Pelea

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Se sentía adolorido, el lobo no se había lastimado así mismo tal vez por la felicidad de haber visto a su pareja y por poder jugar lo que restaba de la noche. Las pociones se Severus siempre servían excepcionalmente.
Remus buscó enseguida la ropa que había dejado entre los arbustos y se la puso, sin importarle que se había transformado hacía muy poco. Sirius corría a su alrededor mordiendo el borde de la camisa tratando de jugar evitando que se la pusiera pero el licántropo se la quitó.
-Suficiente, vuelve. - agarró su varita antes de revisarse notando que solo tenía algunas raspaduras por haber estado jugando entre los árboles. Sirius volvió a su forma humana sonriendo con burla.
- ¡Fue una buena noche! - el sangre pura no estaba muy seguro de si su amigo recordaba la parte de Lucius o no, así que decidió omitirla.
-Siento que me cayó un árbol encima. - se pasó la mano por el cuello aun sintiéndose adolorido.
- ¡Moony, Moony! ¿Preparas el desayuno? ¡Por favor! - se transformó en perro solo para correr alrededor de Remus, este resopló ligeramente riéndose antes de mirar a la ventana. Las cortinas estaban abiertas pero no parecía haber nadie, tal vez Lucius había vuelto a su habitación.
-Está bien, ya voy. Déjame recomponerme...- trató de parar al perro pero este se convirtió en hombre de nuevo.
- ¡Pero tengo hambre! ¡Vamos, vamos! - Sirius caminó unos pasos hacia la casa mientras sonreía, Remus negó con la cabeza mientras se pasaba una mano por la cara para despertarse. Sentía sueño y cansancio, tendría que ir a dormir luego del trabajo.
-Caza un conejo. - se medio burló, habían estado siguiendo algunos conejos durante la noche pero no habían alcanzado ninguno. El perro se había puesto algo de mal humor con ello, Remus no le había dicho aún que los conejos tenían hechizos para evitar que fueran sus presas.
-Oh, vamos ¡Moony! ¡Ayer casi me atacas! - Sirius se cruzó de brazos mientras lo miraba, agitando ligeramente sus rizos al dar vuelta tan rápido.
-No sé a qué criatura inteligente se le ocurre gruñirle al omega de un alfa cuando este está presente. Joder, sobre todo cuando está convertido en lobo. - Remus lo regañó, recordaba varias cosas y esa acción de su amigo había sido peligrosa. Si el lobo lo hubiera tomado como que si tratara de quitarle su territorio la ausencia de Lucius no hubiera calmado nada entre ellos.
- ¡Era Malfoy! Debía gruñirle. - se quejó frunciendo el ceño.
-Pues no lo hagas de nuevo, es peligroso. - Remus suspiró, Sirius a veces no medía lo que realmente podía pasar. Lo veía de la misma manera si estaba convertido en hombre o en bestia, y aunque varias veces estaba agradecido con ello en otras solo se preocupaba.
-Él hubiera salido corriendo si yo bajaba las barreras. - Sirius se burló pero su sonrisa desapareció al ver la mirada fría de su amigo.
-Sirius, rompes las barreras durante luna llena y haré de cuenta que volviste a caer del velo. - Remus lo observó a los ojos mientras lo decía, su tono era bajo y calmo pero sus facciones mostraban furia reprimida. Sus ojos brillaron en dorado unos segundos.
Sirius retrocedió un paso al sentir las feromonas, no eran tantas pero si las suficientes como para hacerlo sentir incómodo. El licántropo estaba presionando su punto tanto en palabras como en instinto.
- ¿En serio tanto escándalo por lo que le pueda pasar a Malfoy? - trató de quitarle el hierro al asunto mientras se encogió de hombros, sin tratar de sobreponerse. No le había funcionado nada bien en el pasado pelear con su amigo con feromonas, Remus siempre ganaba y él se ponía de mal humor.
- ¡No se trata solo de eso! Se trata de que dejes de ver al lobo como un juego, Sirius. No es un cachorro, no es un perro. Es una criatura peligrosa que si muerde condenara a alguien más a convertirse en una bestia cada luna llena. - Remus agitó la cabeza mientras trataba de controlarse, respiró profundo moviendo su varita murmurando un hechizo para distribuir las feromonas aprovechando que estaban al aire libre, así no afectarían a nadie.
-Creo que sigues demasiado rencoroso con esa parte de ti. - Sirius rodó los ojos, aunque aun manteniendo su tono divertido. Remus no estaba para nada feliz con ello.
- ¿Si quiera piensas como yo me sentiría si mordiera a alguien estando en luna llena? Sea Lucius, sea quien sea. Joder, Sirius, podría matar a alguien.
No es divertido, las barreras no son algo con lo que cual puedas jugar. Y si piensas ser irresponsable entonces no deberías venir a verme en luna llena y ya está, porque al final quien cargara con las culpas y pesadillas seré yo, y por toda mi maldita vida. - gruñó con algo de fuerza apretando más la varita en su puño notando que Sirius hacía lo mismo.
Ambos respiraban con fuerza y se miraban directamente a los ojos, como que si el que los desviara primero perdiera. Al final Sirius fue quien miró hacia otro lado.
-Yo... lo siento. - se aclaró la garganta agradecido de no sentirse casi aplastado por las feromonas territoriales de su amigo.
-Tuvimos una conversación parecida cuando ocurrió lo de Snape. - Remus se tranquilizó un poco y sacó el vial vacío de su bolsillo, observándolo.
-Fue... fue hace mucho tiempo. - Sirius suspiró, recordando fugazmente que de eso mismo se había acordado la noche anterior.
-Prefiero que no la olvides. - sonrió ligeramente guardando su varita y el vial, mirando de nuevo a su amigo pero esta vez sin amenaza.
-Yo... no iba a bajar las barreras. Solo fue una broma. - Sirius forzó sus palabras sabiendo que luego de todos los cuidados que sabía que debía tener, él tenía más culpa que nada.
Bajo aviso no hay engaño y él no podía quejarse de ello.
-Lo sé... solo... acabo de transformarme, estoy nervioso. - ambos se miraron sin saber muy quien que hacer a continuación, así que empezaron a caminar hacia la casa. La barrera ya los dejaba pasar al estar en su forma humana.
Sirius volvió a hacer una broma respecto al desayuno y la tensión entre ambos se rompió, empezaron a hablar de eso pero el sangre pura no podía evitar pensar que había estado por romper las barreras. Pero sus pensamientos, eran sus pensamientos y mientras Remus no se enterara no habría una real pelea.
Cuando entraron ya estaban los elfos preparando el desayuno, Sirius frunció el ceño y miró hacia Remus quien miraba también con curiosidad a ambas criaturas.
Sabía por Lucius que los elfos tenían órdenes estrictas de hacer como que si no existieran al menos que los llamaran o hicieran una orden directa, ya que sabía lo incomodo que se sentía el licántropo al tener a las criaturas a sus pies.
- ¿Haciendo el desayuno para Malfoy? - Sirius lo observó cómo preguntándose donde haría el desayuno ahora, como que si supiera que tal vez las criaturas ni siquiera lo obedecerían.
-Para los tres, según parece. - murmuró mirando la mesa la cual tenía tres asientos arreglados. -Iré a buscarlo. - sonrió ligeramente mirando hacia la escalera, realmente tenía ganas de ver al rubio. Recordaba casi borroso que se había acercado, nunca lo había hecho y suponía que lo único que lo había impulsado era la presencia de Sirius pero no le importaba realmente.
Su criatura había estado muy feliz de verlo, aunque había atacado a Sirius varias veces por ello. Se alegraba de que el lobo nunca hubiera podido alcanzar a su amigo.
-Espera ¿Comeremos con él? ¡Moony! No quiero serpientes mientras estoy comiendo. - se quejó frunciendo el ceño, casi como un niño pequeño diciendo que no quería ese juguete.
-Pues yo he desayunado decenas de veces en esa misma mesa a diferencia de ti y, la verdad, no cambiare lo que hago por un perro pulgoso. - la voz los hizo darse vuelta para ver al patriarca bajando las escaleras, Remus lo observó de pies a cabeza amando que tuviera el cabello suelto, casi quería ir hasta él y estrecharlo entre sus brazos.
