Al otro día

2.8K 285 79
                                    

La segunda vez que despertó pudo reconocer el aroma, abrió los ojos con esfuerzo pero se encontraba solo ¿San Mugo? ¿Por qué estaban sus feromonas por todos lados? Casi por instinto alzó su mano para buscar su varita sintiendo un escalofrío al no encontrarla a su lado.
Tal vez debería sentarse pero aun sentía sus sentidos entumecidos
Respiró profundo de nuevo llevando su mano a su cuello, no tenía ningún collar ni ninguna marca. Estaba bien.
¿Estaba bien?
Trató de sentarse pero un fuerte dolor lo impidió, suspiró algo tembloroso sintiendo los hechizos a su alrededor. Casi con temor llevó su mano hacia su vientre y un sollozo lo atravesó.
-Lo siento, lo siento mucho... yo...- Se mordió la lengua para dejar de murmurar cerrando los ojos con fuerza. Ahora no, tenía que pensar. Podía sentir punzadas en su cabeza y en todo su cuerpo, tenía sed por lo que seguramente había estado inconsciente varias horas.
¿Qué hora era?
Esta vez se sentó muy lentamente teniendo cuidado con todos los hechizos curativos sobre él, lo único que iluminaba la habitación era una suave luz por lo que suponía era de noche. Seguramente los medimagos de guardia no se molestarían en revisar incluso si sus hechizos de monitoreo les decían que estaba despierto.
El aroma de Remus estaba en todos lados lo que parecía calmar sus nervios y su tensión.
Acarició ligeramente su vientre una vez más congelándose al notar esa sensación de falta.
Su magia.
Sentía las pequeñas pulsaciones de magia del bebé pero no las de él mismo. Respiró profundo y acarició sobre el pequeño dando un ligero tiemble.
No podía entrar en pánico, no sabía si las emociones afectarían al bebé. Si tuviera su varita sabría que hechizos estaban sobre él, tal vez nada estaba bien aún.
No había pensado si quiera en la posibilidad demasiado acostumbrado a los síntomas que sentía horas antes de que sucediera. Desaparecer había sido estúpido, muy estúpido. Prácticamente había demostrado que no servía para cuidarse a sí mismo.
Imbécil. No debería haberse comportado como que si estuviera como siempre, estaba demasiado seguro que el aroma a omega en estado bajaría los ánimos de todos ¿Cuándo las cosas salían como querían? ¿Cuántas veces podía golpearse con la misma pared?
Acomodó las almohadas para permanecer sentado sintiendo que el sueño volvía, tal vez eran pociones. Suspiró y trató de luchar contra eso pero al ver que sería inútil se deslizó suavemente para quedar acostado de nuevo.
Concentrándose en el aroma y la calidez que sentía por la magia del pequeño se dejó vencer por la sensación de cansancio.
Despertó nuevamente cuando la habitación estaba iluminada, apenas se movió su medimago personal entró.
-Lucius. - El anciano le sonrió amablemente y lo ayudó a sentarse antes de pasarle un vaso de agua, el patriarca notó como iba quitando algunos hechizos que había sobre él.
-Yo...- Su voz sonó ronca por lo que prefirió tomar el agua sin decir nada hasta terminar - ¿Cuánto llevo aquí? - Su cabeza dolía al igual que su cuerpo pero ya sin sentirse tan cansado y adolorido, miró sus manos, su piel se veía pálida pero no tan enfermiza como había esperado.
-Casi tres semanas. Te has despertado unas cinco veces esta semana, la noche de hace dos días parece que volviste a tu conciencia completamente pero no había nadie de guardia. Otro medimago te revisará y dirá si estás en condiciones de recibir visitas.
Les has dado un susto a todos, tu hijo ha venido todos los días desde que volvió de su luna de miel. - Habló de manera calmada mientras seguía haciendo hechizos de diagnóstico, Lucius se removió incomodo al sentirlos pero trató de concentrarse en lo que el anciano había dicho.
-Draco. - Murmuró el nombre de su heredero antes de mirar la habitación, el bebé se movió como recordándole que seguía ahí y Lucius apoyó una mano sobre su vientre.
¿Cuánto faltaba ya? ¿La habían "dormido" también a ella en esas tres semanas?
-Sí. Por otro lado tu bebé está bien por ahora, casi lo pierdes pero tu magia se aferró a él. Tal vez por ello ahora sientes una baja en su poder, por seguridad preferiría que no usaras tu varita hasta que se te sea aconsejado, ni siquiera para hechizos simples. - El medimago siguió hablando pareciendo satisfecho con los signos externos.
-Remus... ¿Él...?- No pudo evitar preguntar, el aroma suave le decía que no había estado hace poco tiempo o, al menos, por mucho tiempo por ahí.
