La bruja.

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Irene

Después de ese tiempo de descanso, era el momento de volver al congreso. La verdad es que tenía ganas de volver a ver a sus compañeras,  y disfrutar de esos descansos entre reunión y reunión en los que aprovechaban para tomar cervezas y dejar el trabajo de lado.

Se había despedido de Inés con el corazón roto. Daba igual las ganas que tuviese de volver al trabajo, si hablamos de ganas, Inés siempre iría en cabeza.
Se giró justo antes de salir por la puerta para volver a ver a Inés, y pudo leer en sus labios, un mudo  "t'estimo". Con esa sonrisa tonta cerró la puerta, solo podía pensar "jo mes, amor".

Llegó al congreso y se metió en su despacho. Tenía muchísimo trabajo acumulado, el primer impulso fue un pequeño agobio, pero no podía permitirse ni eso, asi que  puso manos a la obra, ordenando papeles, y tareas pendientes. Aunque se había encontrado a algunos conocidos en el pasillo a su llegada, todavía no había visto ni a Ione ni a Noelia. Que ganas de verlas! Echó otro vistazo a la montaña de papeles, y calculó el momento perfecto de tomarse esas cervezas.

"Hola preciosas! estoy en el despacho con muchisimas ganas de veros, en media hora en el bar? ;)"

Por supuesto a ellas les pareció una idea maravillosa! "Pero que poco les cuesta evadir el trabajo a estas dos!"
Irene sonreía para si, cuando llegó otro mensaje a su teléfono móvil.

"Que ganas tengo de bajar el tramo de escaleras que nos  separa y morderte..."

Que poco le hacía falta a esa mujer para poner todo su mundo patas arriba.
"Que ganas de que lo hagas. voy a bajar con Ione y Noe a tomar unas cervezas en un rato, espero poder verte luego, no se si puedo esperar a llegar a casa"


Irene dejó en orden el papeleo, y bajó al bar.

Ione y Noelia la abrazaron, creían que iban a encontrar a una Irene perdida, y con el corazón roto pero ante ellas había una Irene con el guapo subido, feliz y más entera que nunca.

- Tia te veo... no sé, te veo muy bien! Habíamos hablado de como estarías, la verdad que cuando Pablo nos dijo que no estabais bien, y dejaste de venir al congreso nos preocupamos muchisimo, pero como insististe tanto en que te dejasemos tranquila...

Noelia agarró su mano, esperando que su amiga confirmase que de verdad estaba bien, y que les contase un poco más lo que había sucedido.
Ione fue un poco más directa.
- ¿Irene que ha pasado? Yo no te entiendo tia... Pablo te quiere, es un tío noble, tenéis dos hijos. Sabemos que has sido tú quién ha terminado la relación,y oye que nos parece genial que hagas siempre lo que sientes... pero no podemos entenderte.
-" Puedes", no puedes entenderla - Noelia intercedió - Yo si, no necesito saber todos los detalles, para saber que a veces las cosas simplemente se acaban Ione.

Irene carraspeo un par de veces y dio un trago a su cerveza.
- Chicas... ahora no puedo contaros todo. Se que es muy extraño, y que hasta hace nada mi vida con Pablo era intachable. - tomó las manos de sus amigas -  Pero quiero que sepáis que estoy bien, que me siento jodidamente bien... Se que esto no es justo para Pablo, pero Ione, no puedo cambiar mis sentimientos.

Noelia estaba feliz de verla tan llena.
- Mira Irene cuando uno tiene una relación se arriesga a que algún día termine. Yo, quiero mucho a Pablo, pero mira de todo se sale. Me alegro tanto de verte bien!
Noelia volvió a abrazarla.
Irene  le dió un golpecito a Ione y le hizó un gesto para que se acercase a ellas. - Ven aquí macarrilla.- Ione cedió con una media sonrisa y se unió al abrazo.
- Bueno chicas, vamos a dejar de hablar de mi y contarme los últimos cotilleos del congreso!
Noelia e Ione se miraron, como dos chiquillas.

- Ah no, no! de esta te caes de culo querida! - Noelia se lo estaba pasando en grande - ¿Sabes que no eres la única divorciada del sector?
Irene entendió de golpe por donde iban los tiros.
Ione hizo un gesto de silencio, y antes de que ninguna de las dos pudiese decir nada más, habló entre susurros.
- Ssshh, calla Noe, que has invocado a la bruja!

En ese momento el movil de Irene volvió a vibrar.
"Me temo que he sido yo la que no podía esperar a llegar a casa para volver a verte."
Levantó la cabeza y allí estaba ella, entrando por la puerta con el movil en la mano y algunas amigas del partido. No se podía saber exactamente cual era mas pija y estirada, pero si que se podía saber cual era la mas guapa.