-Malfoy. - Sirius habló a unos pasos detrás de Remus, haciendo una mueca de desdén.
-Black. - Lucius arrugó la nariz mientras terminaba de bajar el último escalón, observando a Sirius como que si se hubiera encontrado a un animal horrible y sucio.
-Lucius. - Remus se acercó a él agarrando su mano, rodeando su cintura con su otro brazo para atraerlo hacia él para besar sus labios, le había dado la espalda a su amigo para que este no pudiera ver del todo lo que hacían para evitar que fuera incómodo.
Lucius se sorprendió, había esperado que con suerte apoyaría su mano en su brazo como saludo, no que iría directamente a besarlo aunque debió habérselo esperado, Remus podía controlarse todo lo que quería pero su instinto seguía nervioso con tener un alfa alrededor de su omega en su propia casa.
El rubio alzó sus manos apoyándolas en sus mejillas profundizando ligeramente el beso antes de separarse.
-Buenos días. - murmuró casi en sus labios, poniendo toda su atención en el castaño. El alfa le sonrió acariciando suavemente su cabello.
-Buenos días, gracias por decirle a los elfos que hicieran el desayuno. - agradeció sabiendo que normalmente Lucius no se levantaba al amanecer.
-Solo bajaste para molestar. - El animago se quejó como para recordarles que seguía ahí, Remus soltó con cuidado a Lucius pero mantuvo un brazo rodeando su cintura.
-Black, el mundo no gira a tu alrededor. Si tanto te molesta mi presencia ahí está la puerta o la chimenea, espera, aún no puedes usar la red Floo. Supongo que a Remus se le olvidó agregarte. - se burló con desdén.
-Lucius. - lo retó soltándolo y agarrando su mano.
- ¡Moony! ¿Lo estás escuchando? - Sirius lo miró muy ofendido.
-Ya, no me hagan creer que soy el único adulto aquí. - Remus negó con la cabeza acariciando ligeramente la mano del omega, guiándolo hacia la mesa y corriendo caballerosamente la silla para él. El licántropo se sentó en medio de ambos sangre pura para evitar una confrontación directa.
- ¿Y qué le pediste a los elfos de desayuno? ¿Pavo real asado? - Sirius se burló sin siquiera esperar, Remus se controló para no gruñirle.
-O tal vez los conejos que no pudieron atrapar. - le devolvió el rubio sabiendo de los hechizos sobre los conejos, Remus no pudo evitar una ligera sonrisa ante eso. Lamentaba que pudiera usarlo contra su amigo pero debía admitir que era algo divertido.
- ¡Eres un grano en el culo, Malfoy! - el alfa estuvo a punto de levantarse pero Remus lo volvió a sentar agarrando su brazo, soltándolo unos segundos después.
-Pero no en el tuyo. - se burló el patriarca.
-Ey. - Remus tocó la nariz del patriarca con un dedo ganándose su atención y una mirada confundida. El licántropo sonrió y dejó un beso en su mejilla apoyando su mano en su rodilla, con cariño. El rubio apretó los labios y puso su mano sobre la de él, Sirius solo podía ver los gestos sobre la mesa por lo que frunció el ceño.
-Deberías ver si no te dieron un filtro de amor. - apoyó su espalda en el respaldo de la silla mostrando lo fastidiado que estaba,
-Sirius, creí que tenías hambre. - Remus trató de aliviar la tensión y justo en ese instante los elfos hicieron aparecer el desayuno en la mesa, era variado para que cada uno pudiera servirse a su gusto. Los tres comieron en silencio aunque el licántropo notó las miradas de enojo entre ellos y algunos gestos de Sirius, pero enseguida trató de aplacarlos a ambos.
- ¡Bien, al fin podemos irnos! - Sirius se levantó de un salto caminando en la sala.
-Ahora vuelvo. - Remus besó la cabeza de Lucius antes de caminar rápidamente hacia las escaleras, como que si temiera que si se iba más lento no podría hacerlo.
- ¡Ah, Moony! - Sirius se quejó y frunció el ceño cruzándose de brazos. Lucius también se levantó y agarró su varita, al notarlo el Gryffindor también lo hizo alzándola. -Ni te atrevas, Malfoy. - gruñó erizándose un poco.