-Le aconsejé que usara sus feromonas ya que a pesar de que no están unidos es su bebé. No suele quedarse mucho. - Admitió el anciano, Lucius suspiró apoyando su espalda contra el "Respaldo" que se había formado al subir la parte delantera de la camilla.
-Está enojado conmigo. - No pudo evitar decir algo amargamente aunque sabía que tenía grandes razones para estar molesto.
-Quería hablar de algo contigo, Lucius. Pero acabas de despertar y creo que las indicaciones se las daré a ambos. Ahora sé un buen chico y no le des problemas al medimago, te hará una revisión más intensa. - El anciano habló como que si no lo hubiera escuchado y el rubio lo agradeció.
-Bien. - Fue incomodo, el beta paseaba su varita por encima de él e hizo algunos hechizos invasivos que hicieron que se tensara. Al terminar se fue sin decir nada y volvió con un poco de gelatina un largo rato después. Lucius no tenía ganas de comer esa cosa insulsa pero se tragó la queja y agarró el plato.
-Podrá recibir visitas en cuanto...- El joven medimago ni siquiera pudo terminar de decirlo antes de que alguien abriera la puerta.
- ¡Padre! - Draco entró a un paso firme y Lucius pudo ver de reojo que unos pasos atrás de la puerta se encontraba Potter, pero el rubio menor se dio vuelta e hizo una seña como pidiéndole que se fuera antes de cerrar la puerta tras él.
-Señorito Malfoy, no le he dado el permiso. - Reclamó el medimago poniéndose frente a él.
-Ya son las diez en punto ¡Es horario de visita! - El joven se cruzó de brazos alzando la barbilla.
-No puede alimentarlo de ninguna forma o darle una varita Señorito Malfoy y esas indicaciones son por seguridad de su padre y hermano. Lamento decir que los abrazos o contacto estrecho está prohibido por ahora hasta ver como evoluciona, no queremos que nada le pase al bebé. - El medimago pareció entender que no podía hacer mucho más, tampoco es como que si sintiera muy a gusto cuidando del rubio. Pero trabajo era trabajo y cuanto más rápido pudieran salir del hospital mejor.
-Está bien. - El medimago al fin se hizo a un lado y Draco caminó hacia la cama de su padre sentándose a su lado en la silla que había ahí.
-Es bueno verte despierto, padre. - Sonrió apenas, casi como si tratara de ser diplomático. Lucius se sintió divertido pero trató de mantener su rostro lo más neutral posible. Realmente quería abrazar a Draco pero al parecer aun no podía.
-Es bueno verte, Draco. - Se permitió relajarse un poco.
- ¡No me avisaron! ¡Estuviste mal unas semanas y no me dijeron nada! - El menor enrojeció pero luego apretó los labios y respiró profundo como para calmarse. -Lo siento, lo siento mucho. No debí dejarles las reuniones a ustedes. - su rostro mostraba toda la culpa que sentía, Lucius negó con la cabeza y le dio una pequeña palmadita en la mano.
-Tu madre es muy capaz yo cometí un error de cálculo. - Trató de tranquilizarlo, sin entender del todo como había hecho las suposiciones de que tenía algo de culpa. Seguramente estar tanto con Potter lo había afectado.
La lógica de Potter era extraña y esperaba que Draco no terminara muy influenciado con ella.
-Pero me siento culpable de esto, yo...- El menor parecía no querer parar en ese tráfico de pensamientos y Lucius decidió sacarlos de raíz.
-Draco, es por esto que aún no creo que sepas manejar a otros patriarcas de gran edad. Eres egocéntrico pero blando.
Esto es mi culpa y tú no deberías cargar con ella.
Pronto aprenderás de la experiencia. - Cambió el tema de manera hábil apoyando su mano sobre la de su hijo, presionando de la misma forma que lo hacía en una reunión cuando Draco estaba hablando de más. El menor pareció responder al gesto poniéndose más erguido.
-No estamos hablando ahora de negocios, papá. Se trata de ti y mi hermanito. - Reclamó Draco frunciendo la nariz, algo ofendido.
-Lo sé. - Sonrió apenas.
- ¿Qué te han dicho? - El rubio menor parecía bastante interesado de ir por ese lado, Lucius se preguntó si los medimagos no le habían dado su diagnóstico aun y se alegró un poco por ello. No le gustaba mucho ser el último en enterarse.
-Aun no mucho, el medimago dijo que era prudente decirnos los cuidados a Remus y a mí, juntos. Me siento bastante adolorido y con falta de magia además de cansado, hambriento y con ganas de volver al nido. - Se sinceró, a pesar de que no estaba tan mal como en un principio aún tenía varias molestias.
-Te despertaste hace solo un rato y ya te erguiste y ordenaste como que si nada pasara. Tu manera intimidante no hace mucho efecto con la pancita del embarazo. - Draco se burló ligeramente.
