Las cosas que cambiamos.

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Había buscado información y eso lo había guiado ahí. No sabía mucho del mundo muggle y se quería conseguir lo que quería necesitaba ayuda, debería haber mandado a un intermediario pero había decidido hacerlo por sí mismo.
Se había puesto su túnica azul oscura, atado el cabello y agarrado su bastón, no había podido evitar ponerse guantes ya que sabía con quién trataría.
El viaje en carruaje fue largo pero no conocía el lugar para aparecer así que estuvo repasando mentalmente porque hacía esto. No era solo por Remus, ese negocio le había gustado y necesitaba saber más, lamentablemente los muggles eran quienes lo manejaban e iba a necesitar la ayuda de un mago que conociera todo de allí al menos en un principio.
Entró al edificio notando que se veía mucho mejor adentro, parecían oficinas ordenadas manejando artefactos muggles. Podía escuchar algunos tintineos y sacó la tarjeta que traía, fue directo al ascensor sabiendo que era al piso más alto donde se dirigía.
-Oficina tres. - Él podía ser amable, el mundo estaba cambiando y él tenía que adaptarse si no quería quedar anticuado. Los sangre sucia y mestizos estaban escalando en la sociedad mágica así que iba a tener que enfrentarse a esto tarde o temprano.
-Señor Malfoy. - El chico era alfa, con un gafete que decía su nombre, tenía grandes anteojos en su rostro y cabello algo tupido. A pesar de que estaba sentado podía notar que era alto y aunque su apariencia apuntaba a alguien calmado podía notar que era fuerte.
-Necesito una guía para comprar algo en el mundo muggle, lamentablemente no creo que esa cantidad de dinero los muggles lo intercambien con efectivo. - Explicó sin sentarse, notando el televisor conectado a un teclado. Remus alguna vez le había dicho el nombre de esas cosas.
-Entiendo. Voy a recomendarle alguna bibliografía que lo ayudara y creo que puede volver en unos diez días. - Ni siquiera lo miró, siguió firmando los papeles y el omega no pudo evitar golpear un poco la punta del bastón contra el suelo para hacerlo levantar la mirada tratando de controlar su enojo.
-Tres días. - Habló en tono neutro.
- ¿Disculpe? - El alfa lo miró frunciendo el ceño.
-Lo máximo que esperaré son tres días ¿Acaso creyó que vine aquí sin informarme de cómo funciona? No creo que le digan eficiente a alguien que tarda una semana para poder decir como comprar un solo maldito artefacto muggle. - Se burló agarrando más su bastón, inclinándose solo un poco.
-No se si no se da cuenta, pero usted ya no tiene el mismo poder que antes. - El chico fue especialmente venenoso y Lucius se preguntó si había tenido un pariente muerto en la guerra.
-Padres muggles ¿Verdad? Creo que me estas enseñando que tan desagradables y poco profesionales son los sangre sucias. Gracias por recordármelo. - Habló con desdén alzando la barbilla. -Los muggles no saben criar magos. - Atacó directamente.
- ¡Si usted cree que trataré a un mortífago como trataría a...!- el muchacho se levantó casi golpeando la mesa con la mano pero se calló antes de terminar la oración. Parpadeó sorprendido mirando hacia el patriarca y luego a los papeles.
Lucius le sonrió. Oh, sabía cómo se estaba sintiendo ese alfa de baja categoría, las feromonas de un omega en espera siempre inducían la calma para los de su especie. El muchacho debería estar sintiéndose entre avergonzado por su arrebato y confundido por la calma, estaba seguro que ese chico no sabía más del mundo mágico de lo que vio en Hogwarts por lo tanto no sabría diferenciar las feromonas de omega de alta categoría en espera ni como lo estaban manipulando.
- ¿Qué decías? - Presionó casi burlándose.
-Lo siento señor, puede volver en tres días. - Sacó dos revistas y un libro -Esto debería leerlo, ya que hará una compra con un vendedor muggle... para saber a todo lo que se refiere. - Notaba el nerviosismo el más joven.
-Muchas gracias. - Sacó su pañuelo y achicó lo que se le dio, envolviéndolos en el pañuelo antes de guardarlo en el bolsillo. El chico ni siquiera desconfió de que sacara su varita y parecía un cachorro pateado, sin siquiera ofenderse de que el patriarca no hubiera tocado los papeles exactamente porque él lo había hecho.
Firmó algunos papeles y dio un asentimiento como despedida, saliendo del lugar sonriendo con algo de malicia. Sus feromonas eran muy bajas y la mayoría en el lugar eran betas, lo habían enviado con un alfa para evitar cualquier intimidación pero eso les había salido mal en su jugada.
Subió a su medio de transporte y se quitó los guantes, por un par de meses sería bastante intocable. El instinto era bueno por esa parte.

No te metas con el lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora