67. Bucky barnes

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Me paseaba por los pasillos junto a Natasha y platicábamos de ningún tema en especial.

Al llegar a la sala de estar estaban Steve, Sam y Bucky sentados riendo.

El último me dio una mirada fugaz que yo evité mientras me sentaba en la cocina junto a mi amiga.

—Veo qué hay tensión entre el soldado y tú.—Sonreí sin saber que decir.

No negaré que me gusta y mucho pero no me animo a hablarle o si quiera mirarlo directamente a los ojos, me intimida.

—No hay nada entre él y yo.—Sonrei restándole importancia al tema.

—No me negarás que no te lo imaginas en una posición comprometedora.—Me sonrió con malicia y mis mejillas se encendieron en un instante.

Pero a partir de ahí ya no tocamos ese tema. Sin embargo mi cabeza no dejaba de pensar en las palabras de Nat dado que nunca había pensado en él de esa forma y ahora no dejaba de hacerlo.

El día se pasó mas aburrido de lo normal y cuando me encontraba recostada mi mente solamente pensaba en el soldado y en lo guapo que era, mi cuerpo reaccionó al instante y sin saber que hacer solamente ene levante para ir por un poco de agua.

Estaba oscuro y caminé sin pensar que había alguien ahí y al chocar con esa persona caí al suelo, ¿Hay un poste ahí o que?

—Lo siento.—Dije aún en el piso y rápidamente me levanto de la cintura.

—¿Estas bien?—Su voz hizo eco en mi y me quede estática.—Oye...

—¿Que?... ¡Si! Estoy bien Gracias Bucky.—Suspire cuando caí en cuenta que sus manos seguían en mi cintura, me puse tensa.

—Está muy oscuro.—Dijo el y sentí como me acariciaba, jadeé captando su atención.—Alguien debería poner más iluminación aquí.

Me acercó a él y estoy segura que tenía una maldita sonrisa en su rostro, sus manos se dirigieron a mi espalda donde se metieron por debajo de mi camisón y me acaricio con su brazo de metal estremeciéndome.

Recosté mi cabeza en su pecho y suspire cuando intentaba sacarme el camisón, sin decir ni una sola palabra lo deje y la saco dejando mis pechos desnudos al descubierto.

Me sentí expuesta y lleve mis brazos para taparlos aunque él no me veía completamente dado que estaba oscuro.

—¿Nunca te han tocado?—Dijo sentándome en la barra y acomodándose entre mis piernas.—¿Quiere que yo lo haga?

—Si...—Susurre sin despegar mis brazos de mis senos.

Acaricio mi rostro en la oscuridad y me beso con dulzura, yo respondí y me deje llevar por el momento.

Cuando se separó de mi también hizo que mis brazos rodearan su nuca y con eso llevo una de sus manos a mi seno derecho estriándolo con fuerza sacándome un gemido.

—Silencio...—Susurró mientras acariciaba mi pezon con sus dedos.

Jadee de la excitacion y comencé a sentirme húmeda.

—Ahora te quitaré la ropa interior.—Afirmó mientras lo hacía y abría mis piernas.—Te voy a tocar.

Asentí a pesar de que no me veía, y sentí sus dedos acariciar mi centro e inmediatamente me mojé y él hizo un sonido de satisfacción, mientras comenzaba a estimularme mis jadeos salían.

Pero de pronto sentí su respiración ahí, contuve la respiración por unos segundos y luego sentí como si lengua acariciaba mis pliegues y mis gemidos salieron al momento que cerré los ojos disfrutando de esto.

—Dios mío...—susurre acariciando su cabello y mis piernas descansaron en sus hombros.

Cada movimiento que hacía su lengua era totalmente mágico y el extasis que me provocaba era indescriptible.

Cuando comencé a sentir que por fin tendría el placer máximo se detuvo y yo abrí los ojos confundida.

—¿Te gusto?—Dijo mientras frotaba sus dedos en mi centro y se acercaba a mi oído.

—Mucho...—Susurre abrazando su cuerpo.

—¿Te gusta lo que hago ahora?— La fricción que hacía era tan placentera por lo mojada que me encontraba y como respuesta gemí.

Pero desesperada por tocarlo metí mis manos por debajo de su camisa y sentí su duro abdomen.

Él soltó una risita por lo inexperta que era y se saco la camisa.

Escuche cómo desabrochaba su pantalón para luego de unos segundos sentir su punta chocar con mi vientre.

Suspire cuando eso pasó, me mordí el labio sabiendo que él no me veía y las ganas de tocarlo me inundaron pero no lo hice.

—Tócalo...—Dijo con una voz ronca y grave.

Obedecí llevando mis manos a este y mi respiración se corto cuando sentí lo grande que era, se sentía duro pero no supe qué hacer en ese momento.

—¿Que hago ahora?—Al momento de susurrar eso sentí como se ponía más duro.

Él me dio un beso en la mejilla.

—Masajéalo..

—Está bien.

Hice lo que me pidió y el jadeo mientras apretaba mis caderas y llevaba de nuevo sus dedos a mi mojado centro.

Ambos gemíamos silenciosamente esperando no despertar a nadie hasta que él me cargó y me recostó en un sillón.

Abrió mis piernas y tocó mi centro para saber que tan mojada estaba para el.

—¿Lista?—Le dije que si mientras frotaba con lentitud su miembro duro en mi centro.—Si algo no te gusta dime qué pare y lo haré.

—Está bien.—Susurre.

Él llevo su cabeza a mi cuello mientras acomodaba su punta en mi entrada y yo gemí cuando me rozó.

De pronto su punta entró en mi con lentitud y yo jadee, fue metiéndose más sacándome un gemido de dolor junto con arañazos en su espalda pero no le pedí que parara.

Sentí que algo en mi abría y cuando estuvo realmente dentro de mi se quedo quieto.

Unos segundos bastaron para poder adaptarme a su tamaño, al momento de embestirme sentí un placer atraparte y jadee.

El gimió cuando sintió lo caliente de mi interior abrazando a su duro pene.

—Continúa...—Gemí y él obedeció.

Empujó nuevamente dentro de mi pero con más fuerza, ambos gemimos de placer.

Su respiración chocaba en mi cuello y el calor nos inundaba como nunca, mis piernas se enrollaban en su cintura para que entrara más profundo y lo logró.

Mi corazón salía de mi pecho con cada embestida y el sonido de sus roncos gemidos me excitaba aún más.

Se separó un poco de mi y tomó mis caderas con fuerza para penetrarme con fuerza, solté un gemido alto pero ahora no me importaba despertar a los demás.

Cada vez sentía que estaba cerca y él sabía que hacer para hacerme llegar, se hundía en mi con fuerza hasta que mis piernas temblaron.

De pronto el orgasmo me arrasó y me retorcí bajo su cuerpo, temblaba de placer y a él le gustaba eso.

Bucky sigue embistiéndome y lo sentí palpitante en mi interior hasta que me llenó de su semilla y me regaló un segundo orgasmo.

La sensación que sentí después de eso fue mágica, su cuerpo junto al mío jadeando.

Salió de mi y beso mis labios mientras continuaba acariciando mi cuerpo desnudo, nunca me sentí más satisfecha.

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ℳ𝒶𝓇𝓋𝑒𝓁 ℱ𝒶𝓃𝓉𝒶𝓈𝒾𝑒𝓈 lWhere stories live. Discover now