-Es mi casa, puedo tener mi varita conmigo. - Lucius alzó su barbilla sin bajar su varita apuntando también hacia el animago mientras fruncía el ceño.
No le agradaba la presencia de Sirius, no le agradaba su aroma y sobre todo, no le agradaba que estuviera en su casa.
¡Él único que debería estar ahí era su alfa! ¡Incluso su propio hijo sabía que no debía venir a husmear esos días! Lucius suspiró tratando de deshacerse de esos pensamientos básicos.
- ¡Eras un mortífago! La magia debería ser prohibida para ti ¡Y no es tu casa, es la Remus! - Sirius lo miró con furia, agarrando con más fuerza su varita y parecía que una maldición estaba en la punta de su lengua.
-Es mi casa mientras tenga su marca. - Lucius casi siseó, sintiéndose de pronto furioso ante solo el hecho de que estuviera insinuando que no era su territorio. Respiró profundo tratando de calmarse, no quería utilizar sus feromonas y que esto fuera malinterpretado.
-La cual solo durará un medio año más. - Sirius sonrió con burla, sin bajar la varita. Ninguno se acercaba ni se alejaba, como que si estuvieran bien peleando a esa distancia.
-Aún queda la opción de alargar ese tiempo. - el rubio se encogió de hombros con una ligera sonrisa divertida.
-No sé lo que quieras, maldito. Pero lo voy a averiguar y le voy a demostrar a Remus que no estás siendo tan transparente como pareces. - prometió fastidiado. No le gustaba que su amigo se hubiera enlazado con la serpiente ¡Y con cual! El príncipe de Slytherin, que había tenido un hijo tan odioso como él.
- ¿Celoso, Black? Luego de estar conmigo no volverá a ti ¿Crees que no extrañara la sensación de las feromonas de un omega de mi clase, la forma que mi aroma reacciona hacia él? ¿La liberación que se siente anudar y morder?
No se olvidará de este tiempo conmigo y tú ya no le serás suficiente. - el patriarca estaba disfrutando de eso, sí que lo estaba. Notaba el enojo en cada uno de los gestos del alfa y en las feromonas las cuales no lo afectaban por su enlace y porque Black no era un alfa de mayor categoría.
- ¡Pero Tonks...- Sirius se quejó.
-Pero Tonks no es una omega de mi nivel. Nunca tendrá un vínculo tan fuerte con ella y sé lo orgullosa que es ella, no dejará que la use como plato de segunda mesa. - el rubio frunció el ceño ante la mención de la mujer, ella no le agradaba pero hablar de ella ya no le generaba la misma molestia y celos que en el principio.
-Estás manipulando a mi amigo. - acusó.
- ¿Y eso importa? ¿Realmente importa? Ambos disfrutamos de esto. - Lucius no se pondría a discutir con él la tregua, Black no era parte de la unión y no debía darle explicaciones.
Lupin tal vez lo haría pero sería su decisión, ambos eran amigos. Apretó la mandíbula ligeramente, tal vez si no estuvieran en la casa no tendría tantas de ganas de aplastar al hombre.
-Eres un maldito...- Black lo agarró de las solapas con ambas manos obligándolo a pararse casi de puntas pero el rubio no mostró ninguna emoción, pareció que el Gryffindor iba directamente a golpear pero Lucius notó prácticamente como las ideas pasaban por él por los gestos de su rostro. Sonrió cuando los ojos de Sirius se oscurecieron por la furia.
Black podía hacer buenos planes si se lo proponía pero la ira era uno de sus mayores defectos.
-Vamos, hazlo, atrévete.
Ya sea que piensen golpear, si él entra por esa puerta y se encuentra con esa escena el atacado serás tú. - Black gruñó y lo soltó pero aun manteniéndose bastante cerca mientras se miraban con desafío a los ojos.
-Haré que él se enoje tanto contigo...- agarró con fuerza el brazo de Lucius clavando su varita en su cuello pero él hizo lo mismo, pero los ojos del rubio solo mostraban diversión. Sirius odió eso, odió el hecho de que parecía que Lucius estaba viendo lo que pensaba.