-Supongo que tienes razón. - Acarició ligeramente su vientre sintiendo una sombra de tristeza. No había pensado en el bebé al desaparecer así, en medio del pánico no había sido capaz... lo había ignorado.
Y ahora solo quedarían dos meses y unas semanas para el parto. Si es que no se adelantaba.
Sintió un escalofrío al pensarlo y de nuevo el temor se trepaba a su espalda.
-Realmente... me alegra que estés bien, papá. Estaba muy preocupado por ti... por ambos. - Draco agarró su mano, Lucius notó que estaba tratando de guardar todos sus sentimientos pero fallando en el intento. Devolvió el ligero apretón y usó su otra mano para revolver el cabello corto de su heredero.
Siempre las palabras estarían implícitas, era agradable no tener que decir todo en voz alta para que se entendiera.
-Draco, Lucius. Lamento ser un aguafiestas pero debo hacer algunos análisis para ver en que puedo cambiar las pociones de tu padre. Te pediré que te retires unos minutos. - Severus abrió la puerta ordenando con una voz bastante seria, mirando de manera enojada hacia ambos rubios.
-Por supuesto padrino. Padre, volveré más tarde. - Draco se levantó sin querer enfrentarse a Severus enojado y se despidió de su padre con un asentimiento antes de salir. Lucius suspiró y sonrió de lado, él también saldría así si tuviera oportunidad.
-Despertaste. - El ex profesor lo miró fríamente acercándose unos cuantos pasos como revisando el lugar y su persona.
-Severus. - Saludó inclinando ligeramente la cabeza.
- ¿En qué diablos estabas pensando? ¡Tú y Narcissa! ¡Por Merlín! ¡Ambos son de la misma calaña y por ello duraron tanto juntos! Son unos idiotas egocéntricos que...- Lucius se preguntó si estaba usando el mismo tono que utilizaba con sus alumnos consigo.
-Lo siento. - Lo cortó, Severus lo miró con fastidio antes de negar con la cabeza.
-Tienes suerte de que ahora el bebé no esté en una incubadora. Pero esto no ha terminado, Lucius ¡acaba de empezar! ¡Tú ineptitud me sorprende! Tu eres alguien inteligente ¿Qué mierda sucede contigo? - Reclamó enojado, señalándolo sin ningún tipo de filtro. Lucius notó que no sentía las feromonas del otro omega y se alegró un poco por ello, podía ser todo más difícil en caso contrario.
-Yo...- Trató de decir pero fue interrumpido enseguida.
- ¡No me respondas! ¡No te atrevas a poner excusa tras excusa, guárdalas para él que si se las tragará! ¡O tal vez no! - Sacó su varita e hizo que las cortinas se cerraran pero eran lo suficientemente traslucidas como para que la habitación se mantuviera tenuemente iluminada.
-...
¿Me puedes explicar el panorama, por favor? - Lucius trató de no demostrar lo nervioso que se sentía así que trató de cambiar de tema, sabía que su amigo tenía toda la razón al gritarle pero eso no quitaba que no le agradara estar en esa situación.
-El medimago te lo dirá, tal vez con Lupin. No importa cuánto decepcionado se sienta contigo sigues llevando al bebé y solamente por suerte.
¡Pudiste haber muerto! ¡Pudieron morir ambos! - Alzó su voz con autoridad, apoyando su varita en su otra mano como que si de una regla se tratara.
-No pensé en ese momento que la aparición era peligrosa. - Murmuró sintiendo el pinchazo de culpa de nuevo. En ese momento solo había pensado en lo asustado que se encontraba no en otra persona. Debería haber pensado en el bebé primero... debía ser lo normal, lo instintivo ¿Por qué no lo había hecho?
-Eres un idiota. Terminas de pagar un error y vas ¡Y cometes otro! - Cerró sus manos formando puños, Lucius se preparó para recibir otra tanda de regaños cuando la puerta se abrió.
El anciano medimago los miró y suspiró, abrió las cortinas con un hechizo simple antes de volver a observarlos.
-Señor Snape, no creo que sea prudente provocarle sentimientos fuertes ahora. - Recomendó con tono profesional pero lo suficientemente suave como para no enojar más al pocionista.
-Mis pociones lo salvaron, creo que tengo derecho a descargarme. Te cobraré el doble, Malfoy ¡No, es más, el triple! - Amenazó frunciendo el ceño.
-Salió lo mejor que pudo al final. - Se ganó una mirada fulminante del pocionista pero solo se apoyó más contra las almohadas manteniéndose sentado. El anciano suspiró negando con la cabeza.
-Ambos deberían calmarse, no peleen. No es el momento. - Trató de calmar al más joven del lugar.
-Tiene razón. - Y tan dramáticamente como entró, se fue. Lucius se pasó la mano por el cabello sabiendo que era el primer regaño de bastantes que iba a recibir, Severus parecía bastante enojado con él.
-Deberías comer la gelatina. - El medimago llamó su atención, Lucius miró el plato sin tocar y volvió a agarrarlo pero suspiró arrugando la nariz. No se sentía tan seguro de comer la gelatina.
-No tengo hambre. - Habló sinceramente, había tenido sed y debería tener hambre pero tal vez solo por tanta información su cuerpo se mantenía en alerta.
-Pregunté varias cosas a tus conocidos por separado, no soy un psicólogo exactamente pero... Severus me contó tu reacción cuando la prueba de embarazo dio positiva. - El anciano dijo con cuidado acercándose tendiéndolo una pequeña cuchara de metal en vez de la de plástico, Lucius suspiró y la tomó antes de empezar a comer lentamente para alargar la conversación.
Se mantuvo callado mientras comía bocado tras bocado.
-Fue mala. - Admitió una vez que se hubo limpiado con una servilleta, dejando el plato a un lado y apoyando sus manos en su regazo.
-Pero a pesar de todo luego te adaptaste a la idea, empezaste a ser indiferente cuando empezó a notarse y cambiarte ¿Verdad? Creo que todos están de acuerdo en que los últimos meses fuiste bastante indiferente al bebé y eso nos trajo aquí ahora. Te comportas como que si no existiera. - Comentó, Lucius notó la forma suave y lenta con la que lo decía como que si no tratara de ofenderlo. Se sintió un poco ofendido recordando que ese mismo tono lo usaba cuando era un niño y no quería tomar los remedios amargos.
-No quería hacerle daño, yo realmente no pensé...- Se encogió sin poder evitarlo, ese había sido el problema. No había pensado en el bebé o había estado demasiado seguro de que nada pasaría, tenía excusa tras excusa para no sentirse apegado a las cosas o a esa habitación. Él lo tenía dentro suyo ¿Qué más atención querían que le diera? Pero ahora esas excusas lo golpeaban en la cara porque había fallado terriblemente.
-Tranquilízate, no te estoy acusando de nada. Pero me gustaría que un sanador de la mente te examinara cuando te den el alta, creo que podrías estar pasando por los inicios de una depresión preparto. - Lucius frunció el ceño haciendo una mueca.
-No voy a echarle la culpa a mis malas decisiones a algo psicológico que se pueda diagnosticar. - Sería demasiado sencillo y aunque una parte de él lo veía como una salida plausible sonaba a una excusa tras otra. No quería hacerle eso a él, sabía que debía sentirse molesto y decepcionado de su accionar luego de haberlo hablado tantas veces y su ausencia en ese momento lo demostraba.
-Me gustaría igual que dejaras que te examinaran. Luego de la guerra nunca fuiste a uno y puede ayudarte con otros problemas. - Insistió, el rubio iba a negarse nuevamente pero se mantuvo callado por varios segundos.
Suspiró y asintió de manera suave.
-Lo... consideraré. - Seguramente terminaría aceptando, tenía que.
-Y Lucius, no siempre el vínculo entre el omega y su bebé se forma antes del parto. Es verdad, la mayoría siente un amor incondicional desde el momento que se entera que está o cuando al fin lo aceptan pero hay otras personas que necesitan tenerlo en brazos, alimentarlo y hacerlo parte de su vida antes de sentir que darían todo por él.
Lo que hiciste fue imprudente y te pusiste en riesgo, ya no tendrás margen de error. - A pesar de estarlo regañando el medimago hablaba de forma suave, casi con cariño.
No sabía cómo sentirse, no es que no quisiera al bebé solo eran procesos distintos. Había sido un padre, nunca había gestado antes y nunca pensó que lo haría. No era ninguna excusa pero había tantas cosas distintas entre Draco y el bebé, siempre parecía más fácil desde afuera de lo que era.
-Draco también es mi hijo. - Se defendió débilmente.
-Y nunca dejará de serlo y no hay nada de malo con que tus prioridades cambien. No lo estás dejando atrás, él también necesita aprender a defenderse solo. - El anciano apoyó su mano en su hombro por unos segundos antes de apartarse.
- ¿Necesitamos hablar de ello ahora? - Suspiró cansado empezando a sentirse muy incómodo, no quería sacar exactamente ese tema en ese momento ni con él.
-No, pero cuando te den de alta...- Volvió al tema una vez más, Lucius tuvo que reconocer que era una buena forma de hacerlo dar vuelta.
-Está bien, sí. Puedes enviar a un sanador...- apoyó su mano sobre su vientre, aun se sentía nervioso de no sentir su propia magia pero estaba tratando de no entrar en pánico. El bebé se movió como sintiendo su angustia haciendo que el patriarca tragara con fuerza.