Irene sonrío hacía sus adentros recordando como Ione la había llamado bruja, debía ser verdad, porque ella se sentía hechizada.
La sonrisa se hizo mas notable, cuando escuchó una voz a su espalda.

- Hola Irene, había escuchado que has estado indispuesta, espero que estés mejor.
Al girarse se encontró con una Inés que le tocaba el hombro, y le sonreía de cerca. Se había puesto el perfume que le volvía loca, y lo había hecho a propósito. Hizo caso omiso a las personas que estaban con ella.

Como pudo, Irene se levantó del taburete, de repente sentía la boca seca.
- Hola Inés, sí, la verdad que tuve unos días malos, pero ya estoy mucho mejor!
"Pero que guapa estaba"- Ah por cierto, no te he podido ver desde tu nombramiento. Enhorabuena por el ascenso! 
Irene pasó la mano sobre su nuca y se acercó para darle dos besos. Ahora era Inés la que temblaba por tenerla tan cerca.
- Muchas gracias, espero poder felicitarte a ti muy pronto, y tener una rival decente. - Miró por primera vez a Noe y a Ione .- Ah y buenos días chicas, que no os había visto.
Inés le guiñó el ojo y se marchó detrás de sus compañeras.

Noelia e Ione estaban boquiabiertas.
- Pero que razón tienes, es una bruja!
- Tengo muy buen ojo yo para las brujas, si! Ahora... - Ione ironizó la situación - otra a la que el divorcio le ha sentado de perlas! la jodida de Arrimadas siempre esta guapísima.
Irene volvió a sonreir, cuanta verdad había en esas palabras! no tanto en lo de bruja...pero en ese caso, Inés era "su" bruja, y de nadie más.


Inés se colocó cuidadosamente en la linea de visión de Irene, solo levantar la mirada y podían encontrarse. Era demasiada tentación.
- Chicas, voy al baño, que la cerveza me está haciendo efecto.

Sin apartar la vista de Inés, se metió al baño. La de ciudadanos tardo tres segundos en seguirla.
- Chicas pedirme un vino, ahora vuelvo.
Sus compañeras ni siquiera habían reparado en que Irene había pasado antes que ella, porque directamente no la miraban, y las de podemos estaban de espaldas así que era un buen momento.
Entró en la única puerta que había cerrada. Irene la esperaba, y nada más entrar tiro de ella y la besó.
- Mmmm, joder! que ganas tenía de besarte...
Inés acariciaba su cara y su pelo. Irene la abrazaba. - Yo también mi amor. Que bien hueles, y que bien sabes.
- Sabía que no podrías resistirte a este perfume. 
Frente con frente, las dos sonreían, Ines triunfante e Irene derrotada ante el hecho de no poder resistirse a ella.
- Tengo que salir ya. - Irene tuvo que acabar con ese momento, y aunque  obtuvo una rotunda negativa de Arrimadas, que volvía a pegar sus labios a los suyos, con todas las fuerzas que le quedaban, se separó. - Sabes que me quedaría todo el día contigo, incluso en este baño, pero ahora tenemos que salir!
Inés aceptó a regañadientes y vio como Irene se escapaba entre sus manos. La podemita volvió a abrir la puerta, tenía algo importante que decirle antes de desaparecer.
- Por cierto, -  se acercó a su oido - Jo també t'estimo.
"Cada una sus armas" pensó Irene. 


Irene, Ione y Noelia aún se tomaron un par de cervezas más, y luego cada una a sus quehaceres. No habían podido hablar mucho de Inés y su escabroso divorcio, pero al menos no sabían que además estaba embarazada. Montero con mucha delicadeza, soltaba comentarios a favor de su chica. Mientras en cada linea de la conversación, levantaba la vista para encontrarse con ella.

Al final le había dado para mucho el día, y ya tocaba volver a casa. Los niños pasarían unos días en Galapagar,  y ella solo quería estar a solas y  hacer el amor una y otra vez. Jamás había tenido tantas ganas de nadie, como las que ahora se la comían por dentro. Visualizaba una y otra vez el cuerpo de Inés en su mente. Su recuerdo, desnuda y sudada sobre su torso, era tan real que se humedecía.
Irene se dio cuenta de que el solo recuerdo de Inés la llevaba a extremos. ¿Por que no?
Desabrochó el pantalón, y metió su mano hasta el clitoris. Estaba hinchado, y mojado. Primero con movimientos lentos, introduciendo una y otra vez sus dedos, Irene consiguió estar aún más excitada. Después, con movimientos cada vez más precipitados terminó en un gemido ahogado.
La imagen de Inés en su cabeza era tan real que casi podía sentir los humedos labios de Inés contra los suyos.
Cogió un poco de papel y se secó los dedos. Necesitaba llegar a casa y quebrantar una vez más el cuerpo de Inés contra el suyo.

Volcanes dormidos.Where stories live. Discover now