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Gwen

La última clase del día se me estaba haciendo especialmente cuesta arriba. Por algún motivo me costaba hacerme escuchar en aquella clase y, para colmo, yo no podía dejar de pensar en Peter, como una niña idiota. ¿Por qué me había cogido en brazos? Y ¿por qué mi corazón se había acelerado cuando lo había hecho? Sin duda, algo no andaba bien conmigo...

—¿Es verdad que sales con Peter, señora Wood? —me llamó una de las chicas, como si supiera lo que pasaba por mi cabeza.

Tuve que mirar la lista de mi mesa con cierto disimulo, dónde había impreso sus fotos y nombres, para saber que era Sydney. Luego me percaté de que le había llamado «Peter» con más familiaridad de la que sin duda me atrevería a hacerlo yo.

—No, claro que no —lo negué, antes de intentar explicar de nuevo.

—Pero, Sarah dice que ha visto cómo te llevaba en brazos —insistió, con cierto tono molesto y celoso que no se me pasó por alto.

—Me he hecho daño y me estaba llevando a la enfermería —exageré la situación para quitarle importancia.

Porque decir que me había cogido en brazos por que le había dado la gana y que yo estaba deseando que en lugar de la enfermería me llevase a... bueno, un sitio más privado, me pareció poco apropiado. Por un segundo, de verdad, había pensado que pondría en práctica aquello que había dicho el viernes sobre el alcohol y el sexo y la idea no me había desagradado. Al contrario, aún sentía un calorcito muy agradable en mi vientre...

—Entonces... ¿No te gusta? —insistió Sydney.

—No, Sydney, solo es un compañero. Y tu profesor —le recordé, entrecerrando un poco los ojos. ¿Habría sido inapropiado con ella?

—Ya, ya, es que es un profesor genial. —Se encogió de hombros, pero se sonrojó entera.

Yo decidí dejarlo pasar de momento y centrarme en dar clase. Ya investigaría aquello más a fondo. Estaba claro que lo que sentía Sydney iba más allá de una relación de profesor-alumna. Solo tenía que averiguar si era correspondido o si Peter lo motivaba de alguna forma.

Luego podría contarle a Colton lo que fuera que averiguase y acabaría con aquel dichoso encarguito que cada vez me hacía menos gracia. Sin embargo, había prometido que le ayudaría.

Colton estaba seguro de que Peter mantenía relaciones sexuales con sus alumnas y quería asegurarse de que las chicas estaban bien. Había aceptado porque me pareció algo noble, pero ahora que conocía mejor a Peter no estaba segura de que estuviera bien investigarle así.

La sirena que daba fin a las clases me sobresaltó un poco y se formó una carrera para salir de allí. Yo me limité a recoger mis cosas y dejar que se marchasen sin discusión. Me colgué el bolso de un brazo y moví el cuello para relajar la tensión acumulada aquel día.

En realidad, no tenía ninguna prisa, porque los niños estaban con mis suegros pasando la tarde y no me apetecía ni un poco volver con Ian. Estaba segura de que había mandado a Aidan y Nadia con sus padres precisamente para quedarse a solas conmigo y eso me hacía sentir muy incómoda. Porque me parecía que él tenía intención de recuperar algo entre nosotros y yo no quería hacerlo. No todavía, no en ese momento.

Al salir del aula me topé de frente con Peter, que me esperaba con sus gafas de sol y la tirita de la nariz apoyado en la pared. Me pregunté si daría las clases también con las gafas de sol puestas. No le conocía mucho, pero me parecía muy capaz.

—¿Qué te ha pasado en la nariz? —le pregunté, cerrando tras de mí y caminando hacia la calle.

—Una puerta —me dijo.

Cuando decidas madurar - *COMPLETA* ☑️Where stories live. Discover now