Decisión

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¿Cómo iba a decírselo? Recordaba que Severus le había dicho que Remus le había preguntado lo mismo pero no podía estar diciendo la verdad, él solo se estaba burlando.
Luchó con las ganas de simplemente quemar la nota pero la mantuvo en su mano, escuchó la puerta del baño abrirse sintiéndose de pronto demasiado asustado como para darse la vuelta y enfrentar al alfa.
— ¿Lucius? — Solo notó que se sentó a su lado por el colchón hundiéndose, el patriarca trató de recomponerse irguiéndose y pasando la carta de Black hacia el otro tratando desesperadamente que su mano no temblara.
—Carta para ti. — Trató de forzar una sonrisa mientras trataba de abrir la de Draco pero al notar que sus manos se negaban a cooperar dejó las cartas de su familia sobre la mesa de luz escondiendo la nota de Snape en un puño. Miró de reojo como Remus dejó de lado la carta de su amigo, el licántropo ya estaba vestido para salir y obviamente estaba extrañado de que él no lo estuviera.
—Lucius ¿Qué ocurre? — Preguntó de forma suave acariciando su hombro pero el patriarca se apartó de su toque como si quemara, Lucius desvió la mirada sabiendo que su miedo venía del hecho que no podía estar feliz con la noticia.
¿Entonces qué pasaba?
¿Quería conservarlo? Era como cuando su padre le había mostrado un pichón de pavo real hace tantos años, él los había odiado pero fue obligado a cuidar de él y cuando el ave al fin había sido adulta Lucius se había encariñado con él ¡Ahora tenía casi una docena de pavos reales en su jardín!
¿Pero qué tan malo era comparar a una persona con un animal?
Con las cosas, con los animales se podía cambiar ¿Pero con sus prejuicios? ¡Siempre había odiado a las criaturas, a las personas como Rem- Lupin! Trató de anclarse a su furia pero cuando sintió sus ojos cubrirse, dio un respingo y clavó sus uñas en la cama.
— ¿Lupin? — murmuró dudoso estremeciéndose aun agarrando el pedazo de papel, podía sentir que estaba parado frente a él pero nada más, trató de respirar para volver a ser neutral pero se vio incapaz. Tragó ligeramente al sentir que apoyaba sus manos sobre sus hombros solo para presionarlos de forma tranquilizadora, Lucius se tensó pero luego se relajó ante su toque notando como se sentaba a su lado para luego ir hacia atrás, deslizando sus manos por su espalda desnuda, el patriarca tembló conteniendo el jadeo y apoyó sus manos en sus propias rodillas sintiendo sus mejillas calentarse.
— ¿Qué sucede, bebé? — Susurró en su oído, Lucius se encogió ligeramente dejando que lo abrazara por la espalda sintiendo el metal del brazalete contra su abdomen, ronroneó ligeramente al sentir el suave beso en la marca. Podía notar las feromonas y aunque quiso enojarse porque las utilizaba solo pudo agradecer silenciosamente al sentirse mucho más tranquilo. Levantó su mano con cuidado y dejó caer el bollito de papel cerca de él, notó como dejaba de tomarlo con uno de sus brazos para agarrar el papel, no sabía si Remus entendería solo con esa frase.
—Y-yo… hace bastante…— Se encogió sintiéndose demasiado avergonzado para seguir hablando, apoyando su espalda contra el pecho del alfa quien acariciaba suavemente su abdomen con la mano que aún lo rodeaba.
—Oh…— Notó la duda en la voz del alfa y se preguntó si debería explicarlo, notó como dejó el papel de lado antes de abrazarlo de nuevo y apoyar su mentón en su hombro. Lucius alzó su mano acariciando suavemente su mejilla. — ¿Romper el vínculo más temprano? Está bien, volveremos en dos días y veremos los efectos secundarios, podrás elegir. — el licántropo murmuró de forma suave tratando de tranquilizarlo.
—Yo…— el rubio dudó, sintiéndose de pronto bastante herido con esa declaración.
—Lucius, incluso sin las feromonas me sigues pareciendo atractivo. — besó su cuello de manera suave. El patriarca acarició las manos que tenía sobre su abdomen y luego pasó sus dedos sobre el brazalete, podía ignorar eso y no responder, pero todo lo que dijeran aquí no podría ser usado en contra. Asintió ligeramente corriendo su propio cabello para dejarle más espacio para besar la marca.
—A mí también. Incluso fuera de eso… me gusta estar contigo. — Admitió con tono bajo estremeciéndose al sentir que chupaba la suave piel de las marcas, tuvo que usar todo su autocontrol para evitar gemir. Se apoyó completamente en el alfa suspirando de manera suave al sentir sus caricias en su abdomen y él alzó su mano acariciando su brazo.
—Aún nos quedan dos días. —Remus murmuró con voz suave, aun manteniendo sus labios contra la piel pálida. Lucius asintió sintiendo que la angustia empezaba a irse.
— ¿Podemos… quedarnos unas horas más aquí en la cama? — murmuró, no poder verlo hacía que sintiera menos vergüenza. No quería saber que decía su rostro en ese momento.
—Por supuesto que sí. Claro que sí. — el omega giró un poco su cabeza y no tardó en recibir un beso, levantó una de sus manos para acariciarlo gimiendo suavemente cuando se profundizó. Tembló cuando el alfa alzó su mano acariciando su cuello, presionando su brazo sobre su pecho apegando la espalda del omega a su pecho.
Estaba bien, tenían dos días.
Jadeó cuando se separaron y pudo sentir como acariciaba su pecho con suavidad, Lucius se relajó dejándose querer buscando su mano y agarrándola, entrelazando sus dedos.
Parpadeó cuando al fin pudo ver de nuevo, sintiendo al alfa alejarse, miró hacia el menor quien le sonreía cálidamente mientras acariciaba su mejilla.
—En la primera marca yo elegí no romperlo. — El licántropo murmuró de pronto. —Creo que es justo que esta vez tengas la decisión tú. — el rubio apoyó su cabeza en la mano de su compañero mientras este hablaba, apoyando sus manos en su brazo respirando de manera temblorosa.
Ese día se quedaron varias horas más en el hotel, incluso Lucius consintió que se sentaran en el sillón rodeados con una manta para ver la televisión. Él debía admitir que a pesar de que era muggle había sido divertido, sobre todo cuando podían besarse entre medio. Incluso había sido convencido de conseguir uno para la casa.
Cuando al fin pudo salir de la sensación de tristeza, salieron. Estuvieron dando largos paseos en el auto, viendo algunos lugares nuevos para comer y caminando en la playa luego de que el sol se ocultara. Cuando regresaron al hotel terminaron besándose y acariciándose haciéndolo olvidar hasta su nombre.
Lucius no podía decir que no se había divertido, incluso las tonterías como intercambiar comida habían sido agradables y acurrucarse juntos se había sentido perfecto. Remus actuaba como que si no hubiera dicho nada sobre la poción y aunque eso lo hirió en un principio, luego notó que era mucho mejor. Muchas veces había estado a punto de decir que podían quedarse más tiempo pero mantuvo silencio sintiendo que rompería demasiado su ego si insinuaba que quería quedarse más.
Cuando volvieron a la casa se distrajeron desempacando aunque podrían haberlo hecho con magia, hablaron un poco más, algunas anécdotas fueron contadas y se habían reído de algunas cosas. En vez de comer en la mesa se habían acurrucado en el sofá y habían comido compartiendo el plato, no importaba que estar sentado en sus piernas y alimentarlo se viera como que si fueran una pareja, se sentía bien y ya.
Tardó otro cuatro días más en enviar una lechuza a Severus preguntándole cuando podía ir, el ex profesor se tomó un día entero antes de responder.
Así que ahí estaban, luego de varios días sin una túnica debía ponérsela de nuevo y había guardado los lentes de sol. No ocultó la marca y solo disimuló un poco sus feromonas, había decidido no ir solo porque a pesar de todo no era algo solo de él.
Sonrió ligeramente al sentir el aroma del alfa sobre él.
—Vamos. — El licántropo le ofreció la mano y pese a todo Lucius la aceptó dejando que lo atrajera hacia sí y lo abraza, se recargó en él acurrucándose un poco.
No pudo evitar recordar el funeral de su padre, había sido bastante triste pero tuvo que tragarse sus lágrimas. Su propia madre se había visto imperturbable pero luego él la había visto llorar dentro de la sala, cuando ninguno de los invitados podía verla.
Agitó su cabeza, eso no era tan malo. Solo una rutina a la cual se había acostumbrado se rompería y no había obtenido ningún real beneficio de ello. Él tenía que ser más frío al respecto.
Ambos se aparecieron fuera de los laboratorios de Severus, Lucius se apartó y tocó la puerta.
—Puedes pasar. — La voz de su amigo no hizo más que ponerlo nervioso, empujó la puerta solo para ver al ex maestro de pociones etiquetando viales. Lucius empezó a caminar.
Remus se quedó atrás, apoyado contra el borde de la puerta, Lucius debió haberse sentido poderoso y feliz pero no pudo evitar sentirse desprotegido. Esto era lo que quería pero ahora se sentía como en el inicio del vínculo cuando lo único que había querido era su cercanía.
