39. Pietro Maximoff prt.2

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Era hoy, definitivamente nunca creí que el día de mi boda sería el más triste de mi vida.

—Te vez hermosa hija.—Hablo mi madre por encima de mi hombro con una enorme sonrisa.

Volví a verme al espejo esperando que solamente fuese una pesadilla más, pero no.
Mi cara no mostraba expresión alguna y mi boca no pronunciaba palabra alguna, mis esperanzas de que Él viniese a rescatarme se esfumaron después de ayer en la noche se fuera enojado por pedirle que se fuera.

Si le dije que se tenía que ir fue para descansar, hoy sería un día diferente a los demás.
Acomode mi vestido y mi peinado sacando cualquier pensamiento de mi cabeza.

—Es hora mi pequeña niña.—Mi madre beso mi mejilla y salió de la habitación para luego ser mi padre quien entrara.

—Mi hija se casa.—Sonríe.—Y con un hombre de bien, estoy orgulloso de ti.

Ambos caminamos fuera de aquella habitación, subimos a la limusina y el camino hasta la iglesia se me hace más corto de lo normal.

Todos están adentro, y yo creo no poder aguantar las ganas de llorar, en verdad quisiera salir de aquí.

—No llores cariño, sé que estás feliz pero...

—Papá no me quiero casar.—Suspiro ante lo que ha salido de mis labios.— Yo no amo a ese hombre.

—Ya hablamos de esto.—Toma mi muñeca con fuerza y yo jadeo de dolor.—Te casarás, porque eres el futuro de esta familia y tienes que casarte con un buen hombre.

Me suelto agresivamente de él alejándome, salgo corriendo no sé a donde ni sé cuán lejos llegue pero corro sin detenerme.
Mis piernas flaquean de los nervios y no me doy cuenta de nada hasta ver el auto a centímetros de mi, cierro los ojos esperando el golpe pero al abrirlos estoy del otro lado de la calle siendo abrazada por Él.

—¿Estas loca? ¡Pudiste haber muerto! Ese auto venía muy rápido.—Me toma por los hombros pero yo solamente lo observo.—No vuelvas a hacer eso de nuevo, si hubiese llegado un segundo tarde tú...

—Llegaste a tiempo.—Mi voz se escuchaba esperanzada.—Estas aquí, me salvaste y estoy feliz de verte.

—No te haz casado.—Sonríe levantando la mirada.—Vamos amor mío te llevare lejos de aquí.

Asentí cuando me cargo al estilo nupcial y corrió. Increíble.

Se detuvo en algún lado de la ciudad y me bajo.

—¡Eso fue increíble!—Sonrei.— hay que hacerlo de nuev...—Le hice aún lado y me incliné para vomitar y sacar cualquier comida que ingerí este día.—Lo siento.

—Está bien cariño.—Su risa quizá se escuchase hasta china.—Lo siento... no puedo parar de reír.

—Ya basta.—Gruñi.

Ambos entramos al enorme edificio mientras él tapaba mis ojos guiándome.

—Hay una puerta, ¡Espera no!—Y sin más ni cabeza chocó con la puerta.—¿Estas bien mi amor?

—No vuelvas a dejarme ciega nunca más Maximoff.—Lo miro mal y entramos al lugar.— Oye que lindo, ¿Vives aquí?

—Si, viviremos aquí.—Asiento con una sonrisa.—¿No quieres estrenar el lugar?

Cariño mío piensas exactamente igual que yo.—Sonreí.—Pero primero necesito un baño.

Mientras me quitaba el maldito vestido de novia sentía que se me iba un enorme peso en los hombros.
Abrí la llave para que la bañera se llenase y comencé a cepillar mis dientes con el cepillo adicional que tenía mi nombre, me deshice el peinado y el maquillaje.

ℳ𝒶𝓇𝓋𝑒𝓁 ℱ𝒶𝓃𝓉𝒶𝓈𝒾𝑒𝓈 lWhere stories live. Discover now