Capítulo nueve: La aridez de palabras no pronunciadas (2ª parte)

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Por primera vez la vi cumplir su palabra. Me habló. No paró de hacerlo, de dedicarme palabras, de intentar sanar con sangre la herida que ella misma creó.

Y yo dejé entrar el cuchillo en mi piel, por si no hubiera tenido suficiente con lo afilado que me había resultado su pasado.

Pero la entendía. Entendía su necesidad de sentirse necesitada, de sentirse querida. Nunca había sido el centro de atención de su madre, y de repente se encontró con que jamás podría siquiera intentar llegar a serlo. Supongo que toda esa carga que llevaba constantemente al pecho, de alguna forma, la sentía también mía por haber estado desde el momento en el que sintió que lo perdía todo. Así que me vi de nuevo envuelta en sus embistes emocionales, sucumbiendo al veneno que conseguía de alguna forma ser siempre antídoto.

Todo sin siquiera poder evitarlo.

Estaba jodida.

Jodidamente perdida.

Y lo peor es que no sabía si quería encontrarme.

Hacía que mis días contaran, conseguía alegrarme con cualquier cosa, me ayudaba a crecer como persona. Para mí había sido siempre y sería el salvavidas que se lanza a la desesperada en mar abierto y tormenta que consigue mantenerte a flote hasta que llegas a la orilla.


— Ana —llamó mi atención, haciendo que levantara la vista del cuaderno que tenía entre las manos mientras ella se daba la vuelta en la silla para mirar a la cama en la que estaba sentada.

— Dime —respondí al ver que esperaba que dijera algo. Sonrió y, haciéndome reír, dijo:

— Te quiero.

Mi interior se retorció como llevaba tiempo sin hacer. Probablemente estábamos tentando al azar, pero poco me importó, porque yo ya lo había apostado todo al negro, al trece, al trébol de tres hojas, a la herradura en la puerta, y me sentía ganadora.

— Yo también te quiero. Muchísimo. No te haces una idea de cuánto.

Se quedó conforme con eso y lo dejó estar. Como si no me hubiera creado el puto circo en el corazón, como si no me hubiera provocado la peor arritmia de la historia, como si no fuera consciente de que nunca había querido vivir sin ella. Podía, pero levantarse todos los días con un pequeño vacío en alguna parte de tu cabeza que sabes que no iba a ser reemplazado jamás por nada era algo que prefería ahorrarme de poder.

Y ahora que había vuelto, había borrado de mi vocabulario todos los agujeros negros, todas las lágrimas que le había dedicado, todo el dolor. A golpe de la sonrisa marca Paula. Certificada debería estar. No me podía resistir a ella, no había podido en siete años. 

Así que poco me importó que quisiera volver al punto exacto antes de la colisión, a una amistad sin interferencias, sin ceder más piel de la necesaria, acallar los instintos primarios. La quería querer desde el principio, desde mucho antes de corrompernos, empezar de cero. Y ella quería lo mismo.

Fue aún a mejor con el paso del tiempo, cuando me presentó a su novia, quien a su vez, me presentó a una amiga suya, Elena. Me hizo gracia en un principio, porque su intención fue juntarnos -aún sigo pensando que fue porque sabía del pasado que compartíamos Paula y yo-. Sofía, la pareja de mi amiga, se encargó de asegurarse de que nuestra amistad siguiese intacta y como estaba, mientras cada dos por tres me recordaba lo bien que me vendría tener a alguien que me diese "un amor especial", como lo llamó ella.

Elena era una chica maja. Esa fue la primera impresión que me dio. Bueno, por lo menos lo fue hasta que empezó a lanzarme indirectas descaradas. Entonces dejó de parecerme maja para pasar a parecerme una creída... Qué ilusa fui. Por aquel entonces estaba comenzando a popularizarse el WhatsApp, así que básicamente nos dedicábamos a mensajearnos. ¿El gran problema que le encontraba a la chica? Que vivía a cuatrocientos kilómetros de mí. Si a eso le sumábamos que realmente estaba empezando a estar bien con todos los aspectos de mi vida y que me sobraba todo tipo de interacción amorosa... resultó en dejarle de hablar de repente.

Crónicas de un yo pasado, tú presente y nuestro futuro.Where stories live. Discover now