Capítulo 13

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A raíz del peculiar accidente, se dio cuenta que la vida del hombre detrás de Iron Man no era tan pintoresca como pensaba. Percibió ese mar de desilusiones y tristezas en el que está envuelto, infiriendo que esa es la explicación al porqué lo busco, a pesar de los roces y las discusiones que se desatan gracias a sus difíciles temperamentos.

¿La respuesta lo sorprendió? Sí, definitivamente. No le asombro el contenido, pero si el tono, si la sinceridad que desbordó en sus palabras. Es claro que Tony Stark no es una persona que se abra fácilmente.  

Se quedo estático y callado, dando cabida a un silencio verdaderamente abrumador para el más ruidoso de los dos, quien, asustado, notando lo sincero que fue, se retracto al instante y, por ende, intento cambiar el rumbo de sus palabras.

—Ahm, digo, para hablar y esas cosas... no-o porque tú me...—se calló al verlo retomar su asiento con tremenda serenidad en su rostro.

—No necesitas dar explicaciones. Soy consciente que debes sentirte muy desesperado para querer estar con alguien como yo—declaró serio, evitando el contacto visual. 

—¿Eh? 

—Es obvio que tus miles de problemas te orillaron a acercarte a la persona menos indicada. 

Tony lo miró confundido. 

—¿Por qué piensas que eres el menos indicado?—preguntó curioso.

—¿Acaso no es evidente? ¿Estos dos días no han sido suficientes para darte cuenta que... no soy bueno para consolar a las personas?

—Stephen, ese día no vine a lloriquearte mis problemas, ¿ok?—aclaró—. Sólo... quería distraerme, salir, pasar un buen rato. 

—Y lo eche a perder. Sólo te di más problemas—mencionó cabizbajo.

—Odio admitirlo, pero asumo que fue mi culpa.

—No... no fue tu culpa...—meditó—. Ok, ¡si fue tu culpa! Ni como negarlo—trató inútilmente de hacerlo sentir mejor, desbordando su brutal honestidad.

—Gracias, me siento mejor—espetó sarcástico y juguetón—. Deberías ser psicólogo.

—Aunque lo digas con ese tono, déjame decirte que sería un excelente psicólogo.

—Como sea. Debo decir que... aunque tú lo lamentas tanto, yo... No me arrepiento de nada.

—Eso me queda claro, idiota. Te has divertido dejándome en ridículo. 

—Sí, pero aparte... Gracias a este pequeño accidente, no sólo he logrado olvidar todo lo malo, sino que me ha dado la oportunidad de conocerte y darme cuenta que... no eres tan malo como pensé.

—Tú eres justo como pensé que serías y, aún así, me agradas—lo miró y le dedico una sonrisa discreta—. Quizá tenías razón cuando insistías en esa idea que esto podría significar una oportunidad para llevarnos bien, creo que esta funcionando. 

—Siempre tengo razón, querido. 

—Bien, es momento de dormir. La falta de sueño me esta haciendo darte la razón y eso me asusta—bromeó—. Espero, ahora que abrimos nuestros corazones, según la lógica de las películas que ves, despertar y regresar a la normalidad—comentó con dejo burlón. 

Ambos se levantaron, dirigiéndose a las habitaciones donde durmieron la noche anterior.

Stephen, se sentó en el borde de la cama, soltando un pesado suspiro y pensando en todo lo sucedido, en especial, ese momento en el que sus labios fueron a parar en tan curioso lugar y las sensaciones que lo abordaron, llenándolo de mucha confusión, aunque también de entusiasmo y emoción. Se recostó y esta vez, pudo cerrar los ojos con más tranquilidad, pese a su situación, se siente menos estresado y más relajado, incluso, más contento, por lo que pudo conciliar el sueño sin mayor dificultad. 

Un pequeño accidente (IronStrange)Where stories live. Discover now