Capítulo 3

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Minutos previos, debido a la ausencia de su colega, Wong, entre preocupado y confundido, se vio obligado a dejar su libro sobre una mesa y encaminarse hasta llegar a la habitación del Hechicero Supremo. Su mano empuñada estaba preparada para tocar la puerta, pero escuchar la voz de Stark lo freno. Su cara se descompuso en una expresión estupefacta, su ceño fruncido resulto clara evidencia de su confusión, planteándose distintas cuestiones: ¿cómo es que entro? ¿Qué hace en el cuarto de Stephen? ¿Acaso durmieron juntos? Pese a la curiosidad que aquello le causo, pensar en las posibilidades sólo aumento su asombro, así como su retirada al creer que si osaba atravesar esa puerta podría encontrar una imagen incómoda y difícil de sacar de su cabeza, por lo que termino huyendo a Kamar-Taj, después de todo, había encontrado la respuesta a el porqué de la ausencia del hechicero de cabellera azabache.


El interior de la habitación quedo en un silencio sepulcral y Stephen sin reacción alguna. Realmente desconcertado, sólo se mantuvo viendo fijo a su contrario con un gesto que se inclina por el asombro. Unos segundos tuvieron que transcurrir para que esa sorpresa se convirtiera en indescriptible enfado.

Bajo la mirada, su quijada se tensó y los dedos de aquellas manos se cerraron formando unos puños. Las ganas de golpearlo eran contundentes, mas se abstuvo de hacerlo por la compleja circunstancia que lo aqueja, deseando con todo su ser recuperar su cuerpo y darle unos buenos golpes en la cara, pese a que, por el delicado estado de sus manos, seguramente le dolería más a su persona que al otro.

Todo ese enojo no demoro en transformarse en frustración, al punto de llevarlo al borde del llanto, que le hizo girarse y darle la espalda, conteniendo las lágrimas que advertían por salir, restregando su ahora rostro con ambas manos, padeciendo esa horrible sensación de tener un nudo en la garganta. Por nada del mundo se pondría a llorar como un niño indefenso frente a él, considera que ya suficiente motivos de burla ha dado como para dar más. 

Tenía ganas de huir, de correr y no tener que verle la cara más y, mucho menos, dirigirle la palabra. Darse cuenta que eso es imposible, sólo amerita que su estado emocional este al borde del colapso. 

Sin más opción, se propuso no hacer un drama. Tuvo que optar por tomar las cosas con calma, después de todo, el fondo de su ser sabe que tiene razón y que no dijo nada que no fuera verdad, aún así, no deja de lastimar.     

Por su parte, Tony permaneció de pie, en silencio, sintiendo el imparable temblor en esas manos, mientras procesa toda esa locura. Le cuesta creer lo que está pasando. Pronto se sintió arrepentido por lo que dijo, cuando se percato de la enorme frustración del hechicero. En su defensa, lo extraño de la situación le provoca mal reaccionar.  

Un movimiento brusco que realizo el hombre, hizo salir a Tony de sus cavilaciones y que posará la vista en él, viendo, perplejo, como se dirige a la puerta. Varias interrogantes pasaron por su mente, las cuales tuvieron una respuesta pronta.

—No te quedes ahí como idiota y camina—dijo con hostilidad.

La actitud le disgustó. Al igual que el hechicero, también se encuentra muy irritable por lo acontecido. Estaba a punto de respingar por hablarle de ese modo, pero cerró la boca al ver que el otro ya lo había abandonado. Lo siguió y en pos de él, una tela de tono carmesí. Arribaron a un sitio que al instante reconoció, viendo con intriga las acciones del otro.

El hechicero, lo más rápido que puede, coge varios tomos de duras pastas y antiguas hojas.   

—Supongo que sabes leer...—habló carente de ironía, arrojándole un libro en la cabeza.

—¡Auch!—se quejó, llevando su mano al área donde recibió aquel golpe—. Oye, ¿qué te cre...?

La interrogante quedo en al aire. Sus ahora ojos verdosos se engrandecieron al ver como la capa de levitación, impulsada por su instinto protector, se arrojó en contra de aquel cuerpo de cabellera castaña, el cual soltó un grito por lo inusitado del ataque, tomándolo desprevenido, enrollando su cabeza con aquellas fibras de algodón de tono carmín.

Un pequeño accidente (IronStrange)Where stories live. Discover now