Capítulo 20

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Bien dicen "la curiosidad mato al gato" o "el que busca, encuentra", definitivamente los dichos aplican perfectamente a su actual situación. Se arrepiente andar de curiosito, porque aquello ahora solo le produjo una extraña y mixta mezcla de sentimientos que, en su mayoría, son negativos. Aunque, dentro de todo lo malo, se dio cuenta lo parecidos que son, las historias de vida tan similares que comparten y eso, de alguna forma, logro emocionarlo. A ti también te han roto el corazón, afirmó para si mismo, hundiéndose en viejos recuerdos del pasado que involucran a un antiguo amor de blondo cabello. Recordar los buenos tiempos que vivió a su lado genero una sonrisa en sus fauces, llena de amargura. Lastimosamente, los recuerdos malos pesan más que los buenos. Tal vez pesa porque al hombre lo amo tanto, incluso más que a la señorita Pepper Potts, por lo que la imagen del soldado clavando su escudo en él, es dolorosa, así como el hecho donde la balanza no se inclino a su favor. 

Sus ojos regresaron a la pantalla del aparato, repasando, sin poder evitarlo, los caracteres cargados de sentimientos, inundando su persona de mucha furia. Lo enervó de una forma intensa que le hizo perder los estribos y lo condujo en la inevitable destrucción de dicho objeto. Tan pronto termino, reparó en sus acciones que rayan en lo extremo... En lo exagerado. Recobrando su racionalidad, se asustó enormemente al darse cuenta de lo que fue capaz. Ese grado de impulsividad era nuevo, inclusive para él. Tragó saliva, viendo el celular roto en el suelo. Ni tiempo tuvo de actuar o idear algo, enseguida, el oportuno de Stephen tocó la puerta. 

—Tony—lo llamó, adentrándose en la habitación—. ¿Qué paso contigo?

—Ahh... y-yo... E-ehhh...—balbuceó. Su rostro pálido y mortificado preocupo a su contraparte.

—¿Qué sucede?—se acercó a él, observándolo con extrañeza—. ¿Qué hiciste?—en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, sintió que piso algo, obligándolo a bajar la mirada—. ¿Y esto?—frunció el ceño en señal de confusión. Se agacho y cogió su quebrado celular, sin dar crédito a la imagen, sin entender nada, sin poder encontrar una explicación coherente.  

—Y-yo... estaba buscando el cargador y-y abrí el cajón, lo tiré de accidente. ¡Fue un accidente!—clamó nervioso y exaltado—. Lo siento, n-no era mi intención. Te juro que ni yo sé como paso—expresó verdaderamente aterrado, como si hubiera cometido un grave delito. Aquello espanto un poco a su contrario, nunca lo había visto así de asustado y eso lo desconcertó, por lo que optó por tomar una actitud relajada ante el incidente. 

—Tranquilo, Tony—le ofreció una sonrisa para darle calma—. No pasa nada.

—Stephen, yo... Perdón.

—En serio, cálmate. Te va a dar algo—sonrió incrédulo de verlo tan lleno de pánico—. Es solo un celular, no es como si hubieses destruido mi vida—trató de restarle importancia al asunto—. Tranquilo.

—Discúlpame. Prometo que te voy a comprar otro. 

—Descuida. Creo que puedo vivir sin un celular. A decir verdad, casi no lo ocupaba. Lo material no es importante. Wong siempre dice que apegarse a lo material, es desapegarse de lo espiritual. 

—Aún así... aunque lo tengas guardado en un cajón, juro que te lo voy a reponer. 

—Sé que eres lo bastante obstinado y no aceptarás un "no" como respuesta—resopló.

—Sí, soy terco como una mula.

—De acuerdo, tú ganas. Ahora, por favor, Tony "destructor de celulares" Stark, promete no tocar ninguna reliquia del santuario. ¡Wong me mata si rompes una reliquia!  

—Ok, maguito, prometo ser un buen niño.

—¡No exageres! Ambos sabemos que eso es imposible—soltó una risita—. Solo promete no tocar nada.

Un pequeño accidente (IronStrange)Where stories live. Discover now