Peter tuvo un amor de película que resultó ser un drama. Gwen vivió una historia de novela que acabó con un amargo final. ¿Tras dos grandes historias de amor, aún puede quedar un epílogo que vivir?
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Red Tales 3. No es necesario leer las demá...
Había elegido una sudadera sin mangas y con capucha para ocultar mis rastas rojas, porque llamaban demasiado la atención. Y, aun así, vi varias miradas posadas en mí, mientras el guía explicaba (o se inventaba más bien) sobre los pececillos que pasaban bajo el suelo de cristal del barco.
De vez en cuando, su mirada se desviaba hacia la escalera que llevaba al piso superior, y supe que estaba mirando el cielo. En cualquier momento iba a estallar una tormenta. Aquella salida sin duda no había sido una gran idea. Un par de críos se aburrieron de mirar los pequeños peces, porque seguro que estaban esperando impresionantes tiburones y se fueron al piso de arriba.
Yo me aseguré de que la pequeña cámara de mi collar lo grababa todo y volví la vista al fondo marino. Y una tortuga se cruzó en mi importante misión. Literalmente. La pobre tenía una aleta enganchada con un plástico, que también le rodeaba el cuello.
Maldije en completo silencio y me puse de pie como si me hubiera cansado de mirar, mientras los turistas empezaban a hacerle fotos al animal. Puse los ojos en blanco sin pretenderlo mientras subía las escaleras y miré el cielo negro, que empezó a descargar fuertes gotas justo en ese momento.
—Joder —me quejé, antes de coger y soltar aire rápidamente para preparar mis pulmones y saltar al agua.
Oí un par de gritos a mi espalda antes de que mi cabeza se zambullese en una pirueta perfecta dentro del agua. Yo era medio pez, pero eso los imbéciles del barco no podían saberlo, claro. Me había criado en la costa, prácticamente nadaba mejor que andaba.
La tortuga se asustó de mí, pero la sujeté con suavidad y la liberé del plástico, que me guardé debajo de los pantalones para sacarlo de allí. Sentí algo alrededor de mí entonces, y grité por el susto debajo del agua, soltando todo el aire retenido.
Traté de librarme, pero de verdad que fue un acto inconsciente. Lo último que pensé en ese momento fue que un idiota del barco pudiera haber saltado tras de mí. Así que le di un codazo con todas mis fuerzas. La presión desapareció de golpe y pude girarme para ver que era el puto guía. Y se había desmayado.
Me planteé si tenía suficiente oxígeno para llegar cargando con él arriba. Era un tío enorme. Luego pensé que quizá no me dejasen subir al barco si no, así que le agarré desde detrás, rodeándole con fuerza y tirando de sus axilas, y nadé usando las piernas con todas mis fuerzas hacia la superficie.
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¡Pues hasta aquí Cuando decidas madurar! ¿Qué os ha parecido? Espero que queráis a Peter y a Gwen tanto como yo, la verdad XD.
¡¡Como ya dije, el siguiente es el de Ariadna y podéis encontrarlo en mi biblioteca!!
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