No me olvides.

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Había pasado una semana desde su último encuentro en la cafetería, y mientras Inés trazaba su plan de reconquista, Irene pensaba en la forma de olvidarse de ese amor que veía imposible.
A pesar de estar loca por Inés,  ella no le había dicho en ningún momento que tuviesen que seguir a ese amor. No había ninguna decisión que tomar, y ninguna opción que no fuese la de seguir adelante y dejar que el tiempo lo curase todo.
Por ello había viajado a Barcelona y no le había dicho nada, por eso, y porque era un viaje expres que realizaría con Pablo. No podía, ni debía llamar a Inés. Además, seguramente no se la encontraría, así que una parte de ella estaba tranquila. A pesar de todos sus esfuerzos, viajar a Barna y no poder verla, le dolía en lo mas profundo de su ser. Tan cerca, y tan lejos.

Como fin de su jornada laboral en Barcelona, habían llegado a la diputación para la entrega de unos documentos. Hacía un día lluvioso y con mucho viento, pero por suerte para ellos, en cuanto a trabajo había sido muy provechoso. Con la intención de no perder el tren, Irene  y Pablo se montaron en un taxi rumbo a la estación, habían salido con tiempo deque no les retrasasen las lluvias.
Solo hubo algo que  a Irene se le pasó por alto...Por una parte tenía razón, no se encontraría con Inés ese día...pero por muy poco.

Inés acababa de doblar la esquina de la avenida Diagonal hacía la rambla de Cataluña en dirección a la diputación. Bajo su paraguas, con un chaquetón negro y con mucho frío, se acercaba un poco más a la puerta, cuando levantó la vista y la vio.
- ¿Es Irene? Es Irene! 
Inés hablaba en voz alta.
Apresuró el paso intentando llamarla.
- Irene!! 
Con la lluvia y el ruido de los coches Irene no la oía.
- Irene espera!
No hubo respuesta y su taxí había partido. A pesar de ello, en un intento desesperado cerró el paraguas y corrió, pero solo logro mojarse y tener más frío del que ya tenía.

De repente cayó en la cuenta de que era Irene. Estaba en Barcelona y no le había dicho nada. No quería verla.
Entró a la diputación, y solucionó el papeleo tan rápido como pudo, solo quería volver a casa.

Se dio una ducha caliente, se puso el pijama y se sirvió una copa de vino. Xavi estaba fuera, por suerte, no quería tener que esconderse en la habitación a terminar esa mierda de día.
¿Por que no la había llamado? ¿Estaba enfadada? ¿No quería verla?
Después de tres copas de vino decidió que estaba fuerte para preguntarle.

"Hola Irene,  hoy ha sido la primera vez que he corrido detrás de un taxi, pero no he logrado alcanzarte. Ha sido después cuando he caído en la cuenta de que estabas en Barcelona y yo no lo sabía. No me sentía  tan mal desde que te mandé aquel mensaje del que me arrepiento cada día...me hubiese gustado tanto que quisieras verme..."


Inés no había llegado a tiempo de ver que dentro de ese taxi ya estaba Pablo. Quizá eso le hubiese hecho entender a tiempo, que había una explicación, antes de terminar el día llorando de nuevo y con un rayo  menos de esperanza en su plan.

Irene iba en el tren cuando recibió el mensaje. "No me lo puedo creer" pensó. Se levanto con la excusa de ir al baño, necesitaba contestarle tranquila.
Una cosa era saber que no verla había sido lo mejor que  podía hacer, y otra era saber que Inés la había visto, y pensaba que no quería verla. De ser al revés, estaría rota.

"Si te hubiese visto desde ese taxi, me hubiese bajado en marcha. Estoy luchando contra mis ganas de verte, pero todavía no me ha servido de nada. Ha sido un viaje exprés, y he ido con Pablo, no podía avisarte, ni escaparme para verte, de lo contrarío y aún sabiendo que cada vez que te veo me desarmo, hubiese hecho lo imposible por encontrarnos."

Inés recibió el mensaje. Lloraba y reía a la vez, había vuelto el rayo de esperanza, había una explicación. Deseaba decirle que no luchase contra esas ganas, pero no debía. Tenía que actuar.
Aún así decidió contestar el mensaje, con tanto amor como sentía.

"Solo tu podrías hacerme cerrar el paraguas  y correr en tacones detrás de un taxi.Pasan tantas cosas por mi cabeza... Eres mis 24 horas del día, solo pienso en ti. No tengo derecho a pedirte esto, pero no me olvides mi amor."

Al menos no me olvides hasta que te demuestre que esto puede funcionar, pensó Inés! 
Pensó por un momento en la posibilidad de que al final Irene no diese el pasó hacía ella. Le daba pánico!  Tenía que darse prisa!

Irene recibió el mensaje, estaba de nuevo en su asiento. No quería, no quería sonreir, no por ese mensaje, no por ese  "no me olvides" que le devolvía la esperanza, ni siquiera por imaginarla correr en tacones... pero era inevitable. Veía a Inés, la imaginaba escribiendo ese mensaje, sintiendo esas palabras, y en su mente todo se volvía posible.

"Inés... no puedes decirme esto. Cuando lo haces en mi cabeza todo es precioso, y la realidad nunca es tan bonita. Aún no se si puedo vivir sin ti. ¿Que me has hecho?"

¿
Que me has hecho? Que me has hecho tu a mi, Montero!! Que me has hecho tu a mi para dar un paso al frente del tamaño de un abismo.

"No se que te he podido hacer... dicen que todo se pega menos la hermosura, quizá te pegué todo el amor que me hiciste sentir."

No, no, y no. Irene deseó tener una pistola y matar todas las mariposas de su estomago.
Miró a Pablo. Le quería, pero ya no lo quería de esa forma. No se merecía tanta mentira. Pensó que si no la verdad, al menos debía darle alguna explicación de porque estaba tan rara.

Volcanes dormidos.Where stories live. Discover now