gruño, pellizcándome el puente de la nariz, un poco nerviosa.

Veo los labios de Killian moverse con una pregunta silenciosa, pero lo ignoro. Posiblemente sea porque él no sabe nada sobre Emerst y lo que pasó en la universidad, así que ahora se está enterando.

—¿Tienes una copia de la denuncia? — me pregunta la secretaria del otro lado de la línea.

—Sí, claro que sí.

—Bien, debes hablar con el Decano. Si alguien más firmó tu declaración, si hubo algún testigo que haya visto lo que sucedió, es mejor que vayan juntos así pueden presionar un poco más a Jamilson.

—Está bien—carraspeo—. Muchas gracias por todo.

—Yo estaré hoy entre las ocho y las seis en la oficina de Jamilson, así que si necesitas algo puedes buscarme. Si necesitas una copia del estatuto o cualquier cosa con la que creas que pueda ayudarte, búscame.

Fuera del set #1Where stories live. Discover now