—Remus. — lo llamó tratando de que su voz no mostrara emociones, el alfa caminó hacia él y agarró su mano, Lucius se preguntó si debía soltarla porque Severus los miraba pero al final lo dejó. Aunque lo negara ese pequeño gesto le había traído la calidez que había perdido tan rápido. —Severus. — Volvió hacia su amigo quien había dejado los viales de lado y ahora abría una de las puertas de vidrio para sacar tres con distintos colores dejándolos sobre la mesada.
—Lucius, Lupin. — El ex profesor hizo un asentimiento de saludo, Lucius pensó que tal vez estaba incomodo aunque mostrara neutralidad en su rostro. Miró los viales preguntándose porque había tres de ellos.
—Dijiste que tenías la poción. — Habló con cuidado sintiendo una caricia sobre el dorso de su mano, apretó ligeramente el agarre sintiéndose más tranquilo. Que Remus no dijera una palabra lo ponía ligeramente nervioso, pero trataba de no prestarle atención a esa sensación.
—Sí. — Severus asintió, con cuidado, con más emoción sombría en su rostro de lo que debería. —La poción en si es esta. — Alzó el vial que contenía un líquido ligeramente plateado, Lucius sonrió ante la ironía.
—Supongo que soy el sujeto de prueba ¿Uhm? — Se burló ligeramente tratando de aligerar el ambiente, podía sentir la mirada del alfa en él y aunque no había alzado sus feromonas en lo absoluto había algo muy tenso en la habitación. No se atrevió a ver hacia Remus o su expresión así que apretó más su mano recibiendo una pequeña caricia a cambio.
—En realidad no. Tomando en cuenta que el primer plazo terminó y que la segunda marca es solo formada por algunas criaturas es absurdamente parecida a una poción normal de rompimiento. Tuve que cambiar algunos ingredientes y sus cantidades. — Severus lo miraba a los ojos al hablar y eso empezaba a sentirse incómodo para el patriarca, había una ligera duda en el semblante en el menor y no podía entenderla.
—Veo. — Lucius miró los otros dos viales y Severus asintió dejando el que sostenía de nuevo en conjunto con los otros dos.
—Primero deberían tomar cinco gotas por día durante seis días de esta. — Alzó la poción incolora. —Ambos, para evitar que su cuerpo reaccione negativamente al hecho de que se está rompiendo el enlace. De no tomarla tendrán dolores de cabeza, angustia excesiva, mareos y vómitos durante algunos días.
Ahora, estas dos deben ser tomadas por solo uno de ustedes. — Señaló a la de color turquesa y a la plateada —La primera desaparecerá el primer vínculo y el plateado el segundo vínculo, no pueden equivocarse en el orden o se verán anuladas. Luego de ellas les aconsejo que ambos tomen de nuevo por cinco días dos gotas de la poción transparente para evitar efectos secundarios. — el pocionista dejó las tres pociones en la mesada nuevamente. Lucius lo observó apretando los labios.
—Es decir… ¿Cualquiera de los dos puede romper el vínculo? — Lucius estiró su mano libre y agarró el vial plateado mirando la poción.
—Sí, cualquiera de ustedes. — Severus asintió, el patriarca también lo hizo sintiéndose de pronto muy nervioso. Si no había ninguna indicación era que era perfecta ¿Y ahora qué?
— ¿Preservación? — Se obligó a preguntar ¿Por qué Remus no decía nada? ¿Por qué seguía mirándolo? Tal vez si volteara la vista podría ver la expresión de su compañero pero no se atrevía.
—Es un lugar oscuro y frío duraran cuatro meses, aunque si esperas esos meses ya no las necesitaría y podrías hacerlo con las pociones normales. — Lucius sintió con fuerza sin mirar hacia su amigo tratando de concentrarse en la poción plateada jugando ligeramente con el líquido que contenía. —Oh, y Lucius. Puede afectar tu fertilidad si la utilizas. — El patriarca parpadeó al escucharlo y miró hacia el menor, este había carraspeado ligeramente antes de decirlo y eso le dejó en claro que solo le estaba dejando una excusa para rechazarlo sin perder la dignidad.
Asintió agarrando los tres viales con cuidado.
—Gracias, nos vemos. — Se despidió cortésmente, apenas escuchando la suave despedida de su compañero también. Ambos salieron del laboratorio y se aparecieron dentro de la casa, una vez ahí sintió como el alfa soltó su mano.
Lucius dio un suspiro dejando los tres viales con cuidado sobre la mesa mientras los observaba antes de apoyar sus manos en la mesa sin saber que decir. Se tensó solo por un momento cuando el alfa lo abrazo por la espalda y besó la marca con cariño, sintió un escalofrío y puso más de su peso sobre sus manos que lo sostenían.
—Podemos simplemente esperar a que acabe. — el alfa murmuró suavemente.
—Yo… no sé porque…— Lucius se calló apretando los labios antes de respirar profundo ¿Por qué dudaba ahora? ¿Costumbre?
Le gustaba la calidez del vínculo, le gustaba lo que habían construido entre ellos aunque él fuera todo lo que debería odiar en una persona.
—Está bien. Yo tampoco quiero que esto acabe — murmuró por lo bajo aun presionando sus labios sobre su cuello, Lucius no se incorporó dejando que rodeara su cintura con un brazo y que se apoyara contra su espalda, bajó un poco la cabeza dejando que su cabello cubriera su expresión.
— ¿Por qué? — Preguntó dudoso.
Volvió a sentir un beso en su cuello y suspiró, llevó una de sus manos a las manos del licántropo y las acarició con ternura. Él besó detrás de su oreja y Lucius se volteó para quedar de frente, el alfa le sonrió de manera suave aun acorralándolo contra la mesa.
El rubio se incorporó y lo besó.
No hubo respuesta para la pregunta pero no la necesitaba, no estaba seguro de querer saber.
Estaba bien, podía esperar a que el enlace terminara en cuatro meses, podía hacerlo. No pensaría que sucedería cuando llegara a ese punto, se preocuparía luego. Ahora solo podía pensar en estar en sus brazos y besarlo y en la sensación agradable.
Cuando se separaron Remus agarró su mano y la besó con cariño, Lucius sonrió un poco antes de mirar a los viales de nuevo chasqueando los dedos haciendo que una de las elfinas apareciera la cual entendió la orden sin que tuviera que decirla en voz alta. Agarró los tres viales con cuidado y desapareció para guardarlos.
— ¿Tienes que volver al trabajo? — Hacía cinco días que estaban de regreso y el alfa no lo había dejado solo por más de un rato, ninguno de los dos había trabajado.
—Mañana. — El menor le sonrió besando su mejilla entrelazando más sus dedos, el patriarca asintió antes de volverse a acercar solo para apoyarse en él, recordó brevemente cuando habían estado bailando, había sido divertido e íntimo. Habían logrado poner música con algunos hechizos y habían terminado bailando en la playa al anochecer, sonrió recordando que logró enseñarle algunos bailes que bailaban en las reuniones más caras, donde solo algunos invitados selectos podían ir. Aunque debía admitir que él también había aprendido algunos, aunque por suerte su forma de fallar era bastante elegante.
El alfa besó su cabello.
—Un galeón por tus pensamientos. — murmuró.
— ¿No puedes saberlo por mis feromonas? — Se burló ligeramente recordando brevemente la conversación sobre ellas que habían tenido.
—Sabes que no funcionan así, no es legeremancia. — río suavemente.
—Si Severus te escucha decir que es “leer la mente” te hará mal la próxima poción matalobos. — sonrió aun apoyado en él, dejando que acariciara su espalda.
—No dije que era leer la mente. — Remus cedió besando su cabeza una vez más rodeándolo con un brazo manteniendo sus otras manos unidas. Lucius podía sentirlo respirar lentamente y no pudo evitar igualarlo, disfrutando del aroma de su alfa. Si se concentraba lo suficiente podía oír el latido de su corazón que poco a poco se iba sincronizando con el de su pareja.
Se quedaron en posición por bastante tiempo tan solo disfrutando de la compañía, cuando se separaron se miraron a los ojos unos minutos antes de que el alfa se inclinara para besar su frente, Lucius suspiró bajito y sonrió ligeramente antes de alejarse del todo pero sin soltar su mano empezando a caminar a la habitación.
Cuando se sentaron en la cama tuvieron que soltarse para quitarse los zapatos y las medias, Lucius desabrochó los botones de su túnica antes de quitársela y dejarla a un lado.
—Déjame…— murmuró el rubio al notar que el otro desabrochaba un poco su camisa, el alfa lo miró con curiosidad pero apartó sus manos dejando al omega acercarse. Lucius se deslizó más cerca llevando sus manos al botón más alto de la camisa de su compañero empezando a desabrocharlas lentamente, cuando al fin terminó retrocedió solo un poco para poder mirar alzando su mano desde su vientre bajo hacia arriba acariciando la piel del mestizo hasta llegar a su cuello, deteniendo sus dedos ahí. Al mirar los ojos del alfa notó el brillo en ellos y el deseo así que se acercó más y lo besó con fuerza dejando escapar un jadeo cuando el menor lo rodeó con intensidad.
Era una necesidad parecida a la que tuvo en un principio, quería fundirse en él, sentir la calidez de su piel contra la suya y sus labios contra los de él. Quería explorar todo y mantenerlo junto a él. Pero esta vez no era el instinto quien empujaba esas emociones y prefirió no pensar en ello.
Dio un pequeño quejido al ser acostado en la cama mientras los besos bajaban a su cuello, respiró profundo gimiendo por lo bajo al sentir el beso sobre su marca clavando sus uñas en la espalda del alfa para apegarlo más a él, sintiendo su corazón latir desbocado cuando pudo sentir su pecho contra el suyo. Alzó una de sus manos enterrándola en el cabello del rubio trigo.
—Remus, solo muerde de nuevo. — Tembló ligeramente al decirlo sintiendo sus mejillas calientes, sabía que una tercera marca no significaba nada, iba a borrarse como que si de una cicatriz se tratara pero quería volver a sentir esa sensación. El alfa se apartó para mirarlo y acarició su mejilla, Lucius se apoyó contra el toque cerrando los ojos. —Por favor…— murmuró, siempre había mordido en sus hombros o en su espalda, o de manera más suave en sus muslos, pero nunca tan profundo de nuevo en las marcas.
Quería todo con él, ser parte suyo, que fuera suyo, que no tuvieran que separarse.
Pero nada de eso salió de sus labios.
Se dejó abrazar y paso sus dedos por su espalda abriendo de nuevo los ojos estremeciéndose al sentirlo respirar sobre la marca, sus cuerpos estaban tan apegados que estaba seguro que podía sentir el corazón del otro latiendo.
—Remus. — ronroneó ligeramente su nombre deslizando sus dedos hacia su nuca presionándolo ligeramente contra si ganándose una suave risa del alfa. Lucius sonrió de lado, podía imaginárselo diciendo “impaciente”.
Y tal vez lo era, impaciente y caprichoso, pero habían encajado de alguna manera.
Bajó sus manos acariciando su espina dorsal sintiendo como respondía a su toque, ahora que prestaba más atención podía sentir los sutiles cambios en las feromonas que el licántropo le había marcado, los había sentido antes pero eran tan tenues que no sabía el significado. Pero si él podía sentir apenas los cambios ¿Qué tan bien los sentía su compañero?
Gimió clavando sus uñas en la espalda del alfa al sentirlo morder de manera fuerte y certera, la sangre empezó a escurrirse por su cuello pero el menor no lo soltó profundizando la mordida. Lucius sollozó por lo bajo mordiendo el hombro de su compañero para no hacer ningún sonido mientras temblaba ligeramente, el dolor se extendía a raudales por su cuerpo pero había otra sensación dentro de todo.
Cuando al fin se alejó y empezó a lamer la herida Lucius también lo hizo, lamiendo de manera suave la mordida que había dejado sobre su hombro, podía sentir su propia sangre recorrer su piel pero sabía que podía limpiarla luego. Se estremeció al sentir las caricias sobre su espalda y se preguntó qué tan fuerte había clavado sus uñas en la espalda del alfa.
Mientras la sangre dejaba de correr sintió el sentido de pertenencia, la mordida solo era una forma de expresar confianza. Él podría haber mordido más alto y podría haberlo matado, pero Remus siempre mordía bien.
Ambos se sentaron con cuidado y Remus se apartó transfigurando un pañuelo en una tela más suave antes de empezar a limpiar la sangre con él. Lucius lo dejó apoyándose en él, ladeando la cabeza para que pudiera ocuparse de la sangre y la nueva marca, los dedos del alfa se clavaban un poco en su cadera haciéndolo permanecer quieto y se sorprendió disfrutando de esa sensación.
¿Qué tan primitivo era morder y  lamer la sangre? ¿Qué tan vergonzoso era pedir que lo repitiera cuando estaban tan cerca de terminar? No quería decir nada a nivel instintivo pero a nivel emocional si lo hacía.
Llevó su mano al hombro del alfa quien siseó cuando tocó la mordida, Lucius sonrió. Él no había podido sacar sangre pero si había quedado una buena marca.
—Le pondremos un ungüento para evitar que se inflame o se infecte ¿Si? — el alfa susurró con cuidado cuando terminó de limpiar la sangre, Lucius alzó su mano presionando los labios de su compañero con sus dedos notando la sangre en ellos.
Se veía como un lobo que acababa de cazar y ese pensamiento lo hizo sonreír.

No te metas con el lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora