VIII. Alba.

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11 de agosto de 2017.

Entras en mi casa como quien nunca se fue del todo.

Pones patas arriba todo el orden del salón

mientras dejas las cartas sobre la mesa, boca arriba,

mostrándome tus cuatro ases.

No ves la hora de adelantarte a las palabras,

para soltar todo ese amor que me proclamas,

antes de que esta felicidad pase de largo

y se nos escape la juventud que nos la trae.

Borras todo el estrés del día con un pestañeo,

consiguiendo que no vea más allá de tus ojos,

de esa mirada que solo grita "te quiero"

y me deja claro todo lo que no te hace falta decirme.

Haces que siempre acabe pendiente de ti,

de tus contoneos,

de tus manos,

de cómo te acomodas el pelo detrás de la oreja,

de la manera en la que pronuncias mi nombre.

Y así normal que termine colgada de ti,

de ese olor a fresa que se mezcla entre mis sábanas cada vez que te vas,

aunque siempre vuelvas.


Ven, coge esa botella, que hoy vamos a brindar por esto que tenemos,

por las alas que nos damos,

por todo el tiempo que nos queda.


La poesía siempre nos recordará.

SOMOS ETERNAS.


17 de febrero de 2018

Hemos pasado de puntillas delante del miedo a quemarnos.

La lluvia acabó amainando toda la tormenta

que era un infierno amarrado a nuestros hombros.

Supimos contestar todas las incógnitas que trajo consigo el invierno

que se nos quedó colgando tras la soledad de otoño.

Lo desvestimos en apenas un parpadeo.

Nos dijimos las verdades directamente.

Aprendimos a descontar cada minuto del reloj

para ponerlo a nuestro favor.

Conseguimos hacer de toda esa oscuridad una casa en la que sentirnos libres.

Encendiste todas las estrellas de is ojos,

convirtiendo mis penas en poemas.

Acogiste mis cicatrices, pasaste tus labios por cada una de mis grietas,

reparando los desajustes de mi piel.

Besaste uno a uno mis recuerdos y me juraste que,

pasara lo que pasara,

jamás saldrías huyendo de todos los monstruos que aún habitan en mí.

Te apoyaste en mi cadera y juntas le bailamos a la tristeza.

Nos empezamos a volver locas,

locas de remate.

Pero qué locura la nuestra,

porque nos permitió enamorarnos casi sin darnos cuenta,

casi sin querer.

Crónicas de un yo pasado, tú presente y nuestro futuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora