25. Cosas del destino.

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Jungkook vio atraves del cristal de la puerta como Jimin se estremecía por la nevada. Salió por impulso, tampoco tenía abrigo pero solo lo vio con el corazón detenido, tomó su abrigo de sus manos, como si se tratara de una cámara lenta un fuerte viento alboroto su cabello, su camisa de seda se pegó a un costado de su torso y él solo cerró los ojos encogido, Jungkook se movió rápido y se puso detrás de el, destendiendo el saco lo abrió y lo puso encima de sus hombros, cuando el viento cedió el joven abrió los ojos y le sonrió.

- Jungkook, no era necesario - Pero él sabía que si era necesario, él lo conocía, sabía de su debilidad ante el frío, él era su Mochi. Ajustó su saco y lo sostuvo.

- Mete tus manitas Jimin, deja de jugar a que eres fuerte - pero él solo lo miró enojado, iba a replicar algo pero Jungkook fue más rápido, tomo su helada mano y la metió por el agujero del saco, luego tomo la otra pasando la bolsa de un lado a otro y metió la segunda mano al saco. Sus manos estaban heladas, Jungkook sabía que eso sucedía siempre, pero él no, no sabia que él las había calentado infinidad de veces con su piel.

Lo miró profundamente agachandose levemente, no podía creer que ya no lo conociera, eran los recuerdos a su lado que lo hacían sentir vivo y otra vez feliz, pero el no tenía nada, su corazón comenzó a doler, él lo había buscado inconscientemente pero no lo había podido hallar, su alma le decía que había perdido algo pero solo se había sentido tonto al intentar recordar.

- Gracias, necio.

Pero ahora ya no quería hacerlo, lo había buscado mucho tiempo pero ahora a él ya no le importaba más recordar.

¿Se puede morir de tristeza?

Jimin le hizo una reverencia y se hizo a un lado, pero Jungkook no estaba listo aún, no quería que se fuera, tenía miedo de perderlo de nuevo, no quería que lo volviera a olvidar.

- Jimin ¿Te gustaría salir mañana?

El joven lo miro extrañado y se regresó curioso.

- ¿Quieres una cita?

Pero Jungkook no sabía en qué términos quería salir con él, solo sabía que quería verlo todos los días, quería asegurarse que el estuviera allí cerca de él, el miedo a estar solo con todo eso lo sobrepasaba, cayó en la cuenta que él no recordaba su primer beso. Él había olvidado su hermoso primer beso.

Sostuvo la respiración sus ojos lo traicionaron y se humedecieron en la corta guerra de evitar que salieran a exponerlo.

- No tiene por qué ser una cita, solo una salida, podemos ir donde tu quieras.

- Mmmm no lo sé Jungkook, con esta nieve. Lo más seguro es que estaré muy adolorido por el tatuaje.

- ¿No quieres? - Una lágrima se escapó traviesa haciendo que Jimin la limpiara con un dedito frío. Él tomo su mano y la tapo con la suya destendiendo sus deditos por toda su mejilla, su mano propia estaba caliente así que la de Jimin quedo apresada por su piel haciendo que su manita se calentará durante unos segundos.

- Claro que quiero Jungkook, pero - Lo vio pensar - Podría ir a tu casa, apenas hablaré con Tae, así que no creo que sea buena idea ir a la mía.

- Me parece bien Jimin - pero estaba cerrando los ojos cuando su mano se escurrió de su mejilla

- Woao eres muy calientito - Sonrió medio asqueado, Jungkook sonrió tristemente, él era su Mochi pero no era él mismo, por un momento había olvidado que él ya no le gustaba ser abrigado - Me podrías dar tu número así me podrás mandar tu dirección. - Lo vio sacar su teléfono y empezó a poner su nombre - Dime.

I miss you Where stories live. Discover now