Capítulo 12

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Mientras aquello se desenvolvía, Tony, bastante molesto por las palabras de Clint, los gestos de Wanda y la destrucción de su amado taller, apenas logra asimilarlo, pensando quien podría ser el responsable de dicho desastre y, lo más importante, si el ataque es de asunto personal o simplemente fue mera coincidencia que el artefacto explosivo cayera ahí. 

Posteriormente de realizar una vasta inspección en el lugar, sin encontrar a un culpable, todos quienes se encontraron ahí se dispersaron, quedando únicamente los hombres que padecen el hechizo. Mas poco duraron solos, pronto apareció el joven Parker con una expresión llena de pasmo. 

—Señor Stark, lamento lo sucedido a su taller. 

El aludido estaba a punto de contestarle, pero se calló al acordarse del hechizo que padece y la discreción que Strange tanto le ha pedido. De repente el entorno se quedo en silencio, debido a que el hechicero, distraído, paso inadvertido el comentario del castaño.     

—Stark...—le dio un leve codazo—. Te hablan—musitó el ingeniero.

—Ah sí, ¡perdón!

—¿Se siente bien?—interrogó con genuina preocupación.

—Sí, estoy bien, Parker.

—Mmh...—tarareó, examinando sospechoso al duo con gran detenimiento—. Ya sé lo que está pasando aquí, eh. 

—¿En serio?—repuso Stephen confundido—. ¿Lo sabes? 

—Sí. No necesitan ocultarlo más.

—¡Es lo que le he dicho!—clamó Tony.

—Estoy muy feliz por ambos—los abrazó—. El señor Wong no lo creía, pero yo siempre supe que estaban hechos el uno para el otro. ¿Cuándo lo hacen oficial?—inquirió con el entusiasmo propio de un joven de su edad. 

—Ahm... Creo que estás confundido. Él no es mi pareja—contradijo el doctor.

—¡Ay, por favor! Los vi besarse...

—Era un experimento—se justificó veloz—. No había nada romántico en eso y, por favor, te pido discreción con el tema.

Peter hizo un tierno puchero y a punto de objetar al respecto, el sonido de su teléfono celular lo detuvo. Extrajo el aparato de su mochila y dio respuesta al mensaje que llegó, sin dejar de sonreírle a la pantalla, gesto que Tony percibió suspicaz.

—Me tengo que ir—pronunció el joven, guardando el celular.

—Hey, hey—detuvo los pasos de su pupilo—. ¿Adónde vas?

—Quede de verme con un amigo, señor, digo, papá, digo, doctor Strange—respondió presuroso—. Nos vemos—salió disparado.

—¿Por qué todo mundo cree que somos pareja?

—Ah, no lo sé, quizás sea por el hecho de vernos juntos en situaciones extrañas y comprometedoras—contestó con un tono ácido, echándole un vistazo melancólico a lo que era su taller.   

—¿Quién crees que haya sido?—preguntó curioso el doctor.

—Un bastardo que quiere joderme la existencia. Pudo haber sido cualquiera. Es más, no dudaría un instante que esto fuera obra de Barton o la bruja—expresó lleno de furia—. No me llevo nada bien con ese par. 

—Se nota que tienen algunas rencillas, pero creo que es un poco exagerado acusarlos de esa manera. 

—Como sea, ya arreglaré esto—arrojó un suspiro y trató de restar importancia al asunto—. De cualquier forma, no puedo maniobrar ni una simple llave con estas manos—pronto se dio cuenta de lo estúpido que fue, recordando lo susceptible que Stephen se pone con el tema—. Mierda...—agrandó los ojos, los cuales después cerró, arrugando su nariz—. Lo siento—se disculpo lo más rápido que pudo, ubicando sus dedos en el puente de su nariz—, no debí decir eso.

Un pequeño accidente (IronStrange)Where stories live. Discover now