Capítulo 23

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Una vez que Loki realizo su buena acción del día, se marcho entre jocosas risitas, no sin antes disfrutar por un momento los rostros llenos de pasmo del soldado y la agente.  

Sin duda, el más asombrado es Steve, lo dicho por el azabache es realmente difícil de procesar. Anhelaba la verdad, la ansiaba, rayando en lo obsesivo y ahora que la tiene, simplemente no puede creerla, su mente la rechaza. Es inadmisible.   

—Okey...—la rusa fue la primera en reaccionar, ensanchando una sonrisa con tintes de incredulidad—. Eso suena más estúpido que...—detuvo su hablar al visualizar a su amigo más blanco que un papel, completamente turbado, en un estado de shock.

Las fuerzas en sus piernas se pierde, no resiste más seguir de pie, siente que en cualquier momento flaquearan, así que, como pudo, tomo asiento en una silla cercana, mientras un incesante temblor recorre su consternado ser. Su respiración se agito y su mirada luce perdida. Llevo una de sus manos a su cabeza. Lentamente asimila lo dicho por el Dios y cada vez que sus recuerdos lo invaden más se convence que, desafortunadamente, es verdad. Estúpido, absurdo, disparatado, pero verdad.   

Natasha lo observa con genuina preocupación, asombrada que él creyera en el disparate que Loki pronunció. En contraste a su amigo, ella sigue bastante escéptica al respecto.   

—Me estás asustando—comentó seria—. ¿En serio le crees a alguien como Loki?—preguntó realmente impresionada que crea en las palabras de un sujeto que se hace llamar "el Dios del Engaño"—. De verdad, ¿crees en su mentira?—insistió debido al prolongado silencio de su amigo—. ¡Steve!—gritó, exigiendo una respuesta.

—No es una mentira—tragó duro—. Es verdad—aseguró en un tono apenas audible. 

—No seas absurdo, estamos hablando de Loki, seguramente quiere...

—Nat—rompió las suposiciones de la agente—, me cuesta aceptarlo, pero... ¡Es verdad!—gritó alterado.

—Steve, cálmate.

—¿Cómo pude ser tan estúpido?—cuestionó, golpeando la superficie de la mesa—. Debí darme cuenta cuando me llamo Capipaleta.

—No... no puede ser, porque... de ser verdad, eso quiere decir que... a quien golpeaste... 

—Fue a Tony—completó sintiéndose estúpido y miserable—. ¿Te das cuenta? Todo este tiempo me la pase peleando con Tony—declaró afligido y consternado, con un semblante descolorido—. Yo queriendo reparar las cosas entre nosotros y solo termine destrozándolas más. 

—Que ironía—musitó perpleja—. Odio tener que decírtelo, bueno, para ser sincera, no... ¡Te lo dije! ¡Te dije que no te involucrarás!—exclamó con un poco de reproche, aunque disfrutando en demasía que tiene la razón—. ¿Ves? Si hubieras hecho caso...

—¡Yo que iba a saber que... intercambiaron cuerpos!—argumentó en su defensa un tanto irascible y desencajado—. ¡Por Dios! Cuando me iba a imaginar que eso podría ser posible—mencionó estupefacto—. Te lo juro, si hice todo lo que hice fue porque estaba preocupado. Mis intenciones hacia él nunca fueron malas...

—Y sin embargo, lo lastimaste. 

—No fue a propósito.

—¿Y tú crees que eso a Tony la va a importar?—inquirió cruzando los brazos y ladeando la cabeza, viendo como el rubio realiza una mueca triste ante la interrogante—. Ahora que sabes el verdadero motivo que los mantiene juntos, ¿qué vas a hacer?

No respondió de inmediato, pronto sus pensamientos lo abordaron. Por un lado tiene un rayo de esperanza al saber que el verdadero motivo esta relacionado con un hechizo y no porque estén enamorados. Piensa, en su forma siempre optimista, que aun tiene una oportunidad, sí, pequeñísima, pero una oportunidad al final, tal vez no todo está perdido. No obstante, la esperanza cae en miles de pedazos al recordar lo mucho que ha peleado con Tony, lo mucho que lo ha decepcionado, lo tanto que le ha fallado. En sus intentos desesperados por querer arreglar las cosas entre ellos, nunca se hubiera imaginado que estaba haciendo todo lo contrario. 

Un pequeño accidente (IronStrange)Where stories live. Discover now