¿O lo hacía? Nunca había sido bueno evitando que las personas entraran a su cabeza.
- ¿En serio piensas que es buena idea? - El rubio dejó escapar una risa -Vamos, bésame. Hazlo enojar, no se enojará conmigo si no contigo. Haz que sea la escena que vea cuando vuelva.
¿Sabes lo que ocurrió conmigo cuando por poco estuve con otro alfa? Se enojó, por supuesto, pero eso solo hizo que me follara con más fuerza, más veces.
Si lo haces solo me conseguirás un buen polvo a mi...- porque Sirius no tenía forma de saber lo realmente peligroso que sería esa acción, él no sabía que habían llegado a un acuerdo y que eso lo rompería. Lucius sabía que mientras él no mostrara dudas el alfa dudaría -Y su odio hacia ti.
Tal vez el hombre pueda perdonarte, pero el lobo no lo hará. Nunca más podrás estar en una de sus transformaciones porque irá directo contra tu cuello por tocar a su omega, incluso cuando ya no estemos enlazados.
¿Estás dispuesto a perderlo por un gesto en vano?
Dime ¿Tanto te fastidia que sus afectos estén en mí y que me prefiera sobre ti? ¿Es porque lo quieres o es ego, esa sensación satisfactoria que tienes cuando alguien besa por dónde caminas?
Tu nunca, escúchame bien, nunca podrás ofrecerle lo que un omega. Por algo son las uniones más perfectas, creados el uno para el otro y luego de probar, no funcionara con otros.
Atrévete, Sirius Black. Y termina la última amistad que te queda de Hogwarts. - no se acercó más porque no iba a arriesgarse, pero no cambió su sonrisa de burla. Sabía que sus gestos no delataban lo que pensaba, ni cuanto estaba poniendo en juego presionando a Black así.
-Eres... eres un maldito. - Black lo soltó, dando un paso hacia atrás y aun clavando su varita en el cuello del omega a pesar de sentir lo mismo en su cuello. El rubio se burló.
-Y tú eres igual a tu madre, Black. - algo lo llevaba a seguir presionando, quería sacarlo de su casa y lo iba a lograr por las buena o por las malas.
- ¡Retira eso! - el alfa casi rugió, Lucius no retrocedió.
-Fuiste un matón y jamás cambiaste, incluso doce años en Azkaban no te enseñaron a madurar. Fuiste capaz de usar a tu amigo como una máquina de matar, abandonaste a tu hermano menor, abandonaste a Potter cuando te necesitaba. - susurró poniendo énfasis en sus palabras, mirando los ojos grises del otro. Black siempre le había parecido inestable, loco, capaz de ocultarse tras una capa de simpatía.
- ¡No es cierto! -
-Siempre me acusaste a mí de cobarde pero nunca te miras a ti mismo. Somos del mismo árbol, Black, solo que en tu intento de escapar de la locura de tu familia te encontraste con ella de nuevo.
¡Era un chico cruel, tanto como tu madre! ¡Patético, estúpido, nefasto! ¡Capaz de asesinar! ¡Capaz de volver a su mejor amigo en un asesino solo por una estúpida venganza! ¿Lo disfrutaste? Lo que tú y Potter hacían era casi torturar, y disfrutaban de ello como psicópatas. Igual que Bellatrix ¡Pero al menos ella no lo ocultaba!- Sirius gruñó con fuerza y tiró su varita lanzándose encima directamente con los puños, pero fue empujado y reducido en el suelo. El Gryffindor respiró tembloroso, notando los ojos dorados sobre él.
Todos se quedó en silencio por varios minutos hasta que Remus lo soltó, levantándose y retrocediendo, obviamente cubriendo de su vista al rubio. Sirius podía notar por las feromonas y su respiración, cuanto se estaba controlando por no lanzársele encima para golpearlo.
-La red Floo, ya puedes usarlo. - Remus se obligó a decir, retrocediendo un poco más hasta quedar al lado de Lucius.
-Gracias. - Sirius asintió levantándose despacio, sin darles la espalda mientras caminaba hacia la salida. Miró la ligera sonrisa de Lucius y lo odió, había caído en la trampa del omega.
¡El hijo de puta lo había manipulado terriblemente!
Tiró los polvos desapareciendo en llamas verdes.
Lucius observó al alfa y suspiró, se alejó dispuesto a caminar a las escaleras para volver a la habitación pero fue abrazado por detrás. Se detuvo acariciando las manos de Remus dejando que se apegara a él, el alfa respiraba en su cuello y eso lo hacía estremecerse.
-Eres una perra cuando estás siendo territorial. - murmuró sobre su cuello, antes de morder ligeramente. Lucius contuvo un ligero gemido y se aferró más a sus manos llevando un poco su cabeza al costado para que llegara más a su cuello.
-Yo no... Estuviste escuchando ¡Idiota! Podrías haber entrado antes. - se quejó dándose cuenta. Había estado tan distraído que ni siquiera se había dado el tiempo de verificar que el alfa estuviera lejos ¿Desde qué momento había empezado a escuchar?
-Lo siento. - Remus dejó escapar una risita, dejando un beso en su hombro sobre la tela, acariciando ligeramente su abdomen.
-Nos dejaste solos a propósito. - Lucius frunció la nariz sin saber porque quería que pelearan.
-En realidad quería probar que podía controlarme. Que podía dejarlos solos en la sala, hacer algunas cosas y volver sin sentirme ansioso. - admitió, no había esperado que pelearan tan fuerte y se quedó quieto, creyó que su primer instinto sería pararlos pero solo fue investigar.
No sabía que estaba esperando cuando no salió.
-Fallaste. - el rubio murmuró por lo bajo relajándose un poco, sintiéndose ligeramente divertido por la situación.
-Por Merlín, sí. Fuiste muy malo con Sirius, terriblemente malo y no sé porque me siento alegre por ello. Me siento orgulloso y culpable, lastimaste a mi amigo. - fue sincero. Sabía que no debía alentar esas conductas en Lucius ni en nadie, pero se había sentido satisfecho, tal vez por el hecho del desdén del omega hacia el otro alfa.
-Lo siento. Si querías que no peleáramos debiste haber hecho que nos encontremos fuera de nuestro territorio. - aunque se disculpó su tono salió duro, pero Remus entendió.
- ¿Si nos juntáramos con él fuera de la casa serías más amable? - preguntó con curiosidad, presionando más la espalda del omega contra su pecho.
-Me mantendría más callado. -
-No hagas promesas que no puedes cumplir, Lucius. - se burló riendo por lo bajo, sabiendo que siempre que Sirius y Lucius se encontraran saltarían algunos insultos, aunque estaba alegre que no hubiera llevado las ofensas a los hechizos.
-Entonces no nos cruces de nuevo, la próxima desayunan afuera o, mejor, que se vaya apenas salga el sol. - Lucius se quejó.
-Veremos cómo hacerlo funcionar. - corrió el cabello del patriarca un poco más antes de abrazarlo de nuevo, besando su mejilla.
-Remus...- Lucius susurró su nombre por lo bajo, casi dudando haciendo que la curiosidad del alfa despertara.
- ¿Si? - presionó otro beso en su hombro sintiendo que se relajaba con las suaves feromonas de su omega, era tranquilizante.
-Quédate conmigo. - se apoyó un poco más en él sin mirarlo, Remus suspiró y lo atrajo más hacia él presionándose.
-Por un rato, luego iré a ver que todo esté bien y volveré, ya no me iré. - prometió corriendo el cabello rubio para besar la marca haciéndolo jadear, sonrió acariciando su vientre sobre la ropa. -Vamos arriba.
-Vamos. - agarró su mano y resintió ligeramente que se alejara, pero luego sonrió cuando se puso a su lado.
Remus sabía que debía estar más preocupado por Sirius, debió haber ido tras él. Lucius había sabido a donde atacar, en qué lugar destilar su veneno, pero él solo podía sentir que el omega había estado protegiendo su territorio.
Al diablo, le dejaría un par de horas a Sirius para que se tranquilizara y luego iría a verlo para disculparse, aunque seguía algo resentido por el golpe que había estado por dar.
Él también debía calmarse antes de enfrentar a su amigo de nuevo.

No te metas con el lobo.Where stories live. Discover now