Noelisa. (spin-off 1/2)

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- Bueno pues ya está, ¡maletita hecha! Inesita, ¡que voy volando!

Melisa hablaba sola y emocionada, en su apartamento, con la maleta recién hecha, y mirando feliz su billete de tren con rumbo a Madrid.
Realmente no le había dicho a Inés que iba, porque quería darle una sorpresa, así que tenía que conformarse con hablar a las paredes.

El tiempo se le hacía eterno en ese vagón, quería llegar ya, para ver a su amiga y que le contase cómo le iba todo. No era lo mismo hablar por teléfono, que conocer de cerca cómo era Irene Montero.
Desde luego, no se conformaba con las llamadas, quería verlo con sus propios ojos.

Trás unas cuantas horas de tren, y un par de transbordos en metro, Melisa y su maleta se encontraban ante la puerta del despacho de Inés.

- ¿¡Puedo entrar o mi chica favorita está muy ocupada en su nuevo cargo!?
- ¡Madre mia Mel! ¡Que ganas tenía de verte!

Melisa corrió a sus brazos y le dio un abrazo de oso. La había visto hacía unos días en su nombramiento, y sin embargo sintió que llevaba meses sin saber nada de ella.
Inés estaba resplandeciente.

- Sabía que iba a venir desde hace dos días, ¡pero quería que fuese sorpresa!

Se sentaron en el sofá para estar más cómodas mientras se ponían al día. Y Melisa dando pequeños empujoncitos a su amiga no tardó en empezar el cotilleo.
- Bueno ¿Qué? Te veo muy bien, y eso me hace pensar que no me echas nada de menos!
- No seas boba, eres lo que más echo de menos. Pero la verdad es que estoy muy bien Mel!
- Ay por favor nena. ¡aún no me creo todo esto! - Melisa observaba la carita de tonta de su amiga, y fue directa al grano, ella quería saber más.

- Necesito que me enseñes un poco de tu nueva vida. No sé, llévame a comer con Irene! Enseñarme cómo vivís, dejarme estar descalza en vuestro sofá como hacíamos siempre, ¡No sé! ¡Cualquier cosa que se te ocurra!

-Tengo una idea, voy a llamar a Irene para organizar una comidita de picoteo en casa.¡Con el buen día que hace hoy, podemos estar en la terraza!

A Mel se le iluminaron los ojos. Picoteo, vinito, terraza. ¿Para qué más?.
Lo que no se esperaba era que Inés le dijese que ella no podría beber vino, y se tocase la barriguita. No, desde luego, que eso no se lo esperaba.

...

Noelia había llegado muy preocupada por Irene a su despacho. Algo le pasaba a su amiga, estaba rara. Un día se le veía exultante de alegría y otro día sale corriendo del bar.
Irene le aseguraba estar bien, pero Noelia era una de esas mujeres que siempre miraban un poco más allá.

- Esta bien, pero si te pasa algo con Pablo, y te da miedo contárnoslo porque es un amigo y el presidente de nuestro partido, quiero que sepas que yo soy fiel a ti. Siempre. - Noelia la miraba con dulzura intentando que su amiga se sintiese confiada.

El móvil de Irene sonó y Noelia empezaba a perder la esperanza. ¿Quién la estaría llamando? "¡Seguro que la perra esta tiene una aventura, y no me lo está contando!"
Irene volvió a su sitio, ante la atenta e interrogante mirada de Noelia.

- Noe, cielo, con Pablo no ha pasado nada, de verdad.Algunas conversaciones son un poco más duras pero, en líneas generales, todo está bastante bien.

Noelia estiró los brazos para coger las manos de Irene, y hacerle ver que estaba ahí para lo que necesitase, cuando su amiga y compañera se levantó de la mesa como un manojo de nervios.

- Vale, Noelia, tengo que contarte algo.
- ¡Sabía que te pasaba algo!
Noelia abrió los ojos mientras su amiga soltaba toda la palabrería, y entonces...

Volcanes dormidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora