28

5.1K 589 60
                                    

Gwen

—No lo has dicho —me quejé a Peter, apoyada sobre su hombro desnudo.

—¿El qué, nena? —preguntó provocador.

—¡Peter! —Me quejé con un lloriqueo que pareció enternecerle, porque se movió y me acarició con suavidad, luego se llevó mis lágrimas con los labios.

—No llores, Gwen, jamás he querido verte triste. Todo lo que he hecho, ha sido por hacerte feliz. Siento que no confiases en mí y no haber confiado en ti yo mismo.

—No estoy triste, estoy sensible y tú no ayudas —me quejé, llorosa aún.

—Perdón. A ver si esto te ayuda.

Se levantó de la cama y le vi rebuscar entre la montaña de ropa del suelo. Ambos estábamos desnudos, arropados con una sábana fina porque el sudor se nos había enfriado después de un par de horas de sexo lleno de sentimientos, pero sin palabras. Y como no me dijera pronto que me quería, yo iba a acabar llorando de verdad a lágrima viva.

Volvió con algo escondido en su espalda, pero no pude verlo mientras se tumbaba a mi lado de nuevo. Me acarició el vientre, como no había dejado de hacer en todo el tiempo y yo apoyé la mano sobre la de él, para sentirle mejor.

—Primero déjame que te diga algo, duendecillo —pidió con suavidad—. Incluso antes de saber que la vasectomía no había funcionado, creo que ya había decidido volver. Si tú me querías aquí, claro. Pensé que quizá me amases de verdad y si solo habías tenido un desliz... Jamás me había planteado perdonar unos cuernos, pero por ti lo haría. Aunque no me pongas a prueba.

—Jamás —prometí, porque por fin hablaba de sentimientos.

—El caso es que apenas me he hecho a la idea de que vamos a tener veinte hijos, así que perdóname por ir despacio y no declarar mi amor a la ligera.

—¿Veinte? —pregunté horrorizada—. Solo vienen dos, Peter, y no más. Estoy horrible, gorda, hinchada...

—No empieces, Gwen. —Me cortó el llanto de golpe, porque sonó casi cabreado—. Eres la mujer más preciosa que he visto en mi puta vida. Así que deja de menospreciarte. Llevas a mis bebés dentro, y es imposible que eso te haga fea de ninguna manera. Y sí que voy a querer tener más niños contigo. Muchos más. Unos niños tan perdidos en la vida como nosotros.

—¿Te quedarás conmigo?

—Toda la vida y diez más —prometió, inclinándose para besarme con cierta fuerza que me encantó.

Yo le rodeé con los brazos, o lo intenté, porque se apartó de mí muy rápido. Hice un pucherito hacia él, pero entonces sacó lo que hubiera ido a buscar al pantalón y me lo tendió. Era una cajita de terciopelo que me hizo abrir mucho los ojos. Y no dudé en levantar la tapita para ver el anillo de dentro.

—He recuperado mi trabajo y he renegociado con Lory una pensión para Kayla más acorde a mi sueldo —me explicó con suavidad—. Quiero que tengamos una vida de verdad, juntos. Porque te amo, Gwen Wood. Y me encantaría ponerme tu apellido cuando nos casemos, ¿puedo?

Solté una carcajada entre las lágrimas y hundí la cabeza en su pecho, en busca de su calor y el latir de su corazón.

—Yo también te amo, Peter, y puedes apellidarte cómo te dé la real gana —prometí,alzando la cabeza para besarle con ansia.

—Yo también te amo, Peter, y puedes apellidarte cómo te dé la real gana —prometí,alzando la cabeza para besarle con ansia

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Cuando decidas madurar - *COMPLETA* ☑️Where stories live. Discover now