No importaba cuanto indiferente había sido esas últimas semanas... no sabía cómo se hubiera sentido si lo perdía.
Se escuchó un suave toquido y no pudo evitar tensarse, era como que si pudiera saber quién era sin siquiera verlo u olerlo. El medimago miró hacia la puerta y lo dejó pasar, luego de las mismas recomendaciones que le había dado el beta a Draco lo dejó avanzar.
Remus se veía cansado y cauteloso, ambos se observaron como que si no supieran que hacer. El licántropo no se acercó más que unos pasos y Lucius sintió ganas de encogerse en su lugar pero se mantuvo firme sintiéndose algo ansioso.
-Perdón. - No se le ocurrió al más para decir, sentía una mezcla de emociones y no le quedaba mucho más que disculparse.
-No creo que sea el momento para hablarlo. - Remus se terminó por acercar y se sentó en el lugar donde lo había hecho Draco, con su hijo se había sentido bastante cercano a esa distancia pero con el lobo parecía que había una pared que ninguno de los dos sabía saltar.
- ¿Les gustaría que les fuera diciendo los cuidados? Según lo que hablé con el medimago que hizo la revisión deberías poder volver a casa en cuatro días. - El anciano les sonrió amablemente notando la obvia tensión. Lucius asintió levemente imaginando que había sido él quien había ido por el licántropo para que se encontrara ahí.
-Sí. - Respondió el castaño por los dos y Lucius lo dejó hacerlo.
-Tu magia se drenó casi por completo, tu núcleo se está regenerando pero no podrás hacer magia hasta que nazca el bebé. Ni siquiera hechizos simples, verbales, no verbales, nada o podrás perder el poco equilibrio que hay entre tú y el bebé y alguno de los dos moriría si no es que ambos.
Luego de que nazca analizaremos el panorama para saber si tu núcleo se regeneró lo suficiente.
Por otro lado ya no podrás usar pociones de dormir, ni supresores, ni antiferomonas, ni pociones para las náuseas o dolor. Solo tomarás estrictamente las que te den y en los horarios que te digan. Mayormente serán nutricionales.
No debes estresarte ni pasar emociones fuertes, así que tampoco deberías someterte ante las feromonas de personas en las que no confíes.
Formar un vínculo o marca es muy peligroso, por lo cual también está prohibido, incluso aunque sea el padre del bebé. Las uniones tienen forma física y mágica, no podrás soportarlo.
La penetración, el nudo también está prohibido. Generan demasiadas feromonas que podrían ser peligrosas en este estado.
No recomendaría que cambiaras de lugar, deberás quedarte en la casa donde está el nido. Sería demasiado estresante para ti mantenerte en la mansión. Sé que las cosas entre ustedes dos serán difíciles pero por ahora se necesitaran el uno al otro, el bebé los necesita a ambos y tus feromonas terminan por tranquilizarlo.
Lamento decirte que algunos síntomas de los primeros meses volverán: nauseas, mareos y ciclos falsos, aunque estos ya deberían haberse detenido. Tengan mucho cuidado con los ciclos, ya que Lucius no puede tomar nada para controlarlos recomendaría que tu tuvieras un supresor alfa a mano así no reaccionas ante ello. - Explicó punto por punto, Lucius se tensó completamente pero trató de relajarse mientras recordaba los puntos. Todo sonaba bastante lejano y no sabía cómo manejarlo.
Tal vez luego los pediría por escrito para estar seguro aunque eso lo hiciera sentir como que si estuviera siendo castigado.
-Creí que ellos terminaban antes del séptimo mes. - Remus frunció el ceño confundido, Lucius casi dio un respingo al escucharlo porque no había notado lo extraño de esa parte. Los ciclos falsos era lo que lo había metido en este problema en primer lugar.
-Normalmente lo hacen pero no lo hará, ha tenido desequilibrio mágico y físico por lo cual hormonas que debería dejar de producir las sigue haciendo. Aunque no se preocupen, serán mucho más cortos, solos de treinta minutos. Él podrá encargarse solo de ellos pero tus feromonas ayudaran a que no sea un gran choque.
Por cierto, te daré una lista de lo que no podrás comer.
Sentirás debilidad muscular por no haber caminado por tanto tiempo así que luego de que te den el alta te recomendaría hacer caminatas cortas, no te sobre esfuerces. Un medimago irá diariamente o día por medio para revisar que todo esté bien.
Ahora ¿Les gustaría ver a su hija? - Les sonrió cálidamente cambiando el tema, sabiendo que lo anterior era algo incómodo para la pareja inestable, por la tensión de ambos notaba que era algo que tendrían que hablar luego.
