15.

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QUINCE

Me voy rápidamente a las duchas y dejo que el agua alivie el ardor en mi piel. Me lavo la cabeza y el cuerpo sin tomarme mucho tiempo. Cuando salgo, me visto tomándome mi tiempo, mientras mi cabeza divaga en un montón de cosas. Quisiera llegar a mi casa y dormir, pero tengo que preparar mis exámenes.

Cuando dejo las duchas, ya vestida y todo, voy a mi camarín a buscar mi bolso. Ya lista, salgo del pasillo para despedirme de Peter y sólo me cruzo a Hannah y Timothy, al que hace casi dos meses no veo. Él es otro de los actores de aquí, pero tiene menos escenas que Mirna, Evan o yo. Es pelirrojo y delgado y, al parecer, no hay muchas personas que consuman sus escenas.

Mi amigo está hablando por teléfono en la entrada y yo busco en mi bolso la cajetilla de cigarrillos. Últimamente estoy fumando mucho. Siempre fui controlada con mis vicios pero estos últimos días, no lo he podido hacer. Creo que el estrés por la situación con el profesor y lo que ha pasado con Killian me pone algo nerviosa.

—¿Cómo estás? —Evan corta la llamada y se acerca—. ¿Desde cuándo fumas?

—Es algo intermitente—me encojo de hombros, dándole otra calada al cigarrillo—. ¿Estás bien? Tienes cara de estar sufriendo.

—Kendra está de mal humor, no sé por qué—suspira—. Creo que ella comenzó a hartarse de esto y la entiendo, pero no puedo dejarlo. No es la primera vez que tenemos esta discusión, pero...

—Es complicado—suspiro—, las relaciones son complicadas, el amor es complicado.

—¿Qué hay de Killian? —me encojo de hombros.

—Él no es mi novio. Ni tampoco hay amor, solo fue sexo.

—Lo sé, pero, ¿Arreglaron las cosas?

—Dijo que iba a explicarme las cosas cuando terminamos de grabar pero como ves, no está aquí—le doy otra calada al cigarrillo tras sonreír con sarcasmo y suelto el humo con una risa seca—. EN fin, ni siquiera espero que se explique, en realidad.

—Isla...—el tatuado aparece por el pasillo, como si lo hubiera invocado y nos observa. Mira a Evan, que está cerca de mí y lo veo contener el enfado. Me enerva que demuestre celos cuando me ha dejado en la puerta de mi casa como si nada, por su enfado—. ¿Nos vamos ya? Necesitamos hablar.

Aprieto los labios y asiento lentamente, deseando terminar con esto. Mi vicio son los cigarrillos, no él, así que puedo terminar con esto cuando quiera. Tiro el filtro ya consumido al suelo y pisándolo, para luego darle un abrazo a Evan, que me responde con cariño.

—Espero que puedas solucionar todo con Kendra— murmuro.

Él me da una sonrisa breve.

—Lo mismo digo.

Me da una palmada en la espalda y camino al lado del otro actor. El tatuado está elegante, como siempre y me siento insignificante a su lado. Es cierto que no soy la mujer más alta del mundo pero, en serio, el hombre debe rondar los dos metros. Cuando no tengo tacones, apenas le llego al pecho.

—Estacioné el auto a la vuelta—me dice. Caminamos en un silencio tenso que me pone los pelos de punta y subimos al coche de igual forma—. ¿Quieres que vayamos a...?

—Vamos a mi casa—suspiro. El contacto del asiento con mi culo está por hacerme llorar e intento contener el quejido. Quisiera devolverle cada puta nalgada que me dio para hacerle sentir lo mismo.

O darle un puñetazo. Sí, eso también funcionaría.

Mi teléfono suena y lo saco de mi bolso, viendo que tengo al menos tres llamadas perdidas de mi madre, que supongo que las hizo mientras estaba grabando. Suspiro y atiendo, sintiendo los ojos de Killian sobre mí.

Fuera del set #1Where stories live. Discover now