Capítulo 19

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La mujer de cabello platinado había regresado a su dimensión, donde llora por un amor que no puede ser. Una parte de su persona se siente engañada, aunque Stephen siempre fue claro con ella y le hizo ver que su trabajo es lo más importante en su vida, jamás la ilusionó con la idea de que serían algo más y aún así, su desdichado corazón, termino roto e ilusionado.  

Cuando vio aparecer aquel hechicero de piel oscura, su corazón se puso en alerta. De inmediato, Mordo explicó el motivo de su visita, exponiendo a través de elocuentes palabras las razones por las que debería convertirse en su aliada. La dama de indumentaria violeta, lo escucha con atención y sumo interés.

—...querida Clea, ¿sabes que tenemos en común tú y yo?

—¿Poderes mágicos? 

—No, querida—negó, mostrando sus blancos dientes—. ¿No te das cuenta? Compartimos el mismo sentimiento por Stephen Strange.

—Ehhh...—vaciló por un momento—. ¡Espera un momento!...—sus azules ojos se abrieron de par en par y sus labios se dejaron caer—. ¡¿También estás enamorado de Stephen?!—inquirió con terror en su rostro. 

—¡¿Qué?!

—Porque yo amo profundamente a Stephen y si dices que compartimos el mismo sentimiento, eso quiere decir que tú...  

—Oh... ¡No! Por supuesto que...

—Eso explicaría tu desmesurada sed de venganza contra él...

—¡Clea, es suficiente! Es asqueroso lo que insinúas. ¡Por favor! Ambos sentimos un profundo odio por él. Nos ha hecho daño y debemos hacerlo pagar por eso—cogió su mano—. ¿Acaso no quieres desquitarte de ese hombre que te rompió el corazón? De ese ser despreciable que solo te utilizo. ¡Vamos! Tú eres una mujer bella e inteligente y si aceptas convertirme en mi aliada, podremos conseguir derrotarle y sanar esas heridas. 

—No puedo creer que me pidas esto—expresó incrédula y ofendida.

—¿Por qué? Reconozco el gran potencial que tu ser guarda. Eres muy poderosa y... 

—Cierra la boca, ¿sí? A ver, estás muy equivocado si crees que te vas a aprovechar de mi vulnerable corazón. ¿Qué palabra no entiendes de que lo amo? ¿Eh? Sí, Stephen podrá ser un idiota, pero yo quiero a ese idiota. Lo amo tanto que no soy capaz de hacerle daño y mucho menos herirlo—dijo firme. En el fondo aunque le duele, desea su bienestar a pesar de todo—. Así que hazme el favor de irte—gritó furiosa—. ¡Ah!—le estrechó de sus ropas—, y si me enteró que le haces algo o lo lastimas, te voy a hacer pagar—amenazó—. ¿Te quedo claro? Ahora si, lárgate de mi vista—lo corrió, no sin antes darle un buen empujón. 

Claro esta que Mordo se marchó, sin poder conseguir nada de lo que se propuso, al contrario solo obtuvo una amenaza muy contundente.


En otro espacio del santuario, lleno de gruesos libros, Strange, apurado y con ayuda de su capa, trata de hallar una solución a su peculiar problema, actividad que realiza en pleno silencio, haciendo del ambiente algo incómodo, especialmente para Tony, quien adora trabajar con música a su alrededor. La situación lo lleva al límite del aburrimiento. Se siente inútil por no poder ayudarlo, pero en esos asuntos de la magia se considera un estorbo más que una ayuda. Quería hablarle, conocer más acerca de su persona, porque aun a esas alturas, el hechicero le resulta un misterio muy interesante y excitante para su vasta curiosidad. Se abstuvo de cruzar palabra con él, sabe que de hacerlo solo lo va a distraer y piensa que ya bastantes problemas le ha ocasionado. Tumbado en un sillón, intenta entretenerse con su celular, mas aquello no logra su concentración.       

Un pequeño accidente (IronStrange)Where stories live. Discover now