- ¿Es una niña? - Lucius miró al medimago sorprendido, no había querido saber que era antes pero al parecer ya había revelado ese misterio. Prefirió centrarse en ello que parecía ser lo más seguro de todo lo dicho.
-Sí, lo es. - Remus sonrió un poco al decirlo.
-Entonces tenías razón respecto a que era una ella...- No pudo evitar sonreír un poco, era tan extraño. Remus parecía ablandarse cuando hablaban de la bebé y parecía que tendría que esperar para tener una conversación directa.
-Entonces solo relájate, no dolerá. - El medimago les sonrió con dulzura antes de sacar su varita, Lucius trató de relajarse sorprendiéndose al sentir la magia demasiado invasiva. Tal vez la falta de la suya propia hacía que estuviera más atento a los hechizos que ponían sobre él.
Pocos segundos después se proyectó una imagen encima de ellos, blanco y negro como una ecografía. Empezaron a escucharse suaves latidos y la pequeña se movió un poco como sabiendo que era observada.
Lucius no pudo evitar la sensación de culpa y desvió la mirada, encontrándose con la de Remus quien veía bastante absorto la imagen, con un brillo de cariño y adoración en sus ojos, incluso su rostro que había mostrado tanto cansancio se iluminó con una alegría vibrante. Tragó con fuerza y se obligó a ver de nuevo a ver sabiendo que sería muy difícil de perdonar que hubiera puesto en peligro a alguien que adoraba tanto. Estaba seguro que él si en este momento la tuviera en brazos tendría esa mirada.
-Ella... ella está muy bien. - Notó que el castaño apenas podía ocultar la emoción en su voz y eso solo hizo sentirse más culpable.
-Es una chica fuerte, estoy seguro que si lo peor hubiera pasado lograría sobrevivir en una incubadora mágica. Es muy terca. - Sonrió el medimago, Lucius no sabía si estaba mintiendo para calmar los ánimos o creía genuinamente en eso.
- ¿Su magia... no se vio afectada? - No sabía que preguntar y al hacerlo notó lo frío que sonaba eso, apretó los labios desviando la mirada cerrando uno de sus puños tratando de tranquilizarse.
Los otros dos lo miraron confundidos y al final el anciano habló.
-No, no lo fue. Aunque hasta que nazca no sabremos si tuvo algún daño que no podamos registrar con magia. - Acotó amablemente.
-Pero por ahora... ella está sana ¿Verdad? - Remus preguntó algo ansioso viéndose preocupado una vez más.
-Sí, por lo que podemos ver si. No tienes que preocuparte, mientras sigan los cuidados necesarios ella estará bien. - Trató de animar el mayor, Lucius se mantuvo callado sin querer interrumpir. Miró la imagen nuevamente tragando en seco para luego bajar su mirada a su vientre.
-Sé que la imagen puedes pero... ¿Se puede guardar también el sonido? - Remus le preguntó al medimago, aun los pequeños latidos se escuchaban y parecían haber calmado todo el lugar.
-Oh, sí. Pero tardaré un poco, vuelvo en unos minutos. - El anciano hizo un asentimiento antes de guardar cuidadosamente la imagen en un medallón que traía antes de retirarse. Ambos adultos que quedaron callados por varios segundos sin saber que decirse.
Lucius respiró profundo antes de verlo a la cara de nuevo.
-Lo siento, yo realmente no quería...- Trató de empezar pero no tenía idea de que decir, tenía que disculparse de muchas cosas y no sabía exactamente dónde empezar.
-Pero lo hiciste, Lucius no quiero pelear ahora. La he pasado lo suficientemente mal estás semanas. - Remus negó con la cabeza, cansado. Lucius asintió de manera suave tensándose un poco pero obligándose a relajarse.
No estaba en posición para reclamar nada.
-Lo entiendo. - Bajó su tono de voz sin saber si la conversación terminaría ahí, no quería que se fuera pero tampoco quería retenerlo más de lo que él estaba dispuesto.
-Como Draco no estaba Narcissa tuvo que decidir qué hacer en casos de emergencia. - Remus explicó unos minutos después, removiéndose un poco incómodo. El rubio asintió mirando hacia su vientre y apoyando su mano sobre él.
-La eligieron a ella. - Sintió un poco de miedo al decirlo pero luego agitó la cabeza, ambos estaban vivos solamente por pura suerte. No importaba realmente a quien habían puesto sobre quien, no necesitaba escarbar en eso ni plantear dudas respecto a ello, simplemente no estaba en posición para reclamar algo.
Notó la mirada del alfa y se la devolvió notando como este negaba con la cabeza alejándose un poco de la camilla, todo lo que la silla le permitía sin correrse.
-No. - Lucius lo miró sorprendido sintiendo que todo se congelaba a su alrededor. Lo miró incrédulo dejando caer sus manos a los costados y agarrando un poco lo que lo cubría.
