Luna llena

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Había llegado más temprano que de costumbre a la casa, normalmente los días de la luna llena no volvía hasta casi la última hora y solamente para dirigirse al jardín y pasar las barreras que le impedirían escapar una vez que no fuera humano. Sabía el miedo que sentía el omega por su otra forma y, aunque eso lo había puesto de mal humor algunas veces, no podía decir que no lo entendiera.
Él mismo había tenido miedo del lobo por años, por demasiados años así que entendía el recelo de las personas hacia su otra forma. Con la poción podía controlarse solamente si Lucius no estaba, por alguna razón su efecto se reducía ante la cercanía del omega. El lobo siempre trataba de alcanzarlo y lloraba por un rato, tratando de pasar las barreras, si el rubio estaba en celo era mucho peor, tardaba muchas horas más en volver en sí.
Severus había querido mejorar sus pociones pero para ello necesitaba experimentar y más información, información que se había negado a darle.
Miró la sala notándola vacía, el ligero aroma del omega le advirtió de que estaba en casa y en uno de los dos lugares a los cuales no había entrado desde que Lucius estaba ahí. El despacho.
Remus caminó hacia la puerta de forma lenta mientras pensaba como empezar la conversación, no era tanto donde debía pasar la noche en forma de lobo el problema si no el hecho de que traería a Sirius ahí. Cuando Tonks vino a la casa Lucius había reaccionado de forma abrupta, casi atacándolos a ambos y no quería repetir la experiencia, aunque también debía admitir que era más probable que él atacara a Sirius por instinto que lo hiciera Lucius.
Se detuvo frente a la puerta y la miró, respiro profundo para disfrutar de las feromonas del omega sonriendo de manera suave. Alzó la mano y la hizo un puño antes de tocar la puerta tres veces para luego bajarla antes de hablar.
—Lucius, llegue un poco más temprano. Cuando te desocupes ven a la sala, necesitamos hablar. — alzó un poco la voz para que lo escuchara y luego caminó hacia la cocina, agarró una de las barras de chocolate y después se dirigió a la sala sentándose en el sillón más grande mientras abría el paquete y cortaba un poco de su preciada golosina.
Le gustaba probar sus propios productos, desde que tenía ese negocio no había podido evitar la tentación aunque debía medirse. Si movía sus cartas lo suficientemente bien podría en un futuro tener una librería también además del negocio de los dulces.
—Creí que no llegarías hasta tarde. — levantó la mirada para observar al omega quien lo miraba con una ceja arqueada. Remus sonrió un poco tendiéndole una mano sabiendo que Lucius no se negaría, atrayéndolo hacia el sillón cuando al fin aceptó el gesto, el rubio se sentó a su lado y Remus pudo notar su ligera curiosidad.
—Cambie de planes, supongo. — Besó sus nudillos sin soltar su mano —Sirius fue casi dado de alta. — informó sin poder evitar la sonrisa al notar el gesto de desdén en la cara del omega.
— ¿Y eso me interesa por qué…?— movió ligeramente la cabeza haciendo que el licántropo notara su cabello atado. Remus sonrió ligeramente al verlo, sabía que solo lo ataba en la casa cuando había tenido mucho que hacer, se preguntó cuántas horas había estado trabajando y si se había tomado los descansos suficientes.
Se inclinó un poco hacia él agarrando sus dos manos, una con cada una de las propias acariciando sus palmas con sus pulgares.
—Quería preguntarte si te molestaba mucho que él viniera aquí, con su forma animaga él puede jugar con el lobo. — explicó de manera suave, no quería que pensara que solo le estaba avisando, también quería que Lucius se sintiera cómodo con ese tipo de decisiones. La tregua se sentía un poco extraña pero era agradable, no quería decir que había bajado por completo sus defensas pero si lo suficiente.
— ¿Aquí? — Lucius arrugó la nariz mirando a sus manos unidas, suspiró ligeramente y se inclinó hacia él apoyándose en su costado, le era agradable sentir el aroma de su alfa.
—Le mandaría un traslador que lo hiciera llegar directamente al jardín. — soltó una de sus manos para llevarla hacia el cabello del patriarca y quitar la cinta, haciendo que el cabello callera sobre su espalda de forma libre, deslizó sus dedos por medio de los mechones rubios dejando a un lado la cinta. Lucius solo se acomodó un poco más para poder mirarlo mientras se apoyaba, sus rostros estaban bastante cerca pero ninguno parecía incómodo.
— ¿Pero a la mañana siguiente? — Lucius preguntó por lo bajo.
—Pues… podemos desayunar los tres. No puedo echar a Sirius así y tu… bueno, no sé si querrás desayunar con nosotros. Aun puedes elegir que prefieres no tenernos en casa. — murmuró aun pasando sus dedos por su cabello disfrutando de su tacto. El pelo de Lucius siempre olía bien y se sentía mucho mejor.
—No cambiaré mi rutina por ese pulgoso, podemos desayunar perfectamente los tres juntos. — el omega frunció el ceño mientras sonaba seguro, hasta ligeramente ofendido ante la insinuación de que preferiría quedarse en la habitación para desayunar.
—Entonces ¿No te incomoda que estemos en el jardín esta noche? — preguntó para evitar confusiones después, apartó su mano de su cabello y lo rodeó con un brazo presionándolo un poco contra él, dejando un beso en su cabeza. Lucius se acurrucó y asintió.
—No me agrada la idea, pero ya hemos verificado que es completamente seguro que estés en el jardín. Que haya un perro más no hará la diferencia. — el rubio se medio burló cerrando los ojos unos segundos
—Gracias. — Remus no pudo evitar sonreír, se sentía bien con que no hubieran tenido que escoger otro lugar.
—La pregunta aquí es ¿Tu toleraras su presencia? No olvides nuestra situación. — le recordó Lucius acariciando distraídamente su pecho con los dedos.
—No la olvido en lo absoluto. — Remus suspiró besando su cabeza nuevamente, si estaba preocupado por ello. No sabía cómo reaccionaría el lobo, podía controlarse como hombre ¿Pero cuando no lo era? El lobo podría haberse olvidado de Sirius perfectamente y, aunque no atacara animales, sentiría que Sirius era un alfa en su territorio cuando su omega estaba en celo.
Solo podía esperar que la poción hiciera efecto rápido o que el lobo estuviera lo suficientemente distraído en tratar de romper la frontera que ignoraría a Sirius hasta que volviera en sí.
Ambos se quedaron varios minutos abrazados sin decir nada.
—Lucius, tengo que escribirle una carta a Sirius para avisarle. — murmuró, odiando el hecho de que debía romper la atmosfera tranquila. El omega se separó estirándose un poco mientras asentía.
— ¿Cenamos juntos? — preguntó sin mirarlo, revisando su varita como que si le hubiera ocurrido algo. Remus sonrió un poco y acarició suavemente la marca del mayor con sus dedos notando su estremecimiento, dejó un pequeño beso antes de levantarse.
—Sí, saldré al jardín cuando ya esté por convertirme. — respondió sintiéndose de buen humor, sentía la necesidad de estar pegado a Lucius pero podía controlarlo. Acarició la mejilla del omega que seguía sentado y se inclinó besando sus labios con suavidad, sin profundizarlo, casi solamente un roce de sus labios.
Se separó sintiendo su corazón latir con fuerza y caminó directamente a su despacho, besarse había sido una regla que habían roto y debía ser sincero, los besos eran muy agradables. Incluso fuera del sexo se sentían bien, casi como si calmaran sus instintos con esos pequeños gestos.
No puso ningún hechizo para mantener cerrada la puerta, desde que había dejado entrar a Lucius no se preocupaba por la presencia del omega en su lugar de trabajo, casi nunca entraba.
Sacó lo necesario y pensó en que escribir, debía explicarle también el riesgo de lo cual no había hablado luego de ver a Sirius tan confundido por lo que dijo que el cachorro. No había querido pero realmente había escuchado parte de la conversación, se alegraba de que Harry pudiera tomar sus propias decisiones y por el hecho de que lo de él con Draco no fuera puramente por un trato, había sentimientos en ese punto.
Escribió dudando un poco en cada oración, no quería hacer la carta demasiado larga porque Sirius podía evitar leerla toda, sobre todo si hablaba demasiado de Lucius aunque solo fuera por las reacciones que instintivamente podría tener. No alzó la mirada cuando escuchó la puerta abrirse y solo apartó la pluma dejándola en el tintero cuando el patriarca se sentó en su regazo como que si fuera un niño, rodeando su cuello con sus brazos y escondiendo su rostro en él.
Remus sonrió suavemente y rodeó su cintura con un brazo apegando su costado a su pecho, quitando un poco el cabello del rubio para evitar tironearlo.
— ¿Qué sucede? — apoyó su mentón sobre la cabeza del mayor pensando que era curioso y divertido como encajaban ambos en la silla, aunque tal vez luego a Lucius le dolería la parte de la espalda que estaba apoyada con el reposa brazos. Lo atrajo un poco más hacia él haciendo que se apoye contra su pecho.
—Nada, es solo apego normal. — Lucius tardó varios minutos en hablar, como que si hubiera estado tratando de controlar su respiración. Remus olfateó de manera disimulada para verificar que no hubiera nada raro pero solo las feromonas del omega habían aumentado y podía sentir un poco de estrés.
—Actúas como que si Sirius fuera un omega. — Admitió dejando un beso en la cabeza del mayor, acariciando ligeramente su costado con sus dedos.
—No me agrada el hecho de que habrá otro alfa en mi territorio. — Lucius resopló aun sin dejarlo ver su rostro. Remus se preguntó si no habría venido también para saber el contenido de la carta, aún recordaba perfectamente cuando le había confesado que había creído que se acostaba con Tonks o con Sirius paralelamente. Alguna vez lo había hecho con Sirius pero en su época de estudiante, pero no estaba seguro de que tan bueno era admitir eso.
Después de todo, el pasado era pasado y él debía aguantar a la señora Malfoy.
—Bueno, la otra vez pareciste algo cómodo con otro alfa. — murmuró, recordándolo mientras fruncía el ceño. Solo pensarlo lo ponía de mal humor así que solo apoyó su mejilla en el omega oliendo el aroma de su cabello tranquilizándose.
—Pero no lo traje a casa ¿O sí? Hubieran peleado de forma horrible. — la respuesta de Lucius fue algo burlona y él no pudo evitar gruñir levemente.
—Me hubiera controlado. — no quería averiguar si podía controlarse o no, aunque con el nuevo acuerdo parecía que no tendría que preocuparse por ello al menos que alguno lo rompiera. Tal vez deberían firmar un contrato mágico, pero pedirlo sonaría demasiado interesado.
—Te controlaste conmigo porque era tu omega, no hubieras podido. No tan cerca de la luna llena. — Lucius acarició su pecho de nuevo, pasando sus dedos sobre su camisa. Remus suspiró suavemente abrazándolo con ambos brazos pensando que luego podía seguir escribiéndole a Sirius.
—Bueno, tienes un punto. Pero yo invité a Sirius aquí, así que no debería sentir que invade mi territorio. — acarició su espalda, le gustaba tocarlo y acariciarlo incluso sobre la ropa. Sentía como que si no debiera abandonar a su omega de nuevo, tal vez incluso se sentía un poco mal porque había casi obligado al rubio a buscar otra pareja para poder calmarse.
Sabía que culpa suya no era, no del todo, pero el instinto siempre era extraño. Tal vez de esa misma manera se había sentido Lucius cuando llegó con el aroma de Sirius o cuando llegaba sin aroma. Sabía que no tener ningún aroma era tan raro como llegar lleno de feromonas de otra persona.
—Pone a mi parte omega incomoda. Creo que se siente confundido del hecho de que tu traigas a otro alfa estando en estos días. — Lucius jugó con un botón, tratando de mantener la neutralidad en su voz. Remus sonrió pensando que podía imaginarse su rostro serio diciendo eso, como que si no estuviera diciendo nada en particular.
Acarició su mejilla y se separó solo un poco para hacerlo levantar la barbilla para mirarlo a los ojos.
—Si quieres aun puedes cambiar de opinión, puedo decirle de vernos en otro lado…— le recordó presionando de manera suave su pulgar en su mejilla mientras mantenía su mano sosteniendo su rostro.
—No, pensar eso me hace sentir más incómodo. Prefiero que estén en el jardín que no es para nada pequeño, son prácticamente hectáreas y bosque…— Lucius lo observó directamente sin cambiar su expresión, pero Remus no lo leía por sus expresiones si no por sus feromonas. Cuando estaba en el celo era difícil diferenciar una de otras porque se potenciaban las de apareamiento y excitación, pero con los supresores suprimiendo esa parte podía separar los aromas si prestaba atención.
Se levantó pasando un brazo debajo de sus rodillas y el otro brazo lo mantuvo en su espalda, alzándolo.
— ¡Ey! — se quejó el rubio pero él solo pudo dar una pequeña risa antes de dejar un pequeño beso en él, luego lo dejó con cuidado sentado en su escritorio. Volvió a acercar la silla y se sentó, apoyando una de sus manos en el muslo de su pareja antes de empezar a escribir.
Sus feromonas de nuevo se estaban mezclando, ninguno de los dos habló pero Remus notó que observaba lo que escribía. No sabía que pensaba que contendría la carta pero entendía que en estos días luego de su separación por días el omega podía estar sintiéndose nervioso y amenazado por todo, si no fuera una necesidad lo suficientemente fuerte o molesta el patriarca no hubiera venido con él. A pesar de todo Lucius seguía siendo orgulloso, pero el instinto solía minarlo.
Una vez que terminó dobló la carta y la puso en un sobre, poniendo también un anillo simple que serviría de traslador luego de cierta hora. Sonrió cuando una lechuza entró al despacho y le dio un poco de comida que había guardado para ello antes de poner la carta en sus patas, el animal tomo vuelo y volvió a salir.
Lucius tenía el ceño fruncido y negó con la cabeza.
—Podrías usar las lechuzas de mi familia. — se quejó, aunque la mayoría se las había llevado Narcissa y Draco, él aún tenía tres a su disposición y un búho.
—Sirius creerá que la carta es falsa. — dijo sinceramente, no quería darle más disgustos a su mejor amigo.
—Tu lechuza es marrón. — murmuró desdeñoso.
— ¿Ahora eres racista con las lechuzas? — se burló parándose, corriendo la silla hacia atrás.
—No me gustan las lechuzas marrones. — se cruzó de brazos poniéndolos sobre su pecho mirando al alfa a los ojos.
—Solo estás de mal humor. — se acomodó entre las piernas del omega para poder estar más cerca, apoyando sus manos a sus costados.
—Puede que. — rodeó el cuello del alfa con sus brazos y lo atrajo hacia sí, apoyando su frente en él. Remus lo rodeó con sus brazos mirando su rostro sonriendo de manera suave sintiendo que en cualquier momento el rubio ronronearía.
—Pareces un gato, un gato que busca atención. — habló sinceramente mirando sus ojos, siempre le habían agradado los ojos de Lucius, al menos desde que se había dado el tiempo para mirarlos. Sirius siempre había dicho que los Malfoy tenían ojos color “hielo sucio con cenizas grises” pero para él eran como lagos congelados, canuto le mordería si lo dijera.
—A ti no te gustan los gatos, sería irónico que lo hicieran. — nunca había dicho directamente que no le gustaban así que observó al patriarca en silencio por unos segundos aunque luego sonrió entendiendo porque la frase.
—No, no me gustan. — admitió.
— ¿Cómo debo tomarme esa frase entonces? — Lucius se inclinó un poco hacia atrás para separar sus rostros, Remus dejó escapar una pequeña risa teniendo varias frases en su mente.
—Que no me gusten no quiere decir que no pueda admitir que son hermosos. — aprovechó su alejamiento para correr un poco su cabello  e inclinarse para besar la marca, el omega volvió a rodearlo con sus brazos dando una respiración profunda como tratando de evitar cualquier sonido.
— Dudo que estuvieras pensando que era bonito. — Lucius habló con la voz apenas afectada pero eso solo aumentó la diversión del licántropo.
—Sí, lo estaba pensando. Es… difícil acostumbrarse a ti, tan difícil pero... Yo… lo hablaremos cuando salgamos de viaje ¿Está bien? — no quiso mirar al patriarca a la cara así que presionó de nuevo sus labios contra las marcas de unión sintiendo como el omega se tranquilizaba en sus brazos, gruñó ligeramente cuando este lo rodeó con sus piernas apegándolos completamente.
—Sí, si… está bien. — aceptó subiendo su mano hacia sus cabellos, Remus dejó que lo separara de su cuello y aceptó el beso profundizándolo.
No, no le gustaban los gatos pero eso no quería decir que no podía encariñarse con uno.
A Lucius tampoco le gustaban los lobos, pero eso no quería decir que no podía apegarse a uno.
Fue la primera vez que lo hicieron en el despacho, no se sintió tan incorrecto como había pensado que sería. Seguía siendo la casa de ambos, el lugar de los dos.
Aunque sonara tonto todas las sensaciones parecían multiplicarse, tal vez porque esa noche sería luna llena. Nunca se había acercado o intimado con el omega el día maldito, con temor a lastimarlo o que se hiciera de noche sin que se diera cuenta aunque eso sonara tonto.
Sabía que el lobo no lo mataría y también que no lo mordería, era común pensar que el instinto del hombre lobo lo llevaría a querer convertir a su pareja también pero era lo contrario. Pero eso no evitaba que tuviera miedo a que el lobo lo dañara sin darse cuenta solo por instinto.

No te metas con el lobo.Where stories live. Discover now