- ¿Qué? Tú la adoras, no hubieras podido perdonar nunca que...- Empezó a hablar sintiendo la culpa latente empezar una vez más, no podía creer que a pesar de todo... de que fue su error...
- ¿Cómo iba a inclinarme por ella luego de lo que conversamos? Tú no estabas dispuesto a dar tanto. - Remus suspiró y se pasó la mano por el cabello, Lucius apenas podía imaginar lo duro que había sido para él. Él estuvo dormido por tres semanas pero el castaño había estado despierto, sabiendo que había una gran posibilidad de perder al bebé.
¿Por qué no ponerla primero?
-Estaba inconsciente en ese momento ¿Qué importaba lo que pensaba? - No pudo evitar que su voz saliera cortada, con toda la incredulidad que sentía.
-A mí me importa. - Gruñó con fuerza, Lucius se encogió por instinto y apretó los labios. Demasiado noble, demasiado Gryffindor ¿Por qué no podía... ser más egoísta? Tal vez se sentiría menos culpable si él dejara de ser así. Sintió el nudo en la garganta y desvió la mirada, pasaron varios segundos en silencio antes de que Remus volviera a suspirar. -Le puse Lucy, quería tener un nombre para... recordarla. Me alegro que siga aquí. - El licántropo sonrió un poco, cansado.
-Tu... ¿Cómo puedes...?- Bajó la mirada apoyando sus manos en su regazo mordiéndose el labio con fuerza incapaz de continuar la pregunta ¿Qué más podía hacer? Él no quería sus disculpas.
- ¿Puedo? - Preguntó de pronto, Lucius lo miró confundido hasta que entendió.
- ¿Oh? Si, claro. - Asintió poniendo sus manos a los costados tratando de no temblar. Había sido un movimiento idiota, tratando de obtener un poco más de su normalidad había hecho temblar todo lo que con mucho esfuerzo había logrado construir.
Ahora se sentía de nuevo en el inicio, con una pared que los separaba una vez más.
Se estremeció al sentir que apoyaba su mano sobre su vientre pero lo dejó.
-Hola. - Murmuró con voz suave, la pequeña se movió un poco como entendiendo y eso le sacó una sonrisa al menor.
Lucius trató de no temblar, ese amor incondicional, ese amor que... ¿Por qué era tan indiferente a eso? ¿Cómo pudo haberse plantado frente a todos sus ancestros por su bebé y cuando empezó a cambiar realmente su vida, haberlo dejado de lado?
Se sentía angustiado.
Con Draco había sido más fácil, tal vez porque él no era quien lo estaba gestando. Aun recordaba esa sensación de orgullo cada vez que pateaba, Cissy se veía tan cansada pero ella se había involucrado en todo. La ropa, la habitación, la cuna, los juguetes, nada podía ser del futuro bebé sin pasar por ella.
Ella había sido una buena madre, él no había podido serlo en lo absoluto.
Por un lado quería estar solo en ese momento pero no dijo nada, respiró profundo y trató de concentrarse nuevamente en la suave presencia de su pequeña. Cuando había estado mucho más adolorido eso lo había calmado, él por supuesto que la amaba pero... ¿Por qué tanta indiferencia?
-Lo siento. - No pudo evitar repetirlo, no quería provocar lastima así que trató de que su voz no saliera tan angustiada como se sentía.
-Las disculpas no cambian nada, pronto ambos estarán bien si pueden seguir las indicaciones del medimago. - No alejó su mano, sonriendo suavemente. La niña no se había movido de nuevo pero seguramente debía estar imaginándose los pequeños latidos de su corazón.
-Podría guardar la varita en un cajón con llave para no tratar de utilizarla. - Murmuró, recordando las advertencias del medimago. Remus suspiró y apartó su mano asintiendo aunque luego frunció ligeramente el ceño.
-Has lo que quieras, Lucius. Si al final haces lo que quieres, solo cuídate y si no puedes hacerlo por ella, hazlo por ti. - No pudo evitar sentirse un poco lastimado ante eso pero sabía que tenía razón, no podía esperar que después de eso todo estaría bien.
-Bien. - La incomodidad volvió, la burbuja se había reventado. El patriarca suspiró y pasó su mano por su cabello una vez más sin decir lo mal que se encontraba este, necesitaba un baño que pudiera relajarlo pero no veía caso quejarse ahora. -Lucy, es un bonito nombre pero demasiado parecido al mío. - Admitió.
-Yo espero que no saque tu personalidad - Y a pesar de lo que decía su tono no fue rencoroso, más bien algo divertido. Lucius sonrió de lado queriendo estirar su mano y atrapar la del otro pero sabía que ese gesto sería rechazado.
-Es un poco irónico ponerle un nombre así y esperar que no se aparezca. - Se burló ligeramente, tratando de no ser venenoso ni de romper esa conversación nuevamente.
-A mi madre siempre le gustó el nombre de Lucy. Le hubiera gustado tener una nieta con ese nombre. - Admitió el menor pasándose la mano por el cabello una vez más, sonriendo de manera suave al recordar a su madre. Lucius trató de hacer memoria de si alguna vez le había hablado de ella, a veces lo hacía pero había sido muy poco. Mayormente hablaba de sus padres en un conjunto y no por separado.
-Oh. - No supo que más decir, sonaba demasiado íntimo y se sorprendía que lo hubiera compartido con él a pesar de las circunstancias.
-Además, ella también será tu hija. Sé que no es nombre que tiene que ver con las constelaciones y estrellas pero...- Movió su mano sin terminar la oración, Lucius lo cortó enseguida sin esperar a que siguiera hablando.
-Es muy bonito. - Era bonito y corto. Sonaría y se vería bien. Era tan fácil visualizar a Remus con el bebé en brazos que ahora sabía que si sería la princesita que él esperaba.
Que hubiera estado a punto de arruinar eso por una estupidez le pesaba bastante y sabía que tal vez nunca sería perdonado del todo.
-Lo es. - Remus sonrió levemente, casi orgulloso consigo mismo.
-También sería bueno que si... su personalidad no se pareciera tanto a la mía. Seguramente se parecerá a ti. - Habló con cuidado luego de unos segundos de silencio notando los ojos mieles de nuevo en él. Tragó en seco tratando de mantener la mirada pero se encontraba avergonzado.
-Siempre se puede corregir y aconsejar mientras crece. Será una bonita princesita. - El castaño sonrió, ninguno hizo amago de querer acercarse más al otro.
-La amaras mucho. - Estaba convencido de eso.
-La amó mucho. - Afirmó el licántropo relajándose un poco.
-Lo sé... yo, lo sé. - Suspiró y estiró su mano apoyándola sobre la de él sintiéndose aliviado cuando no se apartó a la primera. Remus lo miró y le dio un pequeño beso en la frente. A pesar de esos gestos no tenían la misma calidez que antes, todo parecía tan cauteloso, como que si estuvieran caminando sobre hielo que se rompería bajo sus pies en cualquier momento.
-Eres tan complicado... y cuando te equivocas ni siquiera sabes cómo arreglarlo. - Remus negó con la cabeza alejando su mano de la de él, poniéndolas dentro de sus bolsillos. No parecía muy enojado, más bien cansado y triste.
-Draco también es mi hijo. - No quería poner excusa tras excusa pero no sabía que otra cosa podía decir. No quería victimizarse en lo absoluto.
-Y parece ser el único que te importa. - El castaño lo miró con seriedad haciendo que se tensara.
- ¡No! Yo...- Respiró profundo tratando de calmarse, notaba sus propias feromonas arremolinarse y sabía que si él las sentía el licántropo las podía notar más claramente. -Solo... no creí que...- Sabía que no había nada que decir, en ese momento nada arreglaría la situación.
-No hablaremos de eso ahora, trata de calmarte. - Se levantó apoyando su mano en la cabeza del patriarca por unos segundos como despedida. -Le diré a Draco que ya puede pasar. - Dijo mientras caminaba hasta la puerta.
-Él no es el único que me importa. - Lucius alzó la voz para que lo escuchara sabiendo que podía ser ignorado fácilmente.
-Pues te esfuerzas mucho para que parezca que sí. - Lucius abrió la boca para refutarle pero luego bajó la mirada, suspiró cerrando los puños sintiéndose bastante angustiado cuando se fue. Respiró un par de veces tratando de no verse tan afectado como se sentía, apoyó su mano sobre su vientre acariciándolo ligeramente.
¿En serio tenía que perderlo todo para notar lo mucho que le importaba?
-Padre ¿Están bien? Te ves pálido. - Alzó la mirada al notar la presencia de su hijo y trató de sonreírle. Sentía que sus manos estaban temblorosas y el nudo en la garganta crecía, ni siquiera sabía qué hacer en ese momento.
-Lucy. - Murmuró el nombre de la bebé recordando que Draco aún no debía saberlo, dudaba mucho de que Remus le hubiera informado. El rubio menor lo miró confundido antes de sentarse cerca de él y agarrar su mano. Lucius agradeció el gesto.
- ¿Disculpa? - Preguntó el menor frunciendo ligeramente el ceño.
-El nombre de tu hermanita es Lucy, para que puedas ponerlo en tu próximo regalo. - Draco lo miró con una mezcla de extrañeza y sorpresa antes de reír.
-Lucy, suena bien. Lo haré grabar en oro. - Prometió con una sonrisa.

No te metas con el lobo.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن